VERACRUZ, VER.- Cada noche, Francisco Basurto llega a la zona de carga de Soriana Las Palmas, en la ciudad de Veracruz, para vender sus tamales de masa y elote con sabor al municipio de Cotaxtla, de donde es originario. Hace 16 años que el hombre, de pelo color gris y voz profunda, se coloca en esa esquina, alejado de quienes realizan la compra del súper.
No le gusta molestarlos, por eso se coloca al lado del árbol en medio de la oscuridad, sobre la avenida Miguel Ángel de Quevedo. Antes vendía con una linterna de minero, ahora, con una pequeña lámpara que cuelga de un palo, lo que le valió el apodo de “el de los tamales de la lamparita”.
Fernando, su nieto adolescente, lo acompaña desde la muerte de su esposa Petra. Ella, modista de profesión y encargada de amarrar los tamales que siempre ha preparado Francisco, falleció en mayo. Fueron dos meses y medio en los que el adulto de 69 años no encontraba alegría ni motivación para vender.
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Para sus clientes, quienes siempre lo veían con Petra, su falta fue extraña. El lugar que desde hacía 16 años contaba con su presencia de 9:00 a 12:00 de la noche, permaneció vacío
Decidido a superar su tristeza, regresó a la venta de tamales acompañado de su nieto. Ahora, su hijo mayor, es quien se encarga de preparar los tamales a puerta cerrada para ayudar a Francisco.
Tamales que conquistan Veracruz
Francisco Basurto, cada noche sin importar el clima, llega con dos ollas, con su lámpara y con un par de bolsas a la zona de descarga del Soriana Las Palmas. Si llega y llueve, se coloca hasta el fondo, y si no, se mantiene justo enfrente de la Escuela Técnica Industrial número 1 (E.S.T.I. 1).
Sus tamales incluso son famosos en el Mercado Hidalgo, donde lo conocen como “Megatamales”. Sus grandes y anchos tamales de masa, elote y bollito de 25 pesos son populares en la zona norte, centro y sur de la ciudad de Veracruz. Clientes viajan desde Boca del Río para comprarle al hombre de 69 años.
Francisco, autoproclamado ranchero “al 100 por ciento”, acumula clientes de hasta 10 años de antigüedad que regresan por su sazón y carisma.
De agricultor en el Sotavento a tamalero en el puerto de Veracruz
El tamalero trae su sazón desde la comunidad de El Maguey, ubicada en el municipio de Cotaxtla, Veracruz. Agricultor desde niño, Francisco aprendió en la comunidad del Sotavento a sembrar maíz, frijol y papaya. Sin embargo, la necesidad económica lo llevó a emigrar al puerto de Veracruz.
Llegó en 1975, cuando aún con la primaria concluida se podía conseguir un empleo como auxiliar de contabilidad en un banco. Por cosas de la vida, Francisco abandonó el empleo y se convirtió en dueño de su propia pescadería.
Ya en matrimonio con Petra, ella decidió abandonar su oficio como modista para dedicarse a la pescadería y, posteriormente, a la venta ambulante con Francisco de sus tamales.
A unas semanas de haber regresado con la venta de tamales, Francisco sólo les pide una cosa a sus clientes: “no me olviden, todavía estoy aquí todos los días. En pandemia venía y decía ‘en nombre sea de Dios’ y salía a vender”.
lm
