VERACRUZ, VER. - La madre de Andrés asegura que si a él le dieran a elegir por su salud y la de su gato, sin dudarlo elegiría el bienestar de su mascota. Con 5 años, el pequeño lucha todos los días contra el cáncer infantil que le fue diagnosticado en 2021. Al igual que él, Michel y otros niños dejaron sus casas y a sus familias para recibir tratamientos en la ciudad de Veracruz.
Los rostros de Andrés y Michel se les iluminan cuando ven entrar al Hombre Araña y Pedro Pica Piedra. Ambos ríen y juegan con otras familias que se encuentran reunidas en la Asociación Mexicana de Ayuda a Niños con Cáncer (AMANC). Todas las personas en este lugar provienen de distintos municipios y estados que llegaron hasta la ciudad de Veracruz para luchar contra esta enfermedad que padecen sus hijos, y ante la falta de especialistas en sus zonas.
La asociación recibe a niños de todas partes del estado de Veracruz, pero también de estados aledaños como Puebla, Oaxaca y hasta de Chiapas pues les resulta más fácil viajar a hospitales del puerto debido a la cercanía. Todos provienen de familias de escasos recursos, sin seguridad social y no tienen las facilidades para pagar un tratamiento contra la leucemia.
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En el albergue se quedan el tiempo que necesiten para que les apliquen sus quimioterapias. Ahí les brindan comida, hospedaje, artículos de higiene personal y hasta medicamentos cuando no los hay en la Torre Pediátrica de la Secretaría de Salud de Veracruz.
Dejaron sus casas y familias por tratamiento de sus hijos
Andrés, de 5 años de edad, esta vez viene con su mamá, Juana Morales Camacho, desde Loma Bonita, Oaxaca. Para llegar a Veracruz tienen que hacer 4 horas en el autobús y otros 45 minutos desde la localidad donde viven, por lo que prefieren quedarse en la ciudad hasta que el menor termine su primera etapa de tratamiento.
Él fue diagnosticado con leucemia linfoblástica aguda en enero del 2021. Pese al duro golpe que significó este resultado para la familia, y las recaídas que enfrenta, el niño no pierde su chispa con la que saca una sonrisa a cada persona que llega a este centro de ayuda.
“Es una fortuna tener un hijo como Andrés. Sí, tiene sus ratos de enojo, pero es un niño que aparte de ser muy inteligente es muy cariñoso y muy empático. O sea que si ve a alguien que está mal y eso trata de ayudar”, dice su madre.
Michel, de 9 años, está con su mamá, Claudia Antonio Luis, ellas llegaron desde el municipio de Oluta, ubicado al sur de la entidad. La pequeña fue diagnosticada en octubre del 2022 y como Andrés tuvieron que dejar sus familias y sus casas para llegar a la ciudad de Veracruz, ya que aquí es donde fueron diagnosticados y reciben su tratamiento, pues señalan que en los hospitales de sus municipios no hay ni especialistas ni equipo médico para atenderlos.
El quinto informe de labores de la Secretaría de Salud 2022-2023, publicado en septiembre del año pasado, señala que en México había un déficit de 34 mil médicas y médicos generales, así como 154 mil especialistas.
“En Oluta me dijeron que no podían atenderla porque no tenían los aparatos necesarios, no tenían la especialidad para atenderla allá. El gasto en traslado sí es mucho, el ADO me cobra más de 500 pesos y mi niña paga medio boleto. En horas tardamos por la pista 4 horas y por la costa 6”, cuenta Claudia.
Son madres solteras
Juana y Claudia son madres solteras y tienen otros hijos que dejaron con sus familiares. Para ambas mujeres resulta el doble de difícil afrontar los retos que representa el cáncer, porque tienen que quedarse hasta mes y medio por las quimioterapias, además de que en un inicio realizaron gastos en médicos particulares al desconocer de la asociación y de la enfermedad.
Juana (mamá de Andrés) cuenta que el único apoyo que tiene es el de su mamá, una mujer adulta mayor que le cuida a su otra hija. Cuando las quimioterapias de Andrés terminan y se van a su municipio, ella realiza venta de comidas, postres y todo lo que pueda vender para reunir dinero y mantener a sus dos hijos.
“Mi mamá ya está grande y todavía tienen que ir a las juntas de la escuela de mi hija y a veces sí se me complica y hemos aprendido a sobrellevar el problema. Trato de hablar con mi hija porque poco la veo, ya que estamos más tiempo acá”, agrega Juana.
Claudia (mamá de Michele) pasa por la misma situación, ella recibe el apoyo de sus padres, quienes se encargan de cuidar a su otra hija mientras ella se encuentra en Veracruz.
Carla Vargas, directora de AMANC Veracruz, dice que las familias que tienen un niño con leucemia no solo se enfrentan a los retos de la falta de especialistas en sus zonas y a tener que viajar largos trayectos para recibir sus tratamientos médicos, sino además enfrentan cuestiones personales que desestabilizan el núcleo familiar.
“Es una travesía muy difícil lo que ellos viven. El recibir un diagnóstico oncológico les cambia la vida, no nada más al niño sino a toda la familia. Al ser foráneos dejan sus casas, las madres de familia abandonan su trabajo. Es un giro a su estilo de vida. Ha habido casos en los que eran un matrimonio y con la noticia hay el abandono del padre, son muchas la cosas”, dice.
La mayoría de las familias que llegan a AMANC son de escasos recursos y sin seguridad social. El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) indicó que del 2018 a 2022 el porcentaje de personas sin acceso a la salud pasó de 16.2 por ciento a 39.1 por ciento, es decir, que de 20.1 millones de personas que había en el 2018 sin este derecho aumentó a 50.4 millones en el 2022.
Cifras de muertes disminuyeron
Son 143 niños que la asociación atiende y brinda a poyo, de los cuales 53 están en etapa activa del tratamiento y el resto están en vigilancia, esto quiere decir que una vez que concluyeron sus quimioterapias les hacen estudios y si ya no hay presencia de células malignas los mantienen vigilados para que no recaigan, este periodo puede durar hasta 5 años.
En Veracruz el tipo de cáncer más común entre los menores es la leucemia linfoblástica aguda, seguido de los tumores del sistema nervioso y los linfomas. De acuerdo con la directora, la tasa de mortalidad de niños con cáncer disminuyó en el 2023 a comparación de otros años. En la temporada pasada hubo 10 decesos, cuando en años anteriores era el doble y en el 2024 van 2 muertes que han sido reportadas a la asociación.
“A raíz de la pandemia, del desabasto de medicamentos aumentaron las muertes, pero como ya han sido tiempos más tranquilos, ya se ha normalizado el abasto de medicamentos, las muertes han disminuido”, comenta.
Hace un año, 14 niños recibieron su pase a vigilancia, es decir, concluyeron la etapa de quimios y ahora continúan su recuperación, se espera que para este año un número mayor logre estar en esa etapa.
mb