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Guardia Nacional: casarse era el sueño de Fer, cadete muerto en novatada en Ensenada

Consuelo, mamá de Fernando Isaías Pérez López, cadete militar muerto en Ensenada por presunta novatada, cuenta los planes y sueños que su hijo dejó inconclusos

La muerte del joven veracruzano, y 6 cadetes más, está siendo investigada.
Fer; cadete de la Guardia Nacional muerto en novatada.La muerte del joven veracruzano, y 6 cadetes más, está siendo investigada.Créditos: Inés Tabal G.
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VERACRUZ, VER. - Fernando Isaías Pérez López se graduaría como Policía Militar de la Guardia Nacional el 2 de marzo del 2024, en la ceremonia le pediría matrimonio a su novia Marbella, con quien planeaba formar una familia al regresar a Veracruz y después iría con su mamá, abuela y hermana a vacacionar a Oaxaca.

El día que iba a ser uno de los más felices para la familia se convirtió en una tragedia. Los sueños de Fernando Isaías terminaron el día en el que, presuntamente, en una novatada le fue arrebatada la vida junto con seis compañeros más.

El pasado 20 de febrero terminaba su preparación militar en la Guarnición Militar asignada a la Base de El Ciprés, en el municipio de Ensenada del estado de Baja California. Ese día habría sido obligado junto con sus compañeros a entrar al mar donde las olas rebasaban los 4 metros de altura, lo que ocasionó que la corriente los arrastrara.

El cuerpo de “El Tocino”, como le decían sus compañeros, fue encontrado el 1 de marzo en las inmediaciones de la Playa Chapultepec, al siguiente día la ceremonia de graduación se llevó a cabo, pero siete de ellos faltaron al evento.

Un regreso a casa triste

Fernando regresó el 3 marzo a su natal Altotonga, en el estado de Veracruz. Lo hizo dentro de una caja fúnebre y en medio del llanto de las cuatro mujeres que lo marcaron durante 18 años y por las que luchaba cada día para brindarles una mejor vida, una que planeaba realizar sirviendo a su país.

A más de un mes de la tragedia, en la casa de la familia Pérez López aún se percibe la tristeza. En una de las habitaciones hay un altar con la foto de Fer con un semblante serio, algo contrario a lo que era, ya que su familia cuenta que siempre trataba de sacar una sonrisa a quien se topara en el camino. 

A su mamá, María del Consuelo López Rico, se le quiebra la voz cada que habla de su hijo. Un joven que dejó su hogar para alcanzar una mejor vida a la que le ofreció este municipio rodeado de riqueza natural, pero donde el pago de la jornada laboral es menor a 200 pesos al día. 

“Él desde chiquito, desde los 3 años, deseaba pertenecer a la Policía Militar. Él quería ser un militar, servir a su nación a su pueblo, más que nada para salir adelante, tener un beneficio para él y para nosotros”, cuenta la madre con una voz firme.

La idea de pertenecer a la Guardia Nacional se hizo constante en el joven a partir de los 15 años, la primera respuesta de Consuelo fue negarse. Como toda madre temía por el bienestar de su hijo y el riesgo que enfrentan personas que se dedican a esta profesión, pero nunca pensó que el peligro lo encontraría en su propio cuartel

Fer nunca quitó el dedo del renglón, se aferró a su sueño. Para mediados de agosto del 2023 metió sus documentos para ingresar a las filas de la Policía Militar, durante un par de semanas estuvo como recluta en Tijuana y para octubre ya se alistaba para irse a Baja California.

El miedo que tenía Consuelo se convirtió en alegría y orgullo, al ver que su hijo fue aceptado para iniciar su formación como Policía Militar. Fernando estaba a un paso de ver su sueño realidad. Durante todo el tiempo que estuvo en Ensenada le hablaba a su mamá por teléfono, en las conversaciones le comentaba lo feliz que se encontraba y los planes que tenía al regresar a su hogar en Veracruz, después de graduarse.

“La última videollamada que tengo de mi hijo fue la del día 17, creo que fue sábado 17. Él me dijo: ´Mamá, estoy muy emocionado, ya falta poquito para mi graduación. Ya en esta semana empezamos con prácticas y todo eso, estoy muy nervioso, pero es de alegría porque estoy cumpliendo mis sueños, para que el día de mañana a usted no le falte nada´”, dice al borde del llanto. 

Arreglar su casa y formar una familia: el sueño de Fer

La casa de Fernando se encuentra a 15 minutos de la zona centro de Altotonga, municipio ubicado en la región montañosa de Veracruz, que a diario recibe a visitantes que llegan a su río Pancho Pozas. Para llegar se debe subir una calle empinada que a más de uno le saca el aliento. Un camino de terracería conduce por un pequeño callejón donde apenas y entra un carro. 

En el portón oxidado de la vivienda marcada con el número 18 cuelga un moño blanco, en la fachada del lugar aún se ven los blocs descubiertos sin repello y el techado de lámina. Al entrar al patio unos perros se refugian del sol.

Dentro del terreno hay una habitación rectangular que se divide en tres cuartos y que todavía está en obra negra. En la primera habitación vive Consuelo y su hija, en el segundo cuarto es donde está el baño y a un costado se encuentra un altar que sirve para recordar al joven cadete.

Consuelo tiene dos hijos, es madre soltera y Fer era el único que la apoyaba económicamente. Antes de entrar a la Policía Militar trabajó en una fábrica textil de ropa, donde ganaba 800 pesos a la semana, pero el joven aspiraba a más, soñaba con darle a ella y su hermana una mejor casa.

“Él lo principal que me dijo cuando entró ahí fue: ´mamá yo le voy a hacer su casa, le voy a comprar su casa para que no ande de aquí para allá, ya no la quiero ver sufrir´”, recuerda.

En la graduación le pediría matrimonio a su novia, Marbella, cada que podía les presumía a sus amigos el anillo que le iba a dar; uno de oro, con una pequeña perlita. En abril vendría a casa a vacacionar, su plan era llevarlas a Oaxaca y visitar a la Virgen de Juquila, de quien era devoto. 

Una presunta novatada que le arrebató sus sueños

El 20 de febrero siete militares fueron arrastrados por las olas del mar en playas de Ensenada. En vídeos que circulan en redes sociales, en la página de Facebook de “Soldados Desaparecidos en Ensenada”, se puede ver como el grupo de jóvenes que portan el uniforme ingresan al mar, mientras sus mandos se encuentran en la orilla.

En el vídeo se aprecia que las condiciones climatológicas no se prestaban para que los jóvenes ingresen. En una segunda grabación se ve como las olas, que se presume alcanzaban los 4 metros de altura, golpean al grupo de militares que resisten el embate.

Entre esos militares estaban Luis Manuel Vilchis Díaz, de 21 años; Fernando Isaías Pérez López, de 18 años; Bernardo Francisco Gastélum Ayala, 22 años; Arturo Esteban Sarmiento Gaxiola, 29 años; Carlos Omar Frías Lanfar, 21 años; Michael Arellano Wilkinson, de 20 años; y Óscar Abraham Sánchez Reyna de 21 años. Todos ellos fueron arrastrados por el mar y sus cuerpos encontrados días después. 

Consuelo se enteró de la noticia un día después, fue la hermana de Marbella quien le contó lo sucedido, que Fernando se encontraba desaparecido. Más tarde le hablaron los tenientes para explicarle la situación.

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“El teniente me explicó que se los llevaron a un entrenamiento allá, cerca del mar, y tenían prácticas y todo eso y que de ahí, según, les contaron hasta 10 para irse a lavar el uniforme (a la playa) porque lo tenían lleno de arena, pero no fue así, porque en todas las redes hay vídeos que los tienen en el mar y el agua le llegaba a la rodilla. Ahora sí, eso fue una negligencia por parte del teniente”, lamenta la madre.

Los siguientes días fueron para los familiares de incertidumbre por no encontrar los cuerpos de sus hijos. El primer cuerpo que encontraron fue el 25 de febrero, era el de Carlos Omar, dos días después el de Arturo Esteban, ambos originarios de Sonora.

Para el 29 de febrero localizaron los cuerpos de Brando y Luis, ambos con unas horas de diferencia.  Consuelo y Marbella fueron hasta Ensenada para ver cómo avanzaban las búsquedas, ahí estuvieron una semana. Fernando fue hallado durante la tarde del 1 de marzo.

“Como a las 6:00 o 7:00 me fue a ver el teniente Duran, que el quinto cuerpo que habían encontrado era de mi hijo”.

El 21 de marzo durante la conferencia del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, el secretario de la Defensa Nacional de México (Sedena), Luis Cresencio Sandoval González, dijo que buscaban fincar responsabilidades a quienes correspondiera, por lo que el director del centro en donde se encontraba asignados los cadetes, Teniente Coronel David López Ordaz, permanecía detenido por “varios delitos militares”.

Además, se mencionó que la actividad que obligaron a hacer a los jóvenes no estaba permitida, por lo que se investigaría como parte de una presunta novatada. Al respecto, Consuelo indica que su hijo nunca le mencionó nada sobre si eran víctimas de este tipo de actos.

“Mi hijo nunca me comentó nada, siempre cayó. No me decía de los golpes que recibió para no preocuparme, pero sí había. Me enteré por medio de otras personas. Luego hay veces que no les daban mucho tiempo para comer, casi no los dejaban descansar. Él me mandó una foto que tenía una herida en el labio, él me dijo que se pegó, pero no era cierto, le pegaron en un enfrentamiento”, explica.

Lo último que Consuelo supo es que el responsable enfrentará cargos por el Fuero Civil, pero algo tiene en claro, que ni toda la justicia le devolverá a su hijo y los sueños que quedaron pendientes no volverán.

mb