La discriminación por el tono de piel o por algunos estereotipos impuestos en el imaginario social, son prácticas arraigadas en las relaciones sociales, que sutilmente o no, están presentes en la cultura mexicana, y es que de acuerdo con un articulo publicado en la Global Revista perteneciente a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), México es un país racista debido a que en la historia de la república desde el siglo XVI, el privilegio está vinculado a la procedencia, es decir que desde la época colonial, las diferencias en la sociedad novohispana fueran de casta y no de clase, refirió el profesor Federico Navarrete, del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM en la misma publicación.
A su vez, a actriz mexicana Vania Sisaí Rodsán declaró que el racismo en México está tan arraigado en todas las prácticas cotidianas sin que las personas se den cuenta.
"La gente no es consciente de que somos racistas. Porque el racismo en México está tan arraigado en nuestras prácticas cotidianas que es muy difícil verlo, es muy sutil. Todos somos racistas en mayor o menor medida de alguna manera (...) El país cierra los ojos, pero siempre ha estado ahí, desde la esfera pública hasta los lugares más privados. Está en el lenguaje, en frases como “no te asolees tanto, no te anochezcas” o “¡Qué bueno que tu hijo resultó ser blanco! o en la práctica", sentenció la actriz.
Esta situación tiene, que ver directamente con que estas prácticas tienen un primer lugar, en muchas de las ocasiones, en los medios de comunicación ya que desde esta esfera se construye gran parte del imaginario social.
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Ejemplo de ello es uno de los casos más recientes en donde el conductor de televisión Patricio Borghetti, durante el programa Venga la alegría cuando entrevistó a la actriz estadounidense Halle Bailey, quien estuvo en el país para promocionar la nueva adaptación del clásico de Disney La Sirenita, de la cual es la protagonista, a lo que durante la transmisión el conductor dijo a la actriz estas palabras:
“Esto no es una pregunta, es algo que quiero compartir contigo, te lo prometo. Ninguno de los que estuvimos ayer en esa habitación veíamos el color de tu piel, todos, incluso mi mujer y mis hijos, estábamos perdidos en tu mirada, todos”.
Estos comentarios no fueron tomados nada bien por algunos televidentes que de inmediato manifestaron su desacuerdo con el conductor sudamericano y lo calificaron de xenófobo.
Otro caso que mostró esta situación fue la recientemente estrenada película del director de cine mexicano Luis Estrada, ¡Viva México! que si bien para su creador, en entrevista para el país, declara que se trata de una sátira de la mexicanidad, de la que no se libra ni el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, para algunos otros creadores de producciones audiovisuales es lo contrario.
Así es para el reconocido crítico Alonso Díaz de la Vega, cuyo texto sobre la película afirma que el director tomó a sus personajes caricaturizados para crear “una película de tres horas cuya trama es casi tan ofensiva por su pobreza estética como por su racismo, clasismo y transfobia”.
AJA