Laura Zapata rompió el silencio sobre la delicada situación de salud de su hermana, la escritora Ernestina Sodi, quien lleva cuatro días en terapia intensiva tras sufrir dos infartos.
A pesar de las diferencias que han marcado su relación, la actriz expresó sus buenos deseos hacia su hermana y manifestó su intención de reconciliarse con ella una vez que supere sus problemas de salud.
En la emisión del 23 de octubre del programa “Venga la alegría”, se transmitió una breve entrevista con Laura Zapata, quien había mantenido discreción sobre el tema desde que se conoció la hospitalización de Ernestina.
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“No me queda más que desearle que Dios la bendiga, que Dios la ayude, que salga de esto. Que sus hijas tengan fortaleza”, dijo la actriz.
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Laura se enteró del estado de salud de su hermana por su hijo, ya que su expareja también estaba internado en el mismo hospital.
“Lamentablemente, el domingo mi exmarido, el padre de mis hijos, salió del hospital. Estuve el viernes y sábado con él, y el domingo mi hijo fue a recogerlo y se encontró con sus primas”.
Zapata añadió que está rezando por la recuperación de su hermana, lo que podría llevar a un reencuentro entre ellas cuando Ernestina supere sus dificultades de salud.
“Espero que salga bien de esto, que sea para su bienestar físico, mental, espiritual y para su crecimiento junto a sus hijas, nietos, y que logre salir adelante”.
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Una semana antes del problema de salud de Ernestina, Laura había revelado que su relación con sus hermanas Gabriela, Federica y Thalía Sodi seguía rota. Durante una entrevista en el canal Atypical TV, la actriz lanzó una indirecta contra ellas al referirse a la casa en la que vivieron de niñas como “La casa de las perras”.
Las tensiones entre Laura Zapata y sus hermanas han sido constantes desde su infancia. En una entrevista con Suelta la Sopa, Laura recordó que fue separada de su madre a los tres años porque su padrastro, el padre de Thalía, no la aceptaba. Criada por su abuela, Laura siguió un camino distinto al de su familia materna.
Uno de los momentos más difíciles en su relación ocurrió en 2002, cuando tanto Laura como Ernestina fueron secuestradas. Aunque Thalía pagó el rescate, lo sucedido dejó profundas heridas emocionales en la familia, como relató Ernestina en su libro Líbranos del Mal.
Además, en 2011, la muerte de su madre, Yolanda Miranda, exacerbó los conflictos. Laura criticó a Thalía por trasladar los restos de su madre a Nueva York, lo que aumentó la distancia entre ellas.
Aunque en 2016 hubo una breve reconciliación, los problemas no cesaron. En 2020, Laura acusó públicamente a Thalía de no hacerse cargo de los gastos de su abuela Eva Mange. Thalía negó estas acusaciones en una entrevista con El Gordo y La Flaca, afirmando que siempre trató de mantener el contacto.