VERACRUZ, VER.- Valentina Palma, mamá de 42 años con dos niños, explica con melancolía que sus 18 años de trabajo en el antiguo Acuario de Veracruz se vieron interrumpidos y manchados de dolor, angustia y depresión al ser despedida repentinamente cuando tenía 3 meses de embarazo.
Con claridad y una sonrisa en su rostro, recuerda que el ambiente en el que se desenvolvió desde sus 18 hasta sus 36 años era “perfecto”. La familia Acuario, según Valentina, se distinguía por la unión y el compañerismo no sólo entre trabajadores, sino entre medios de comunicación, puesto que su trabajo era manejar la imagen del establecimiento.
Fue así hasta el 2016. Año en que dice Valentina, el acoso, la explotación laboral y el despido injustificado se hicieran presentes al Carlos Alfredo Lugo Oropeza hacerse administrador del Acuario.
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Un año después, todavía en el gobierno de Miguel Ángel Yunes Linares (2016 - 2028), se implementó la segunda alerta de género en el estado de Veracruz por agravio; es decir, por tener una política pública que violenta los derechos sexuales, reproductivos y de salud de las mujeres.
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“Estaba todavía el contador Armando Fernández Rangel administrando el Acuario con Carlos Alfredo Lugo Oropeza –quien quedaría como futuro administrador– cuando por órdenes de Baltazar Pazos de la Torre le dice a Lugo y a Fernández Rangel que me despidieran”, recuerda Valentina.
Mientras regresa en el tiempo y mira las puertas del establecimiento que la vio convertirse en madre por primera vez, explica que el 10 de agosto del 2018 –día en que la despidieron– acudió con felicidad a la administración para avisar que tenía 3 meses de embarazo.
“Pues una va contenta a informar la noticia, ¿no? Una como empleada, como mujer, va a avisar que está embarazada, pero en ese momento me dicen ‘pues lamento informarte que estás despedida’”.
Ante la impresión y estrés que le generó tal noticia, Valentina cayó hospitalizada cuatro días. “Yo ya había pasado un embarazo aquí en el Acuario sin ningún problema, igual que muchas compañeras, que nos fuimos formando y nos casamos”. Al recuperarse y regresar a su lugar de trabajo, sin mayores explicaciones le dijeron que vaciara su escritorio, tomara sus cosas y se fuera.
Para esto, agrega, ya tenía semanas de que la habían aplicado “la aburridora”. “Me querían poner trabas. Querían acusarme hasta de robo, pero jamás cayeron en ninguna prueba porque yo siempre fui honesta con mi trabajo (...) sufría acoso laboral, sufría maltrato, no me querían pagar horas extras... pero la verdad es que a veces el amor al trabajo puede más. Eso y la necesidad, porque yo ya tenía mi casa y mi hija".
Al regresar, pedir explicaciones y decir que conocía los derechos que la protegían no solo a ella, si no a su nuevo bebé, Valentina cayó de nuevo al hospital por una crisis nerviosa. “Nunca había experimentado un embarazo tan difícil, tan complicado”, ya que explica, en total sufrió cuatro amenazas de aborto.
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Cuando regresó nuevamente, explica Valentina, lo hizo acompañada de un notario público que observó y anotó lo que le decían. “Fui por mis cosas, dejé mis llaves y no acepté el cheque que me ofrecieron”.
“Yo no vi de cuánto era la cantidad que ellos me ofrecían ni nada. Me voy con el notario público y hago una demanda laboral en la Junta Diez, y ahí empieza mi calvario”, exclama al volver en el tiempo.
Depresión y deudas: su nueva realidad
Sonriente al recordar sus primeros años en el Acuario, Valentina explica que inició como guía de turistas en 1999 cuando tenía 18 años y era estudiante. A los años, explica, la movieron al teatro IMAX, entonces ubicado en el World Trade Center.
Debido a “unos cambios”, la despidieron y recontrataron dos meses después en el Acuario, pero ahora en el cargo de promoción de imagen. “Todo era muy bonito aquí, había muy buen ambiente hasta que llegó el gobierno de Yunes”, explica con la sonrisa disuelta.
Para su caso, explica, recibió ayuda de la organización feminista “Mujer con los pies en la tierra” y de uno de sus abogados –el cual ya no la asesora–, ya que no contaba con dinero. Dos días antes de que Valentina Palma fuera a cobrar su incapacidad por embarazo en el IMSS, se topó con que ya no tenía prestaciones de Ley.
“Obviamente era una presión para que yo dijera hasta aquí”, explica. “(...) Ellos lo hicieron con alevosía y ventaja porque dijeron ‘la vamos a presionar porque ya no va a recibir su dinero de incapacidad’, pero aun así aguanté”, dice con orgullo.
Así, entre cuatro amenazas de aborto, ataques de ansiedad, un cuadro de depresión y problemas de dinero nació su hijo de ahora 6 años; tiempo que ha transcurrido desde que inició su demanda y espera su dinero correspondiente, puesto que en el 2023 ganó el laudo a su favor y en ningún momento recibió un peso del Acuario.
Laudo ganado: en espera de justicia
Para sobrevivir y aportar económicamente a su hogar como años atrás, Valentina ha vendido cosméticos y, recientemente, se ha hecho influencer. “Yo vi que de eso se podía ganar dinero, entonces dije ‘¿por qué no?’, hay que conseguirlo de algún lado”, explica.
Valentina Palma Vlog es una plataforma dedicada al dayli vlog, donde comparte recetas, experiencias de vida, salidas con sus hijos, reseñas y donde muestra tiendas de la ciudad de Veracruz.
Aunque en vídeos se vea sonriente y con los ojos alegres, la realidad es que diariamente enfrenta una preocupación. Si no es su casa, la cual explica, le ha dejado de pagar al banco y ahora debe al doble, son los problemas de salud mental que enfrenta su hija de 13 años.
“A veces le digo a mi esposo que me voy a morir sin ver ese dinero, que no es la millonada, pero simplemente ya quiero mi dinero, lo que me toca por ley y ya. Yo no estoy peleando de más ni contra esta administración”.
“Al contrario, los considero personas que sí me van a escuchar. Lamentablemente confié mucho en el gobierno anterior (Cuitláhuac García), pero nada”, explica triste, ya que incluso, cuenta, mediante préstamos acudió a Xalapa para preguntar el estado de su laudo.
En sus idas, explica desorientada y preocupada, le dijeron que no sabían dónde estaba su expediente y que lo mandarían a Veracruz. Sin embargo, al acudir a Conciliación y Arbitraje, le dijeron que su expediente seguía en Xalapa.
En la última llamada telefónica que realizó a Xalapa, cuenta, le dijeron: “mira, te voy a ser sincera: tu expediente de aquí no se va a mover. Aquí es donde se te tiene que pagar porque aquí se llevan los casos de dependencia de gobierno".
“Aquí es donde vamos a citar al Aquarium, y él y tú aquí van a venir y van a firmar que se te está pagando el monto que es, pero no hay fecha. Puede tardar uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis años porque tenemos saturado de demandas y es una empresa de gobierno”.
Sobre esto, La Silla Rota buscó al Aquarium del Puerto de Veracruz en busca de una postura en cuanto al estado jurídico del laudo, pero no hubo respuesta.
Rocío Nahle es mujer, ella dará apoyo
Valentina en cada oportunidad que tiene, explica que los cambios realizados en el Aquarium del Puerto de Veracruz la hacen feliz. Con emoción, explica que la nueva pantalla, fachada y ayuda a los animales que da el acuario le agradan, puesto que es un lugar al que le tiene mucho cariño.
Por esto, explica, su problema no es con la nueva administración o con el gobierno del estado, sino con la burocracia, ya que siente, se morirá sin ver ese dinero “que no es mucho”, pero que le ayudaría a pagar el tratamiento médico de su hija adolescente y sus deudas.
“Como no tengo abogado estoy prácticamente sola ya que he tenido que tomar de mis propios recursos para ver lo de mi laudo, pero yo ahora lo que busco es que la gobernadora me ayude”.
“Que apoye a la mujer y me ayude a hacer justicia. Yo ya quiero cerrar este tema. Lamentablemente los procesos burocráticos son tan lentos, tediosos... Y ella como mujer, yo me imagino que apoya todo esto el derecho a las mujeres que sufren violencia de algún tipo. La discriminación por estar embarazada, porque eran unos misóginos los que estaban en los puestos”.
“Yo de verdad la pasé muy mal con la depresión, la violencia y el acoso, entonces lo que yo busco con la gobernadora es volver a alzar la voz, que no se olvide que habemos muchas mujeres pasando procesos difíciles de violencia de género, porque eso es importante, mi laudo salió a mi favor por violencia de género, o sea, defendiéndome de que sí sufrí una violencia de género y discriminación”.
mb