VERACRUZ, VER.- Mucho antes de que los corridos tumbados y el reggaeton dominaran las plataformas digitales, Veracruz ya tenía a su propio ídolo de las rimas agudas, el ritmo desafiante y la crítica social cantada: José Piedad Bejarano Sosa, mejor conocido como El Vale Bejarano.
De acuerdo con el libro Anecdotario Poético Del Vale Bejarano, de Alejandro Hernández Zamudio, El Vale Bejarano, nació en Alvarado alrededor de 1860 y es reconocido como el trovador del Sotavento de Veracruz que fue un maestro de la décima improvisada.
Se sabe de su talento por la tradición oral que fue recogida en documentos académicos, uno de ellos fue una tesis que escribió en 2003 Raúl Hernández Uscanga para obtener su título de licenciatura en la carrera de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Veracruzana.
Te podría interesar
El Vale Bejarano es descrito con su jarana, su ingenio y su lengua filosa, que era capaz de componer versos que hablaban de política, del amor, del hambre, de la muerte y hasta de empanadas. En el libro de Alejandro Hernández Zamudio se menciona que el trovador se expresaba con una naturalidad que hacía que la gente se detuviera a escucharlo, a memorizarlo y a replicarlo. Su trabajo sigue vigente en algunos sones que todavía suenan en la actualidad y son difundidos por instituciones como la Secretaría de Cultura de Veracruz.
ÚNETE A NUESTRO CANAL DE WHATSAPP Y RECIBE LAS NOTICIAS MÁS IMPORTANTES DE VERACRUZ
Contexto: de pescador a trovador
Según los documentos históricos, la especialidad de José Piedad Bejarano Sosa, El Vale Bejarano, era la décima espinela, esa forma poética de diez versos octosílabos con rima consonante que es el corazón del son jarocho tradicional, se detalla en el Anecdotario Poético que se escribió sobre su obra.
En el documento se cuenta que vivió su adolescencia en el municipio de Acula, considerado como la cuna del son jarocho, lo que pudo influir para fortalecer su talento, ya que además de ser pescador, se le reconocía por su improvisación al momento de componer versos. De hecho, hay quienes dicen que nunca perdió una “topada” (duelo de versos) y que lo mismo cantaba con humor que con filo.
En los textos sobre la historia del son jarocho, se menciona que su fama como repentista creció tanto que hoy se le reconoce como uno de los padres fundadores del son jarocho cantado. Aunque murió el 29 de junio de 1929 en su natal Alvarado, su legado continúa vivo en los fandangos, en las calles, y en los libros de estudiosos que han buscado rescatar su memoria oral.
Hoy, la leyenda del Vale Bejarano recuerda que el son jarocho también puede ser rebelde, callejero y directo. Que antes de los corridos tumbados y el reggaeton, en Alvarado ya rimaban con veneno y sabrosura.
vtr