Un pene gigante adorna el panteón de la comunidad Ignacio Zaragoza, en Misantla; sin embargo, no se trata de una broma de mal gusto, sino de un homenaje póstumo a una mujer quien en vida pidió a sus familiares que construyeran un monumento al órgano sexual masculino.
“Doña Cata” como era conocida la mujer, consideraba al pene como algo importante para la vida humana. Familiares de la mujer aseguran que por años Doña Cata admiró la importancia del pene, ya que además de ser esencial para la reproducción, también es un instrumento de placer.
Álvaro, nieto de Cata, indicó que su abuela no tenía pudor al respecto y pensaba que las personas no deberían avergonzarse sobre la existencia de este órgano reproductor.
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La escultura fue colocada sobre la tumba de la recién fallecida Doña Cata, de acuerdo con sus familiares, además, sería la primera figura de un pene en un cementerio del país.
La figura fue realizada por Isidro Lavoignet, un constructor local especializado en la elaboración de estructuras de plástico y fibra de vidrio, quien tuvo que romper tabúes para realizar el último deseo de Doña Cata.
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El pene gigante puede ser visto en el panteón de Ignacio Zaragoza, para que cualquier visitante se acerque y se tome fotos, haciendo honor a los ideales de Doña Cata.
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