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Débora, con 93 años, y su nieta Mairim tejen gorros para donar a mujeres con cáncer 

Débora y su nieta Mairim dedican varias horas a la semana para tejer gorros que regalan a mujeres con cáncer, actividad que además las ha unido

Dedican largas jornadas a tejer gorros oncológicos que regalan a mujeres con cáncer.
Débora, maestra jubilada de 93 años, y Mairim de 28, con Síndrome de Down.Dedican largas jornadas a tejer gorros oncológicos que regalan a mujeres con cáncer.Créditos: ISABEL ORTEGA
Escrito en VERACRUZ el

XALAPA, VER.- Débora, maestra jubilada de 93 años, y Mairim de 28, con Síndrome de Down, suelen dedicar gran parte de su día a tejer turbantes, gorros y chalecos que entregan mes a mes a asociaciones que apoyan a mujeres con cáncer.

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La matriarca de la familia y su nieta han encontrado en el tejido una conexión y una forma de altruismo. Comparten el gusto por usar estambre, agujas o telar, y apoyan a mujeres diagnosticadas con cáncer para aminorar el impacto de la caída del pelo, consecuencia de la quimioterapia, al recibir su tratamiento oncológico.

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El confinamiento que provocó el virus SARS CoV-2 permitió a Débora, Mairim y Miriam, mamá de Mairim, realizar un trabajo en beneficio de mujeres, pues para algunas pacientes oncológicas la pérdida del cabello, por la quimioterapia, suele tener un mayor impacto, que el propio cáncer.

El mes de octubre se conoce como el Mes Rosa, forma parte de la campaña internacional de sensibilización y recaudación de fondos para concientizar sobre el cáncer de mama. El objetivo es informar a la población sobre la importancia de la detección temprana de esta enfermedad.

El 19 de octubre se celebra el Día Mundial de la Lucha contra el Cáncer de Mama, mientras, que el 13 de octubre se conmemora el día de la Concientización sobre el Cáncer de Mama Metastásico

Durante el primer trimestre de 2024, Veracruz registró 266 nuevos casos de cáncer de mama, ubicándose como el cuarto estado con la mayor incidencia de esta enfermedad, según el Boletín Epidemiológico de la Secretaría de Salud del Gobierno Federal, con datos hasta el 23 de marzo.

Del total de casos en Veracruz, 262 corresponden a mujeres y cuatro a hombres, en contraste con los 542 casos reportados en 2023. A nivel nacional los tumores malignos son la tercera causa de muerte.

Débora, lleva ocho décadas tejiendo

La maestra Débora Romero López, con 93 años, cuenta que desde los 10 años empezó a tejer, pues en su época no les permitían salir a jugar a la calle, por lo que replicaba el trabajo que hacía su mamá: tejer o bordar durante la tarde. 

Desde su infancia y por ocho décadas dedica gran parte de su día a realizar actividades manuales, que hoy le permiten tener una mente activa, maneja una tableta, sin el menor problema, y aprende -viendo videos en YouTube- nuevas puntadas, sin importar que el video esté en ruso o portugués.

Aficionada a la plataforma Pinterest, dice que de ahí surgen muchos de sus proyectos que replica no sólo en la puntada, si no en las medidas exactas para donarlo o usarlo. “Yo tejo cosas sencillas, a mis hijos yo les empecé a tejer. Y ahora con la nueva tecnología, tejo como los rusos o brasileñas”.

“Tengo una idea de que, si Dios me bendice a mí, es para compartir. El dinero que me dan de pensión es para compartirlo (…) Tejer es un ejercicio mental, porque hay que contar, tener creatividad, y es bueno porque tu cerebro está trabajando.

Débora Romero aprovecha las nuevas plataformas para seguir aprendiendo sobre tejido.

“Eso te ayuda a inhibir la soledad, las penas, las adversidades de la vida, las enfermedades que se tienen. Haciendo estas cosas no se te quitan, pero te distraes, y pasas más tranquila la vida, haciendo algo en beneficio de otra persona”, comenta Débora en entrevista con La Silla Rota.

Egresada de la normal, empezó a dar clases en 1951 y se jubiló a los 65 años, aunque quería seguir dando clases. La enfermedad de su esposo la llevó a concluir su periodo de vida laboral, sin embargo, no dejó la docencia, pues en ocasiones acude a la iglesia de su colonia y a la Quinta de las Rosas a dar clases de tejido.

“Allá las pongo a tejer, llevo el material y les pido ayuda. Algunas lo hacen una o dos veces, no a todos les gusta”, cuenta y comenta que sigue acudiendo una vez a la semana a la Quinta de la Rosas, a socializar y practicar su tejido.

En su época como maestra, dice, no sólo se encargaba de enseñar las materias básicas, debía organizar actividades extraescolares, por lo que daba clases de tejido, costura y pintura a sus grupos.

“Primero eran niñas y niños a parte (en cada salón). Luego fueron clases mixtas, y yo decía ¿qué le voy a poner a hacer a los niños? A la hora de coser, ponía a los niños a hacer macramé, les enseñaba a hacer maceteros, tapetes y hasta de carpintería aprendimos, para ponerlos a hacer algo”, cuenta.

La maestra Débora lamenta que a la fecha no se valora las artesanías, y por el contrario en plataformas como Temu se abaratan prendas bordadas por máquinas, sustituyendo asi el trabajo de artesanas. 

Surge un proyecto familiar

El sumar esfuerzos a favor de pacientes oncológicas es un proyecto que surgió en 2021, como parte de la terapia ocupacional para Mairim, ante el confinamiento por la pandemia del Covid.

Ante la suspensión de actividades prioritarias cerró la escuela a la que acudía Mairim a la que dos veces a la semana, para mantenerla con actividades, sus papás buscaron una maestra para que la apoyara en su casa. Además, de aprender español y matemáticas, empezó a realizar manualidades.

Como parte de sus actividades extraescolares Mairim empezó a tejer, ella usa un telar. Primero aprendió a confeccionar bufandas, después de que toda la familia contaba con una, buscaron nuevas opciones para usar el tejido de la joven.

La maestra de Mairim les enseñó que al coser los dos extremos de la bufanda era posible armar turbantes, que entregan a una asociación civil, que suele agregar cabello natural en la parte trasera, para generar el efecto de una peluca.

“A veces hacemos cuatro o cinco, se entregan 20 gorros al mes. Cuando una sobrina se enfermó y se quedó sin cabello, lo sentido que era para ella estar sin cabello. Después, una jovencita, hija de la señora que nos ayuda, también enferma de cáncer y se queda sin cabello.

Débora y Mairim dedican de cuatro a cinco horas del día a su trabajo altruista.

“Para ella fue más impactante, no tener cabello, que le dijeran que tenía cáncer, sufrió mucho. Creo que es muy importante para las mujeres (con diagnóstico oncológico), tener cabello y verse bien. La chica tenía 15 años y murió a los 16”, dice Miriam hija de Débora y mamá de Mairim.

El proceso de la joven impactó a la familia, pues nunca dimensionó que su cáncer podría provocar su muerte, tal vez como un mecanismo de defensa o porque tenía paz, dice Miriam quien cuenta que, a partir de ahí, decidieron ayudar a más mujeres.

Para ello contactaron a una asociación oncológica a la que cada mes le entregan paquetes de material tejido, para donar a mujeres que así lo necesite.

Para cumplir con la meta de entrega de sus gorros, Débora y Mairim tejen toda la tarde, después de comer. Dedican de cuatro a cinco horas del día a su trabajo altruista, “soy nocturna. Me duermo las 12, me despierto a las 8, y me levanto a hacer mi desayuno a arreglar la casa, lo que dejo mal puesto, voy a caminar a hacer el mandado”, cuenta Débora.

Trabaja de lunes a sábado, porque los domingos son días familiares, además de que acude a la iglesia se reúne con sus hijas y nietos para compartir los alimentos.

En la actualidad Mairim retomó la asistencia a la escuela, donde toma clases de español, matemáticas y alguna manualidad, “allá tienen teatro, actividad física y cocina. A ella le gusta mucho, va los viernes a su clase (de cocina)”.

vtr