VERACRUZ, VER.- Tras una larga espera anunciada desde agosto, finalmente Andrés Manuel López Obrador, presidente de la República hasta el 30 de septiembre del 2024, llegó al puerto “más alegre del mundo” donde su llegada trajo alegría y devoción pero también indignación y enojo.
Su llegada, tan esperada por muchos, fue para inaugurar dos inmuebles del centro histórico de la ciudad de Veracruz que, a palabras suyas, representan un papel fundamental para la historia mexicana: la Casa Museo Benito Juárez y el edificio Leyes de Reforma.
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Las calles de todo el país, incluidas las de la zona conurbada de Veracruz-Boca del Río, han estado llenas de marchas en contra –y algunas a favor– de la Reforma Judicial que fue aprobada y publicada el pasado 15 se septiembre. Por un lado, los simpatizantes están contentos; mientras por el otro, los trabajadores del Poder Judicial de Veracruz no han dejado de manifestarse en las calles, tal como sucedió la tarde de este 22 de septiembre.
“Somos afectados, no somos acarreados”
En un principio, la ciudad se estresó. Calles cerradas como Constitución y Emparan desde ayer sábado, solo aumentaron la efervescencia ante la última visita del presidente. Había vallas, algunos tránsitos y, de repente, uno que otro agente de la Guardia Nacional dando una vuelta “casual” por las calles con manifestantes.
Desde la mañana, la calle Morelos recibió alrededor de 1,500 personas ansiosas por tener al presidente –por última o primera vez– de frente. Con libros, pancartas e imágenes del presidente en mano ya fuera para ser firmadas o ser regaladas, la carpa blanca de varios metros de largo cobijó a los simpatizantes –sentados en sillas plegables– que exigieron entrar desde las 9 de la mañana a pesar de que la ceremonia comenzara a las 13:00 horas.
Mientras tanto, las personas que no estuvieron al costado del edificio Leyes de Reforma se posicionaron frente a las vallas metálicas que protegían la Casa Museo Benito Juárez. Con bancos, sombrillas, abanicos, sombreros y gorras para protegerse del sol abrumador, además de libros en manos y cartulinas donde se leía “Gracias por todo AMLO”, la multitud de docenas de personas permaneció sin perturbaciones hasta la llegada de Cuitláhuac García, gobernador de Veracruz.
De pronto, los gritos con su nombre y las consignas de “¡Estar con López Obrador es un honor!”, fueron opacadas por aquellas que decían “¡Si Juárez aún viviera, con nosotros estuviera!” de trabajadores del Poder Judicial de Veracruz.
Al principio, algunos simpatizantes se rieron. Después, la consignas de “¡El Poder Judicial está de pie, está de pie!” comenzaron a ser más fuertes que las consignas de los simpatizantes. Y, de un momento a otro, ya eran cientos de personas sobre la calle Zamora.
Entre el tumulto de risas y manifestaciones, llegó la gobernadora electa, Rocío Nahle García. “¡Go-ber-nadora! ¡Go-ber-nadora!” le gritaron cuando bajó de la Chevrolet Suburban color blanca en la que viajaba, a la par de que continuaba la manifestación. Tras algunos minutos, apareció el presidente, Andrés Manuel López Obrador, en medio de un grupo ahora polarizado. “¡Dicta-dor! ¡Dicta-dor!” Gritaban los trabajadores del Poder Judicial de la Federación: “¡Obra-dor! ¡Obra-dor!” Respondían sus simpatizantes aun con risotadas.
Al bajar de la camioneta en que viajaba y dirigirse a la entrada del Museo con una sonrisa, junto a Cuitláhuac García, López Obrador esquivó –velozmente– un suero Electrolit arrojado desde la multitud. Segundos después, ya protegido por Navales, le arrojaron una botella de agua que tampoco consiguió impactar al presidente.
Y entonces, se escuchó “¡No vio-lencia! ¡No vio-lencia!” entre el tumulto. Ahora la agresión estaba entre la multitud, enfrentada entre simpatizantes y trabajadores del Poder Judicial de Veracruz. En esos momentos, se alcanzaron a ver jaloneos, empujones y también ataques hacia la prensa que fotografiaba y grababa la manifestación.
Luego de momentos de tensión, la violencia se disipó y de nuevo, regresaron las risas y burlas de los simpatizantes hacia los manifestantes. Los manifestantes, con una lona sostenida en conjunto que decía “Por el respeto la Constitución y a la división de poderes”, vieron cómo simpatizantes bailaban frente a ellos con un muñeco de AMLO y con su libro “¡Gracias!” en mano.
”¡Adiós presidente, gracias por todo!”
Luego de que el presidente saliera del Museo en una combi blanca, acompañado de autoridades como Cuitláhuac García y Rocío Nahle, simpatizantes corrieron detrás del vehículo sobre la calle I. Madero; de donde, de pronto, salieron 3 vehículos del Ejército Mexicano a toda velocidad.
Al no alcanzarlos y las autoridades llegar a la Ceremonia de Inauguración del edificio Leyes de Reforma, cierto grupo de simpatizantes se quedó sobre la calle Montesinos a esperar la salida del presidente. Entre ellos, se encontraban regalos para Andrés Manuel como muñecos, barcos típicos de Veracruz e incluso, una piñata de como un metro veinte de altura de él mismo.
Al salir del evento alrededor de las 14:40 horas, las personas se acercaron tanto a la Suburban negra en que viajaba el presidente, para recibir autógrafos y entregarle regalos, que incluso, dos hombres cayeron encima de una señora. Y así, con algunas firmas de autógrafos, algunos regalos entregados, un enfrentamiento entre simpatizantes contra manifestantes y periodistas y una señora aplastada, es que terminó la última visita de Andrés Manuel López Obrador como presidente a la ciudad de Veracruz.
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