VERACRUZ, VER.- Hace dos años fue la última vez que Dalia Cortés Vázquez, de 66 años, visitó el IMSS de Unidad de Medicina Familiar 57, ubicado en la zona norte de la ciudad de Veracruz. Dalia todavía se enferma, sufre de la presión alta y taquicardias, pero el trato que recibió su esposo antes de morir, dice, es una de las razones por las cuales esta institución pública ya no es su primera opción en momentos de malestares físicos.
Fueron semanas de agonía para su esposo que sufrió de insuficiencia renal provocada por diabetes, y semanas de angustia para Dalia, quien cuenta que, además de enfrentar la enfermedad, en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) se tiene que lidiar “con las malas caras de enfermeras que hacen todo mecánico”.
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La indiferencia que Dalia describe se suma a la falta de medicamentos y a lo complicado que es conseguir una cita en las clínicas 15 y 57 del IMSS en Veracruz, puesto que, personas que buscan ser atendidas sin previa cita, se ven en la necesidad de formarse desde la madrugada para alcanzar a ser atendidas por la mañana.
“Tienes que ir una noche antes, o en mi caso, mandar a mis hijos desde las 9 de la noche a hacer cola porque solo tienen 3 o 4 lugares para atención diaria con el medico familiar, y si ya en la mañana se completan los 3 o 4, puedes hacer cola para pasar entre el transcurso del día si es que no llega nadie (unifila). Si no, te mandan a urgencias, pero lo que tú necesitas es que te atiendan con tu expediente en mano”, explica Dalia.
“Las farmacias no están surtidas. Siempre faltan los medicamentos y de patente, pues no hay. Te devuelven la receta con un sello de que la puedes surtir la fecha que te pongan, pero mejor la compras. ¡Y no olvides la cola para llegar a farmacia!”.
En conjunto, la falta de consultas y la falta de medicamentos hacen que derechohabientes como Dalia, prefieran atenderse en el sector privado antes de acudir a la clínica a la que estén afiliados. Hecho con el que personas como Susi, que también es afiliada, concuerdan:
“La valentía y esfuerzo de esperar y deambular todo el día alrededor del IMSS para ser atendida en algún momento de la tarde, entre 2:30pm a 8pm, lo he vivido. Cuando hay suma necesidad de una atención especializada, por ejemplo, cuando se trata de enfermedad grave, operaciones, llevar seguimiento de un tratamiento, sí uso el IMSS, pero si puedo evitarlo voy rápidamente al simi”.
De acuerdo con Juan de Villafranca, presidente de la Asociación Mexicana de Laboratorios Farmacéuticos (Amelaf), las políticas implementadas para el sector salud en el sexenio anterior fracasaron, lo que aumentó la atención médica privada.
“Cuando una persona derechohabiente necesitaba una medicina para su hijo o familiar y su clínica no se la proporcionaba, se iba a la farmacia de la esquina, o de plano se atendía en los consultorios que éstas han abierto. Creció el ‘gasto de bolsillo’, aquel que haces para comprar de tu bolsa medicamentos que debería proporcionarte la clínica a la que estás afiliado y por lo que pagas una cuota, como el IMSS o el ISSSTE”, dijo en entrevista con La Silla Rota.
La atención médica en adultos mayores
Para Dalia, una mujer de 66 años dedicada al comercio informal, el trato que ha recibido por parte del IMSS es cruel; sin embargo, prefiere contarlo entre risas para no llorar. El dinero de sus consultas en Farmacias del Ahorro, Farmacias Similares y la compra de sus medicamentos en las Farmacias Guadalajara –lugares a donde también acuden por atención médica personas que no son derechohabientes– explica, sale de su oficio.
De acuerdo con cifras del Consejo Nacional de la Población (CONAPO), 18 de cada 100 adultos mayores del estado de Veracruz, cuando tienen un problema de salud, acuden a un consultorio, una clínica u hospital privado. De estos, el 77.7 por ciento se encuentra afiliado a una institución como el (IMSS), el Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI), el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE); Pemex, Defensa, Marina o a otra institución. El 22.7 por ciento restante, no se encuentra afiliado.
Dalia explica que su queja no es contra los médicos especialistas, sino sobre el camino que se tiene que recorrer para ser atendida por ellos. “He ido al seguro y agradecidamente he corrido con la suerte de que todos los médicos que me han atendido lo hicieron muy bien, excelente. Sus exploraciones, sus recetas y sus estudios que me han mandado a hacer (son) completos, pero para llegar a ellos, ahí está el meollo del asunto...”.
En Veracruz, el 17.8 por ciento de la población adulta mayor se atendió en un consultorio, clínica u hospital privado; mientras que el 9.3 por ciento se atendió en consultorios de farmacias, según datos de la CONAPO basados en el cuestionario ampliado del Censo de Población y Vivienda 2020 del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Información (INEGI).
Dalia, con la sonrisa característica de su personalidad que demuestra su actitud ante las adversidades, explica que en la Farmacia Guadalajara sólo gasta 30 pesos de consulta, mientras que en la Farmacia del Ahorro invierte 50. Las recetas, por otro lado, representan el gasto mayor con un promedio que supera los mil pesos. Sin embargo, sostiene que prefiere realizar ese gasto antes de asistir al IMSS, lugar al que solo acude cuando presenta padecimientos severos o para ser operada.
ys