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Minerva, doctora xalapeña con una década en el servicio médico particular

Previo al Día de la Médica y el Médico, La Silla Rota te presenta la historia de Minerva García, quien sigue el linaje de su familia por la atención a pacientes

Doctora de Xalapa.
Escrito en VERACRUZ el

XALAPA, VER. - La vocación por la medicina de la doctora Minerva la descubrió cuando tenía cinco años de edad. En esa época su casa era una especie de hospital en la ciudad, su papá, un médico reconocido, atendía desde un parto hasta la sutura de un niño descalabrado.

La doctora, que desde hace 10 años brinda atención médica particular en Xalapa, asegura que desde pequeña entendió el gusto por servir, y si bien su papá fue una inspiración, tenía claro que quería ayudar a las personas para mejorar su calidad de vida

En los pueblos, dice, había tres personas importantes en la jerarquía social: el párroco, el médico y el maestro. Ella tenía claro que quería formar parte de ese grupo, ayudando a los xalapeños y a quién requiera de un diagnóstico médico, incluso, a través de una consulta virtual.

Este miércoles 23 de octubre se celebra el día de la médica y el médico, fecha en la que se reconoce el esfuerzo, las habilidades y el compromiso de los profesionales de la salud. Durante el día se agradece su labor y se reconoce su aportación en el bienestar de la sociedad.

La celebración se instituyó para conmemorar la creación del Establecimiento de Ciencias Médicas en 1833, que es el antecedente de la actual Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de México, de donde egresó el papá de Minerva, el médico Gilberto Mario de Jesús García Sánchez.

La doctora Minerva García García es conocida en Xalapa, y fue una de las médicos que apoyó en la atención de hasta 40 pacientes al día, de lunes a viernes, y visitas domiciliarias los sábados y domingos, durante la pandemia por el virus SARS CoV-2.

La joven, que se define como una mujer de ciencia, reconoce que una fuerza superior la cuida, pues durante la pandemia se contagió en tres ocasiones, no obstante, los síntomas del covid fueron leves y logró recuperarse para atender a cientos de pacientes. 

Veracruz sexta entidad con mayor número de establecimientos particulares 

Datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) reporta que Veracruz es la sexta entidad con mayor número de establecimientos particulares que prestan los servicios de salud, solo por debajo del Estado de México, Ciudad de México, Jalisco, Guanajuato y Michoacán.

De cada 100 establecimientos particulares, 90 tuvieron la categoría de hospital general; para atender: la especialidad de gineco-obstetricia, pediatría, psiquiatría y traumatología, entre otros padecimientos.

En 2023, los establecimientos particulares del país registraron dos millones 275 mil 770 egresos hospitalarios: dos millones 255 mil 987 fueron altas por morbilidad hospitalaria y 19 mil 783 resultaron defunciones.

Esos datos estadísticos reportan que en Veracruz un paciente pasó en promedio un 1.8 días hospitalizado, mientras que la media nacional es 2.1 día. Se reportaron 910 egresos por cada 100 mil habitantes.

El 3 por ciento de los pacientes atendidos por cada 100 mil habitantes, fueron diagnosticados con Covid; y el 52 por ciento de las personas que ingresaron a los locales privados quedaron como casos probables.

Los municipios de Veracruz con mayor número de clínicas o consultorios particulares son Poza Rica, Veracruz Puerto y Xalapa, detalla el INEGI, según las Estadísticas de Salud en Establecimientos Privados (ESEP) 2023. 

Médicos siguen conociendo y atendiendo efectos del Covid

Minerva García García es médico general egresada de la Universidad Veracruzana (UV). Hija de Gilberto Mario de Jesús García Sánchez, médico de profesión, lleva una década atendiendo a los xalapeños.

La joven médica tenía claro, desde los cinco años, que quería ser doctora. Desde pequeña vio a su papá atender a decenas de pacientes en su domicilio particular. Su deseo de estudiar la llevó a presentar en tres ocasiones el examen de admisión en la Universidad Veracruzana, hasta que logró ingresar a la comunidad UV.

En entrevista con la Silla Rota Veracruz comenta que su gusto por ayudar a las personas que requieren de atención médica, la ha llevado a brindar consultas virtuales con pacientes de Sudamérica y Canadá, durante y después de la pandemia.

Su formación como profesional de la salud le permitió acompañar a su papá y mamá durante la atención de su enfermedad y el seguimiento del tratamiento médico que, finalmente, la llevaron a la medicina privada, pues así se hizo tiempo para cuidarles.

“Mi papá se enferma cuando yo voy a terminar la carrera, hago el Internado en la Clínica 11 del IMSS, y el servicio social en la Facultad de Medicina, me quedé ahí porque mi papá enfermó (y podía cuidarlo)”.

Al año de que inició su servicio social su mamá fue diagnosticada con cáncer, lo que la obligó a tener disponibilidad de tiempo para apoyar en la atención médica, consultas y tratamientos de quimioterapia que la obligaban a salir de Xalapa.

“Ella falleció el 26 de mayo. El diagnóstico oportuno permitió que estuviera 11 años. Mi papá falleció en 2015, y desde el 2014 ya venía aquí a dar consulta, después de mi servicio profesional”, cuenta.

Su papá era un médico reconocido de Xalapa, el doctor Gilberto García Sánchez. Tras su deceso en marzo del 2015, le tocó abrirse camino sola en la atención a pacientes. Por un tiempo fue médico escolar y apoyó en una clínica particular que le maquilaba al IMSS el servicio de diálisis. 

Los horarios laborales no eran compatibles con la necesidad de atención de su mamá, por lo que decidió quedarse en su consultorio privado, que hoy por hoy le permite decidir el tiempo de atención para cada uno de sus pacientes, sin estar obligada a cumplir con una cuota como ocurre en instituciones del sector público.

La doctora explica que tiene un importante número de pacientes, tan solo en sus contactos de su celular registró a cinco mil personas. Es por ese medio que logra agendar sus consultas con ayuda de su asistente. 

“Tengo muchos pacientes, en WhatsApp tengo cinco mil contactos. Hago visitas a domicilio, me dedico a la función privada, desde el 2019 estoy bien posicionada (en Xalapa)”. platica en entrevista.

La doctora explica que la primera emergencia médica, antes del covid, fue en 2019 cuando se dispararon los casos de dengue en Xalapa. Fue la primera ocasión en que la demanda por una consulta médica modificó sus horarios de atención, pues llegaban decenas de personas al día.

Para 2020, recuerda, cuando se informó sobre el Covid tomó la decisión de no atender a pacientes contagiados con el virus, pues no estaba claro cómo debía tratarlos y su cercanía aumentaba la posibilidad de contraer la enfermedad e infectar a su mamá, considerada un grupo vulnerable, luego de padecer cáncer.

No obstante, cuenta, los pacientes no tardaron en llegar. Los primeros casos tenían síntomas similares a neumonía, ya que cuando hacían los exámenes de laboratorio detectaban que portaban el virus del SARS CoV-2.

En ese momento decidió limitar su cercanía con su mamá y hermano para reducir el riesgo de contagio. Los primeros meses, cuenta, usaba todo el equipo médico, desde guantes, mascarillas, ropa quirúrgica y cubreboca. Con el paso de los días las medidas de seguridad resultaron incómodas y, tres meses después, optó por reducirlas.

Se limitó al uso de cubreboca, gel antibacterial y lavado constante de manos, que hacía más sencilla la atención a los pacientes que llegaban a su consultorio, así como a los que visitaba a domicilio.

“En marzo, cuando a todo mundo lo encierran, empecé a ver muchas neumonías y sin querer, empecé a tratar pacientes covid. Me arranqué, y le dije a mi mamá ya no te voy a ver, me voy a dedicar a esto.

“Empecé a ver pacientes covid, había dias muy difíciles donde, además, los laboratorios decían no me mandes pacientes Covid, no vamos a atenderlos ni en radiografía ni de laboratorio, y háganle cómo quieran”.

Recordó que para el cierre del 2020 e inicio del 2021, se registró mucha mortandad y cuando hacía las visitas domiciliadas, se daba cuenta de los pagos por la renta de equipo médico, pues todo se disparó, “yo no sé cómo le hacía la gente, con cuentas de 30 mil, 60 mil y hasta 70 mil pesos por los tanques de oxígeno”.

La doctora enseñó a sus pacientes a inyectarse, para mantener el tratamiento médico y por los altos costos por los servicios que se prestaban. Familias completas de hasta ocho integrantes se enfermaron y, en ocasiones, murieron los más jóvenes. 

Detalla que en algún momento de la pandemia atendió a por lo menos la mitad de los pobladores de San Miguel del Soldado, comunidad de Rafael Lucio, pues los habitantes acudieron a un velorio de alguien reconocido y se contagiaron de SARS CoV-2, en un periodo de tres días su consultorio estaba lleno de personas portadoras del virus.

Los horarios laborales durante la pandemia, cuenta, eran de siete de la mañana a la una de la madrugada del otro día, y al llegar a su casa debía revisar la actualización sobre los tratamientos para atacar a las cepas y los síntomas del virus, que iban variando, con la idea de seguir atendiendo a sus pacientes. 

“Yo creo que algo tuvo que ver alguien superior, porque si no yo me hubiera ido. Yo creo que Dios me cuidó, fue una etapa difícil, era una de trabajo impresionante. Afortunadamente estoy casada con mi trabajo, eso me permitió atender a los pacientes”.

“Me hablaban de otros países y yo les decía, cómo consiguieron mi número y me respondían: por redes sociales. Atendí gente de Colombia, Argentina, Chile, Guatemala, Canadá, no me gusta, pero la gente requería atención. En Colombia la situación era muy complicada, y los orientaba, pero no sabía qué medicamentos tenían allá”. 

Explica que como médico general estaba en desventaja, pues los neumólogos conocen el sistema respiratorio, sin embargo, todos iban aprendiendo sobre la marcha, buscando reducir el índice de muertes.

“Le entramos todos en bola, compartiendo información en grupos de médicos en WhatsApp, que compartían sus conocimientos. Todos queríamos resolver y evitar la mortandad, no sabíamos nada y seguíamos atendiendo”.

Cuando llegaron las vacunas, explicó, no fue prioridad porque no trabajaba en el sector salud, pasaron al menos seis meses hasta que médicos del Centro de Especialidades Médicas (CEM) la apoyaron para inmunizarla, pese a que trataba hasta a 40 pacientes diarios y es una doctora 100 por ciento pro-vacunas.

Durante la pandemia dio positivo en tres ocasiones, en la primera no se percató de los síntomas, pues pensó que el malestar físico estaba relacionado con las jornadas laborales que superaban las 18 horas al día.

Solo se dio cuenta, cuando se vio en la necesidad de visitar a su mamá en el hospital y le condicionaron su ingreso a confirmar si era portadora del virus, “la tuve internada en diciembre del 20. Me decían puedes venir a verla, pero antes tienes que hacerte el examen., No había pruebas rápidas, me hice de anticuerpos y salí positiva, pero no me di cuenta”.

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La demanda de consultas médicas hacía que en ocasiones olvidara comer, ante el número de pacientes que llegaban por una consulta médica, “multipliqué mi capacidad hasta en un 400 por ciento, mucho aprendizaje e historias tristes en los años de la pandemia”.

Minerva reconoce que a la fecha sigue aprendiendo de la enfermedad, existe mucho tabú sobre el tratamiento, incluso las vacunas, pues a dos años de que empezó el proceso de inmunización algunas personas se negaron a recibir el biológico.

El año pasado, cuenta, tres de sus pacientes murieron en menos de 72 horas, de que se detectó que eran portadores del virus, y algunos no estaban vacunados, pues sus médicos generales les recomendaron no hacerlo.

El covid, explica, detonó un proceso viral inflamatorio, que disparó muchas enfermedades que las personas estaban propensas a padecer. A la fecha, el covid disparó las enfermedades cardiovasculares,  asociadas a la obesidad, cambios metabólicos, provoca fatiga y cansancio, además, del aumento de padecimientos psiquiátricos, por el encierro.

Las nuevas cepas, explica, están impactando en la vista, generando una disminución y aunque los síntomas se asemejan a una gripe las secuelas son graves.

La doctora menciona que, aún después de la mortandad por la pandemia, la gente sigue sin tener buenos hábitos de cuidado personal o alimentación; no se invierte en prevención y muchos pacientes consultan al doctor Google.

“El internet sirve para informarte y desinformarte. No somos un país que nos gusten los datos duros, somos un país donde muchos médicos hacen medicina basada en ocurrencia y no en ciencia, y por eso empeoran. Yo tengo pacientes que su médico les decía no se vacunen”.

García García reconoce que los profesionales de la salud deben reinventarse, “porque esa imagen que se tenía antes, en donde en los pueblos los más importantes eran el padre, el médico y el maestro, ya está muy devaluada. Parte de eso, es culpa de los colegas que se ponen la bata y ven en los pacientes, signos de pesos”.

Planteó que los médicos generales han sido relegados en la atención en hospitales, se da prioridad a los especialistas, sin tener claro que son -los primeros- los que tienen contacto con la ciudadanía y pueden ser el filtro para reducir el peregrinar de los pacientes y confirmar diagnósticos médicos oportunos

MB