VERACRUZ, VER.- El ADN del tío paterno de Jesús Alberto Carmona Gómez es la última esperanza de su madre, Zoila Gómez, para encontrar los restos de su hijo que cumplió 14 años desaparecido en Veracruz. “Pienso que a lo mejor así fuera más fácil para encontrarlo, es lo único que nos faltaba. Difícilmente creo encontrarlo con vida, son ya muchos años”, dice Zoila, mientras sostiene el folder que guarda los documentos más importantes sobre la desaparición de su hijo.
En la carpeta color crema está la única foto del taxista que guarda la familia, la misma que utilizó la Comisión Estatal de Búsqueda de Veracruz (CEBV) para elaborar su ficha anexada al álbum “Larga data - 2011” de su página de Facebook.
Los ojos hundidos, cafés y nariz gruesa de Jesús Alberto heredados de Zoila resaltan en la fotografía junto con el pelo de su hijo, a quien cargaba por su bautizo por ahí del 2008, cuando se convirtió en su compañero de trabajo y luz de sus ojos.
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Su hijo, quien ahora es un joven de 18 años que trabaja y estudia para apoyar a su madre, solía acompañarlo a cada reparación y mantenimiento de aires acondicionados, refrigeradores y enfriadores: el principal oficio de Jesús Alberto antes de volverse taxista.
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“No, no me afecta llevármelo, a nadie le afecta, no va a hacer nada. A él le digo: quédate aquí paradito, no te muevas, y ahí se va a quedar hasta que yo termine”, solía decirle Jesús Alberto a Janet, su esposa, cada vez que ella le cuestionaba si debía llevarlo o no a su trabajo. “Hay gente que dice que él se fue por mí, que según lo vieron por ahí, pero él amaba a su hijo y sería incapaz de dejarlo, ni soñando hubiera sido capaz”, sentencia Janet.
Recolección de ADN: la esperanza de las familias
En 2017, el cuerpo de Felipe Diego fue hallado en la fosa de Arbolillo e identificado por el cordón umbilical llevado por su madre. Aquel había sido guardado hacía 23 años como el recuerdo de la conexión física que ella y su hijo menor tuvieron durante nueve meses.
Sin embargo, tras el hallazgo de la fosa clandestina en el municipio de Alvarado, Veracruz, la estructura tubular se convirtió en la prueba genética que arrojaría el 99.9 por ciento de compatibilidad entre Felipe Diego y su madre, quien lo vió por última vez el 11 de diciembre de 2016.
Aquel diciembre, Felipe desapareció junto a su prometida Maribel y su hermano Mario, quien los recogería de una boda en el municipio de Veracruz en su taxi 241. Aunque en marzo de 2017 se localizaron las fosas de Arbolillo, no fue hasta el mes de agosto cuando María del Carmen identificó el brazo de su nuera entre las extremidades halladas y se le notificó sobre la muerte de su hijo Felipe.
De acuerdo con el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO), en Veracruz existen 7 mil 078 personas desaparecidas y no localizadas desde el 31 de diciembre de 1952 hasta el 8 de diciembre de 2025. Cuando las fosas de Arbolillo se hallaron, las autoridades notificaron a María del Carmen y otras 25 madres buscadoras de la exhumación de 300 cadáveres.
Según el RNPDNO, 467 fichas de búsqueda elaboradas del 1 de enero al 31 de diciembre de 2011 continúan vigentes en el estado de Veracruz, entre ellas la de Jesús Alberto Carmona Gómez, quien desapareció la mañana del miércoles 22 de febrero a los 29 años de edad.
Una mañana cualquiera
Como siempre, Jesús salió alegre y positivo de su casa a las 7:00 de la mañana, y con una sonrisa, le aseguró a Janet que ese miércoles “le iba a ir muy bien” y que la vería en su trabajo a las 6:00 de la tarde. Vestido de camisa roja, pantalón de mezclilla y zapatos formales, Alberto tomó su taxi con número 3787 y manejó hacia el fraccionamiento Costa Dorada, en la zona norte de Veracruz, donde recogió a sus primeros pasajeros del día.
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“Me acuerdo que el martes le tocaba a él manejar el taxi, pero el señor le dijo que, por favor, se lo prestara a su amigo y que se lo cambiaba para el miércoles que le tocaba a él. Le dijo que quería viajar a Xalapa y que le salía más barato pagar la gasolina y la cuenta, entonces fue que Jesús salió a trabajar el miércoles”, relata Janet.
Para las 10:00 de la mañana, Jesús Alberto ya estaba de vuelta en su casa, donde se encontró con su suegra que llevaba a su hijo a la guardería. Tras dejarlos ahí, Jesús desayunó en casa de su abuela: la última persona en verlo.
Jesús Alberto destacaba por su nobleza y amor al trabajo, pues desde los 8 años apoyó a Zoila con los gastos del hogar. Feliz de ser padre, el hombre que hoy tendría 43 años y el cabello castaño cobrizo se prometió a siempre cuidar de su hijo y llenarlo de juguetes: palabra que cumplió hasta el día en que desapareció.
“No podía ver a una viejita caminando solita porque él se acercaba y la ayudaba a atravesarse… Había una señora que siempre caminaba por el centro y a la que él invitó a comer en dos ocasiones”, cuenta Janet entre risas. “También, a veces, solía ser buena persona con gente que fue mala con él, y él decía: eso queda en ellos, no en mí”.
Presunción de muerte, una formalidad
Tras la desaparición de Jesús Alberto, su familia siguió al pie de la letra los procedimientos de entonces: sufrió en silencio, llamó de forma insistente a su teléfono durante días y luego de 72 horas, tal como lo marcaba la Fiscalía General del Estado de Veracruz, acudieron a denunciar la desaparición del hombre, esposo y padre de 29 años.
“Pero hasta la fecha no hemos sabido nada, ningún, ningún dato de él, pero seguimos en la búsqueda, yo pertenezco al Colectivo Solecito desde 2016”, explica Zoila, de 62 años, sentada afuera de donde se realiza la jornada de atención para la identificación de víctimas desaparecidas en el World Trade Center de Veracruz.
“Faltaba el ADN por parte de su papá, conseguí que un tío viniera a dar la muestra porque a lo mejor así es más fácil que encuentre sus restos (...) La Fiscalía inició muy tarde la búsqueda de mi hijo, cinco años después, en 2016. Sí han querido investigar, pero ya no se pudo recuperar nada. Ya todo se perdió”, explica.
La primera vez que su familia entregó ADN a la Fiscalía de Veracruz fue a un mes de la desaparición de Jesús, cuando en Las Bajadas apareció un hombre sin vida que vestía similar a Alberto.
Aquel frío enero de 2012, Janet y su hijo viajaron a Xalapa para que el niño, de entonces tres años, diera una muestra de saliva para compararla con el hombre hallado, sin embargo, esa fue la primera de siete muestras de ADN realizadas en 14 años que, hasta hoy, no dieron resultados positivos. Por ello, Zoila y Janet, ambas mujeres que amaron a Jesús, sólo esperan hallar sus restos para descansar de la incertidumbre.
Sin embargo, hace poco que Janet inició el trámite del acta de presunción de muerte de Jesús para acceder a su afore y tener un ingreso económico mayor, puesto que ahora es madre soltera de dos hijos y esposa de un hombre desaparecido.
Fiscalía de Veracruz inició tarde la búsqueda de mi hijo: Zoila
Como cientos de madres, Zoila emprendió la búsqueda de su hijo por sí sola, y descubrió que, ese 22 de febrero de 2011, Jesús Alberto había quedado en verse con un amigo que desapareció el mismo día que él. Sin embargo, la mujer de 62 años desconoce si aquella visita llegó a concretarse.
Durante su investigación también descubrió que, tal vez, Jesús Alberto había estado en casa de otro amigo que fue privado de su libertad frente a su esposa por sujetos armados a una camioneta.
Cuando las autoridades hallaron en marzo el taxi que Jesús manejaba, Zoila sintió esperanza. “Mi esperanza era de que, si tenían ya al que estaba con el taxi, pues fueran investigando, a ver qué sabía de mi hijo, pero la Fiscalía no hizo nada en ese momento”, se lamenta.
Zoila buscó sola a su hijo durante cinco años, acudía a cada fosa clandestina hallada en el estado, a los centros forenses y enfrentó el desinterés de la Fiscalía una y otra vez, de frente, hasta que se acuerpó con el Colectivo Solecito de Veracruz en 2016.
“En el forense de Xalapa me dijeron que no anduviera buscando tanto porque nada más me estaba desgastando, que si había noticias ellos me ibas a notificar, pero pues el ADN no aparecía en el expediente de mi hijo porque creo que no había una base de datos”.
lm
