"Yo me quedaba totalmente solo", dice Raphael cuando recuerda cómo empezó el drama que lo tuvo al borde de la muerte a principios del siglo XXI. El cantante, en esa época, era el protagonista de la obra de teatro musical "Jekyl y Hide", a la que hoy recuerda como su mejor trabajo desde el punto de vista artístico.
Raphael acaba de anunciar a través de un comunicado que fue diagnosticado con un linfoma cerebral primario, un tipo de cáncer cuyas causas no han sido determinadas con certeza médica pero que hasta ahora estadísticamente coincide con pacientes que han tenido un trasplante de higado o que tienen el sistema inmunitario debilitado.
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En el año 2002, Raphael fue diagnosticado con una enfermedad hepática irreversible. Entonces su familia se enteró de un secreto largamento ocultado por el cantante: era alcohólico.
"Se bebía los minibares de los hoteles", revela un amigo de Rapahel en el documental "Raphaelísimo".
Desde septiembre de 2000 y durante seis meses el cantante se presentó con disciplina a las cinco fuciones semanales en el Teatro Apolo de Madrid. Luego comenzó una temporada en Barcelona.
Su co protagonista, la actriz Marta Ribera, recuerda:
"Teníamos un duo que cantábamos y que era muy salvaje y recuerdo tener sus ojos aquí delante y saber que estaba sufriendo muchísimo"
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Pero para el resto de las personas, incluso para su familia, Raphael mantenía oculto ese sufrimiento.
"La gente que salía a verme no podía pensar que yo estaba enfermo. Pude taparlo a mi familia porque ellos estaban en Madrid y yo estaba haciendo la temporada de dos meses en Barcelona".
¿Por qué le trasplantaron un hígado infectado a Raphael?
De regreso a Madrid, Raphael fue al médico, quien lo revisó y luego se le quedo mirando y le dijo: "Tu estás bebiendo". El Divo de Linares confesó la verdad y ahí comenzó el drama.
El hígado de Raphael había dejado de funcionar y tuvo entonces un primer episodio crítica por una encefalopatía que sufrió mietras estaba en su casa. Uno de sus hijos, Manuel, lo llevó al hospital y el diagnóstico fue contundente: necesitaba un trasplante de hígado.
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El cantante pensaba esperar un año pero un amigo lo confrontó y le dijo: "es que a esas fechas no vas a llegar".
Contemplaron la posibilidad de llevarlo a Houston pero se enteraron de que el mejor sistema de trasplantes está en Madrid y acudieron a la mayor eminencia médica: Enrique Moreno.
El médico lo recibió y le dio una opción, la cual él mismo relata en el documental "Raphaelísimo".
"Raphael aceptó incluirse en un grupo de enfermos que han tenido o tienen hepatitis b y que pueden ser trasplantados con hígados ya infectados, que son donanantes que antes no se usaban".
El doctor Moreno explica que esa era la única opción de vida para el cantante porque si hubiera esperado a la lista regular de trasplantes, le hubiera correspondido un número demasiado lejano. "Y para entonces ya habría muerto".
Raphael salio victorioso de ese trasplante y desde entonces tuvo un regreso exitoso a los escenarios.
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