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”No es justo que el mundo no se adapte a los discapacitados”: Mari, veracruzana con parálisis cerebral

Marifer nunca ha usado el transporte público en Veracruz porque no está adaptado para personas con discapacidad motriz. A diario enfrenta un sistema que la obliga a depender de otros para moverse

”No es justo que el mundo no se adapte a los discapacitados”: Mari, veracruzana con parálisis cerebral.Créditos: Mara López
Escrito en VERACRUZ el

BOCA DEL RÍO, VER.- Las calles y el transporte público de Veracruz y Boca del Río no son hechos para personas como Mari, quien afirma que por falta de sistema adaptado para personas con discapacidad motriz, nunca ha viajado en transporte público.

Desde que nació, Marifer Muñoz padece de parálisis cerebral parcial espástica en la parte inferior del cuerpo. Sus piernas, debido a la rigidez de sus músculos, han necesitado de diversos aparatos médicos para ayudarse a andar.

Férulas, zapatos ortopédicos, mangueras y finalmente muletas canadienses, son los aparatos médicos que ha utilizado desde los 5 años. A los 8, enfrentó la primera de tres cirugías correctivas que le permitieron caminar distancias cortas sin muletas, y que también le ayudaron a mejorar el control y movimiento de sus músculos.

Sin embargo, a pesar del dolor físico y psicológico que describe le provocaron estas cirugías, andar por las calles de la ciudad de Veracruz aún es algo que no puede hacer. Calles rotas, escalones altos y transporte público inadaptado son aquellas barreras que encuentra diario.

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Contexto: una sociedad no incluyente

En la secundaria que estudió, recuerda, había quicios con los que llegaba a tropezarse. Aunque también había rampas, dice, estas podían estar rotas por meses.

“Digamos que ellos aplicaron la técnica de que para cualquier discapacitado, la solución son las rampas”, explica Mari. De acuerdo con la ONU-Hábitat, las ciudades deberían estar pensadas desde el diseño universal, es decir, desde la construcción incluyente, sin discriminar o estigmatizar, para el uso de todas las personas.

Dentro de este diseño, según la ONU-Hábitat, se incluyen cruces seguros y accesibles, señalamientos adecuados, visibilidad en el espacio, reducción de la velocidad en entornos como escuelas o parques, sistemas de orientación intuitivos, señalización con marcas legibles –vertical y horizontal– y lugares de descanso.

Además, superficies antiderrapantes, tiempo suficiente de cruce en intersecciones, banquetas o cruces peatonales con rutas continuas sin escalones, pavimento podotáctil y semáforos audibles, donde la información llegue a través de más de dos sentidos.

Hace casi una semana, en el Centro Histórico de Veracruz –lugar que Mari no visita desde hace 6 años por su inaccesibilidad–, se instaló un semáforo audible. Este, cada vez que está la luz roja, emite un ruido para indicar que es seguro cruzar.

En Veracruz y Boca del Río, además de este semáforo, existen pocos espacios inclusivos según Mari y su madre Patricia. La principal de sus barreras, explican, es el transporte público al que Mari nunca se ha subido.

“El transporte público no es una opción y aparte son unos animales”, expresa su madre. Mari es capaz de mantenerse en pie y de caminar, pero explican, subirse a un camión la pondría en riesgo ya que conducen de forma rápida.

Marifer con su madre y hermana.

Para ellas, el transporte público ideal sería lo mismo –o similar– que el proyecto emprendido por la gobernadora, Rocío Nahle, en el estado de Veracruz con los camiones Ulúa.

Espaciosos, con rampa, barandales y un “elevadorsito” son las características con las que sueña Mari para mantener la independencia que tanto valora, y con las que sueña su madre para que su hija pueda trasladarse libremente por la ciudad.

Acción que, debido al sistema no incluyente de la ciudad, no puede hacer. Para movilizarse hacia la universidad, al trabajo o al centro comercial, explica que depende de su madre o de su taxista de confianza.

Y, molesta, explica, le parece injusto que ella y las demás personas con discapacidad tengan que adaptarse al mundo. “Digamos que, entre comillas, ya estamos acostumbrados como nace uno así, pero cuando uno tiene la discapacidad así, de sopetón, como le pasó a mi novio, es más difícil, porque ellos no están acostumbrados a que te traten así”.

El trato al que se refiere, explica, es el estigma y la discriminación con la que ha lidiado desde que era adolescente, cuando fue víctima de bullying y “bravucones” la intimidaban. De adulta, dice, esta continúa a través de las empresas, cuando la rechazan o se niegan a renovar su contrato porque la ven “como un accidente de trabajo en patas”.

“Trabajé 3 meses en Walmart, pero me podían renovar el contrato de forma permanente, pero me decían que cada vez que iba al baño pues era riesgoso de que me fuera a caer, y que eso era accidente de trabajo”.

Mundo ideal vs mundo real

Debido a que Mari no puede transportarse por otro medio que no sea su madre o su taxi de confianza –lo que implica un gasto extra–, la universitaria debe hacer sus planes en torno al tiempo libre de su madre.

Por lo que, si ella no tuviera carro, Patricia hubiera tenido que abandonar su empleo para dedicarse a su cuidado y acompañamiento permanente. “Eso hubiera sido una herida grave a mi orgullo personal”, responde inmediatamente Marifer.

Idealmente, describe, le gustaría que en la ciudad de Boca del Río no hubiera banquetas, baches ni huecos en los que se pudiera tropezar y caer. Con esto y el acceso a un transporte público de calidad, Mari podría visitar sus librerías favoritas con más frecuencia.

El pasado 9 de mayo, la gobernadora del estado anunció la compra de 102 camiones urbanos híbridos para el nuevo transporte público Ulúa, del que ya hubo una primera prueba por la zona conurbada de Veracruz-Boca del Río.

Ese camión, que transitó durante el mes de enero, contaba con una rampa y un asiento especial para personas con discapacidad motriz. El proyecto de los camiones Ulúa, según anunció Rocío Nahle, primero será implementado en Veracruz y Boca del Río, para después ser lanzado a la ciudad de Xalapa y Coatzacoalcos.