“Exijo que se haga una investigación severa porque se perdió mucho, sobre todo de la historia de nuestros cines”, declaró una cinéfila la noche del 24 de marzo de 1982, cuando la Cineteca Nacional fue consumida por las llamas de un incendio. Hoy 17 de enero de 2024, la Cineteca Nacional cumple medio siglo desde su apertura pero no ha sido una vida fácil la de esta institución creada con dos objetivos: preservar la memoria fílmica y promover la cultura cinematográfica en México.
En 50 años ha sobrevivido a aquel devastador incendio de 1982 pero también a una remodelación que quedó atrapada entre la burocracia de los tiempos sexenales en 2012:
“Algunas partes de la obra quedaron inconclusas por la presión de que se inaugurara antes del final del sexenio”, declaró Michel Rojkind, el arquitecto a cargo del proyecto.
En suma, es medio siglo en el que la Cineteca Nacional ha atravesado por tres etapas que ya son parte de la Historia del cine mexicano y de las que te presentamos detalles que quizá no conocías.
El primer portazo
La primera Cineteca Nacional se construyó dentro de los Estudios Churubusco. Uno de sus enormes foros fue adecuado para albergar dos salas de exhibición, una biblioteca y una bóveda para el resguardo de las películas que, a partir de entonces, por ley, tenían que entregar todos los productores: una copia de cada filme estrenado.
La Cineteca fue un suceso. En México, hasta entonces, era poco posible ver las grandes producciones internacionales de cine de autor. El escaparate más popular era el Festival de Acapulco, en donde se exhibía cine europeo y se recibía a estrellas como Brigitte Bardot Gina Lollobrigida, Roman Polankski, Paul Newman, Sharon Tate y muchos otros.
Ese mismo público fue el que llenó las salas de la Cineteca Nacional y según el recuerdo de la periodista Patricia Vega en un documental de Clío, hasta hubo portazos.
“Fuimos de los espectadores que queríamos ver El último tango en Paris, de Bertolucci, con Marlon Brando. Yo recuerdo que hubo portazo porque era tal la cantidad de gente que queríamos entrar… yo estaba en las filas de enfrente y casi me rompen la nariz”.
La función inaugural de la Cineteca Nacional aquel 17 de enero de 1974 fue con la película “El compadre Mendoza”, de 1933, dirigida por Fernando de Fuentes. Esa misma cinta, por cierto, se proyecta este 17 de enero de 2024 para celebrar el 50 aniversario.
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La noche en que las llamas se salieron de la pantalla
“No sabía si estaba viviendo dentro de la película o era la realidad, porque la película trataba de incendios”, dice un joven que estaba en la función de “La tierra de la gran promesa”, el 24 de marzo de 1982.
La película del polaco Andrzej Wajda en efecto tiene una escena culminante con un gran incendio en la ciudad de Lodz, epicentro de la industria textil.
El joven espectador, a pesar de la confusión, reaccionó al ser evacuado mientras el incendio consumía casi la totalidad del edificio, de acuerdo con su testimonio que quedó grabado en un reportaje de Televisa. Al día siguiente, entre los escombros, se podían ver algunas de las latas de películas, libros y periódicos de la biblioteca.
Entre las cenizas estaban las copias de las películas del cineasta Juan Orol, llamado el Rey del cine negro de serie B. Según la película biográfica “El fantástico mundo de Juan Orol”, el director acudió a la Cineteca un día después del incendio y lloró frente al desastre.
Una nueva Cineteca Nacional, contra viento y sexenios
Dos años después se inauguró la nueva Cineteca Nacional. El antiguo predio se convirtió en Centro Nacional de las Artes y la nueva sede fue el Patio de los Compositores, en Coyoacán. El 27 de enero de 1984 se inaugura el edificio ideado por el arquitecto Manuel Rocha, quien plasmó ahí su mayor ideal: una construcción que mezcla el postmodernismo con la arquitectura tradicional mexicana.
La nueva Cineteca Nacional tiene nuevas bóvedas para el acervo cinematográfico y que se construyen con base en la lección aprendida en el incendio de 1982: tienen control de temperatura y humedad para la mejor conservación de las películas además de un avanzado sistema contra incendios.
El arquitecto Michel Rojkind aceptó, en 2012, un proyecto titánico y vertiginoso: remodelar la Cineteca Nacional con la consigna de “hacerla más grande… en el mismo espacio”. En sus notas de proyecto, el equipo de Rojkind dejó testimonio de lo complicado del trabajo.
“Una agenda de construcción de sólo 10 meses, establecida por los tiempos políticos, dejo´ el equipo de construcción trabajando rápidamente para terminar antes de que el presidente Felipe Calderón dejara el cargo en diciembre de 2012”.
En efecto, la nueva Cineteca Nacional se inauguró en diciembre y fue presentado como “un espacio democrático y muy social”. El público lo aceptó bien y se volcó a asistir no solo a las salas recién remodeladas (a las dos que se agregaron), también al anfiteatro al aire libre, que tiene una impresionante celosia como techo.
De un año para otro, la venta de entradas se incrementó en 30% a pesar de los problemas por el proyecto inconcluso.
“Como resultado (de las presiones sexenales), algunos aspectos del proyecto fueron pospuestos o cancelados para poder terminar a tiempo para la ceremonia de apertura”, dice el documento del equipo de Rojkind.
Con el tiempo, la Cineteca Nacional ha recibido, sin embargo, el apoyo de gobiernos subsecuentes para terminar esos aspectos cancelados; el más importante, el de los servicios al público: desde sanitarios hasta estacionamiento.
Hoy esa Cineteca Nacional a la que no ha detenido portazos, incendios ni burocracia cumple 50 años.