VERACRUZ, VER.- En el callejón Héroe de Nacozari, en el Centro Histórico de la ciudad de Veracruz, se encuentra el billar La Academia, cuidado y administrado por Fernando Morales Rodríguez, multicampeón estatal de dicho deporte. Según él, este sitio es conocido solo por los interesados en el billar, puesto que su ubicación no se presta para atraer a muchos jugadores nuevos.
Frente a las escaleras de La Academia y con un cigarro en la mano, Fernando es acompañado de amigos que acuden al billar que maneja desde hace 9 años. A este asisten adultos mayores como él, hombres entre sus 40 y 30 años, parejas de casados y estudiantes de universidad.
Fernando Morales es dentista, profesión a la que se dedicó de lleno hasta que quedó al frente de La Academia, donde participó en múltiples torneos estatales. En 1994, por ejemplo, cuando este billar tenía apenas cuatro años de existencia, Fernando se coronó como el ganador estatal de carambola de 3 bandas, una modalidad de juego de billar.
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Aprendió a jugar a los 11 años en “Mis billares”, que pertenecía a su padre y que, hasta el 2003, se ubicó entre las calles de Abasolo y Gonzáles Pages. Sus piernas y manos eran cortas para alcanzar las mesas y utilizar correctamente los tacos, pero eso no le impidió practicarlo y volverse uno de los mejores jugadores de Veracruz.
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Cuando era niño, dedicaba sus tardes a observar a los demás jugadores, que entonces eran carniceros, verduleros y trabajadores de las farmacias del mercado. Las mujeres y niños como él no eran permitidos en los billares, pues explica que antes se tenía una imagen muy distinta de este juego, puesto que se percibían casi como si se practicara en una cantina.
Como Fernando era hijo del dueño, él sí podía entrar. Ahí veía el movimiento de muñecas y brazos, el cual dice, es instintivo para los que nacen con la habilidad del billar. Con el paso de los años, encontró en este deporte disciplina y un espacio donde podía reflexionar sus temores, problemas y que se convirtió en la mayor pasión de su vida.
Billar La Academia: 35 años de historia ahora cuidados por Fernando
La Academia es el billar más antiguo que permanece abierto en el corazón del puerto a través de los años. Antes de él existieron otros como el Babomer, Boca Negra y Los Angelitos, negocios que, por la falta de clientes, cerraron sus puertas en los años 2000.
Muchas personas practican billar por ocio, afirma Fernando; sin embargo, la crisis económica ha sido la razón de que muchos negocios hayan tenido que cerrar sus puertas. Las mesas, de acuerdo con Emilio, dueño del billar París, pueden costar entre 75 mil pesos, a lo que se le debe sumar el agua, la luz y la renta del edificio; razón por la que para algunos billares ha sido imposible permanecer a pesar de los años.
Para La Academia, lugar donde también se puede jugar dominó y ajedrez, permanecer ha sido complicado, pero no imposible. Este billar fue creado en 1990 por Ángel Fernández Navarro, actual dueño y jugador con amplia experiencia quien, además, forma parte de la Federación Mexicana de Billar.
Hasta hace 9 años Ángel le rentaba a otra persona el billar, pero por motivos personales y baja afluencia, “renunció”, por lo que entonces pasó a manos de Fernando, quien todavía se desarrollaba como dentista.
“’Es que no tengo quién’, ‘es que tú lo sabes y no tengo nadie más’ me decía Ángel, entonces yo le dije: bueno, dame chance un mes y yo te digo si sí me quedo con él o no, porque yo en aquel tiempo todavía trabajaba en mi profesión”, dice entre risas al recordar el paso de los años.
“Pero a mí me encanta el billar. Yo si no estuviera trabajando en el billar, yo estuviera aquí de todas maneras”, afirma, ya que acudía después de clases y en los tiempos libres que le dejaba su profesión.
En sus mejores años, dice con una sonrisa que arrugan su rostro de 67, podía pasar hasta 6 horas diarias en el billar. Este entrenamiento le permitió ganar su primer torneo estatal en 1994 y otros cuatro consecutivos; además, haber trabajado en el billar de su padre lo convertía en la persona correcta para administrar el establecimiento.
“Es muy recomendable que un billar lo ponga alguien que sepa jugar, que entienda la necesidad del jugador para mantener el equipo siempre en buen estado. Esa es una herencia que mi papá me dejó, que el equipo siempre tiene que estar bien para que la gente diga: ‘No, pues ese billar está bien, vamos ahí porque están buenas las mesas’”, dice con una sonrisa.
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Cuando quedó en sus manos La Academia, el billar recuperó su esplendor. La gente comenzó a visitarlos de nuevo gracias a su página de Facebook que ahora cuenta con 1,200 seguidores, donde promocionaban los torneos locales, reservaban citas, compartían imágenes de los jugadores y donde publicaba la venta de accesorios para juego. Actualmente, la hora de carambola cuesta 60 mientras que la de pool 50.
El billar no es un vicio, es un deporte
Aunque por su ubicación La Academia suele ser visitado por personas adultas, otros billares, como el París, son visitados por estudiantes que pasan sus tardes antes de entrar a clases, así como lo hacía Fernando.
En el billar, explica, los jóvenes encuentran un momento de convivencia, de aprendizaje y de recreación. Aquellos que no encuentran otra actividad que los identifique o que busquen “algo” para entretenerse, encuentran un espacio en los billares del centro.
“La gente que lo ve mal es porque no saben del deporte del billar. Ellos lo ven como una pérdida de tiempo o como ‘ay, es que ahí pueden tomar o fumar’ y lo ven más como un vicio que como un deporte, se quedan con el estigma del pasado. Cuando la gente viene aquí dice ‘ay, qué relajante’, ya que pasan unas dos horas. Es relajante, hasta terapéutico”, señala Fernando.
Por ser este su medio de terapia donde desahogaba su estrés, en el 2009 también se convirtió en subcampeón estatal de carambola de 3 bandas en la ciudad de Oaxaca, y hasta hace unos años, se dedicaba de forma continua a impartir clases de billar en el París.
Ahora, con el paso de los años, Fernando permanece algunas horas de su día en La Academia, lugar en el que, por sus obligaciones de cuidar el equipo y atender a los clientes, ya no juega tan seguido como antes ni compite en torneos, puesto que el último fue en el 2017 organizado por la Federación Mexicana de Billar.
mb