BOCA DEL RÍO, VER. — “¿Qué se siente tener una maestra ciega? Pues, normal. Es mi maestra que me llevó al nacional, que me regañó, que me instruyó”, responden las alumnas de Xóchitl Romero Muro, entrenadora con discapacidad visual y motriz de niños, niñas y adolescentes.
Xóchitl no necesita ver para jugar los deportes de su vida: el básquet y el voleibol. Con el oído, la entrenadora con discapacidad visual y motriz es capaz de vivir los partidos en las canchas.
El rebote del balón, las risas y los silencios, hacen que la maestra de 28 años juegue, mental y emocionalmente, los partidos con la misma pasión que sus alumnos y alumnas del Club Lions Boca del Río.
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“Yo así me quería ver, en las canchas, como siempre lo viví. Llegué a pensar que con mis discapacidades no iba a volver, pero ahora, a través de mis alumnos, puedo volver a jugar. Vivo las mismas emociones y es como volver a vivir”, explica con una sonrisa.
Xóchitl no nació con ceguera ni con dificultades para caminar. El 20 de octubre de 2017, una camioneta la embistió frente al antro PH en la ciudad de Boca del Río cuando sólo tenía 20 años.
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Su cabello se enredó en el cofre del vehículo y fue arrastrada por varios metros. Las heridas fueron graves. Quemaduras de segundo y tercer grado en la espalda, la cadera rota, la pelvis partida en dos y la fractura expuesta del fémur izquierdo, la dejaron en silla de ruedas por tres años y con la autoestima en el piso.
Además de pensar que jamás volvería a caminar, a bailar y a entrenar, Xóchitl quedó ciega. Ocho cirugías y la búsqueda de justicia drenaron cada parte de su personalidad hasta que retomó sus sueños en el 2020.
Volver a vivir
Ciega y en silla de ruedas terminó su licenciatura en educación física y deportes en la Universidad Veracruzana (UV). A los 26 años concluyó su maestría en docencia y evaluación educativa en la Universidad de Xalapa, y ahora, es pasante del doctorado en educación mientras, de lunes a viernes, entrena a niños, niñas y adolescentes en el Parque Tampiquera de la ciudad de Boca del Río.
Con el tiempo y ayuda de sus padres, Xóchitl aprendió a aceptar sus discapacidades que hoy la hacen un referente en el deporte local.
“No me da pena pedir apoyo, no me da pena que me vean con mi discapacidad, al contrario... Muchas veces creo que la gente ve nuestra vida o nuestra discapacidad más incompetente o complicada que nosotros mismos, y bueno, la verdad es que siempre he sido una mujer sin límites”, expresa.
Marca personal
Para Xóchitl, que desde hace meses mantiene una plantilla de más de 120 alumnos y alumnas en su Club Lions, sus discapacidades se han vuelto su marca personal. “Hoy honro mi discapacidad. Hoy la acepto, la amo y la quiero porque es lo que hoy me hace única”, explica.
El proceso fue largo. Estuvo lleno de lágrimas, depresión y reclamos a sí misma, pero su padre Roberto, hoy auxiliar en su club, y su madre Xóchitl, fueron los pilares económicos, emocionales y morales en su recuperación.
Con ellos, dice, el sentimiento de derrota desapareció para dejar lugar al sueño que siempre tuvo: ser entrenadora de niños y adolescentes. Según explica Xóchitl, a los 5 años entró al voleibol y al básquetbol motivada por su padre. Durante su adolescencia, la enseñanza a niños con discapacidad la hizo decidir estudiar educación física y deportes, carrera que llevaba a la mitad cuando ocurrió el accidente.
Sin embargo, a pesar del dolor, logró recuperarse. Su experiencia en los deportes, en la aquazumba, en la zumba y en el baile folklórico la hicieron encontrar su camino: el de crear a grandes deportistas y seres humanos.
“Cuando empecé a conocerme y encontré a Dios supe que tengo un propósito, que hoy sé que es impartir entrenamiento a niños de una forma especial, para que ellos sean más independientes”, dice Xóchitl.
En Club Lions su pareja Francisco también es auxiliar. Esto, dice, como resultado de la alta demanda visual que no es capaz de cumplir.
A ocho años de su accidente, Xóchitl ha recuperado la confianza y la independencia que toda la vida la caracterizó. Con los años, ha demostrado que la discapacidad no es un obstáculo para hacer deporte, para enseñar y para estudiar. Hoy, por eso, da clases de lunes a viernes a niños, niñas y adolescentes.
En caso de querer inscribirse, Xóchitl Romero pone a disposición el número de 229 158 7592 para obtener informes de las clases de básquet y de voleibol que da durante las tardes.
lm
