VERACRUZ, VER.- Rogelio escucha un audio en Tiktok desde su celular y se le escapa una sonrisa irónica: “Saludos para la gente linda que quiere venir a Estados Unidos. Venga para que se ponga viejo más rápido, venga para que la mente se le vuelva loca, venga para que el día se le pase y ni cuenta se dé, venga para que se dé cuenta que este país no es lo que usted piensa”.
El audio resume lo que a diario tienen que vivir él y sus otros compañeros de trabajo, la mayoría son migrantes que alcanzaron el “sueño americano” y trabajan, a veces más de 12 horas, sin vacaciones y sin descansos en Estados Unidos.
Hace 8 años dejó su pueblo en Veracruz para buscar una mejor calidad de vida en otro país. Cambió la comida casera de su madre por la “fast food” (comida rápida), el sonido del río y las aves por el de las ollas y pedidos de clientes americanos que llegan a la cocina del restaurante mexicano donde trabaja.
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Con este cambio de vida también vino un deterioro en su salud, tanto física como emocional. Después de 8 años de trabajar sin descanso, sin vacaciones y por horas extras, ve las complicaciones en su cuerpo como perdida de cabello, crisis nerviosas y enfermedades en la piel. Además de depresión por estar lejos de su familia y por la preocupación de que algún día lo vayan a deportar y tenga que regresar.
A diferencia de otros migrantes que tienen que pasar largas horas y arriesgar su vida en el desierto, sortear los peligros y los abusos para cruzar “al otro lado”, Rogelio, de 30 años, pasó de manera legal, con una visa y un pasaporte a través de una empresa que reclutaba trabajadores veracruzanos.
Durante un año y medio trabajó jornadas de 12 horas en restaurantes; aunque el trámite se lo habían pagado tenía que ahorrar dinero para saldar ese préstamo que le debía a la empresa reclutadora, alrededor de 200 mil pesos.
“Desde que llegue empecé a trabajar todos los días. De 8 de la mañana a 9 de la noche para pagar la deuda. Pagué 200 mil pesos mexicanos en un año, no descansaba, porque tú te ves obligado a pagar el préstamo que te hicieron para pasar”, cuenta.
El contrato de estadía en Estados Unidos duraba un año y medio, durante ese tiempo apenas y pudo mandarle algo de dinero a su familia, ya que su preocupación era pagar el préstamo que le hicieron, por lo que decidió desertar.
Al cumplirse el periodo en el que tenía que regresar a su país, prefirió irse a otro estado, sabía que esa era la única opción para poder hacer un patrimonio en México.
El precio por ganar en dólares
No tardó mucho tiempo para que encontrara un nuevo trabajo. Ahora sin la presión de pagar una deuda, pero con el temor de que algún día lo fueran a deportar.
Logró ganar más dólares para mandarle a su familia en México, en menos de seis meses ahorró lo suficiente para comprarse un automóvil, algo que en Veracruz no hubiera sido fácil, admite.
En su pueblo compró una casa y le hizo algunos detalles para que su familia viviera cómoda. A la par se acostumbró a la vida que ofrecía tener un sueldo más alto que en México, pero bastaron 3 años de tener una vida agitada, de despertarse a las 5 de la mañana y dormir a las 12 de la noche, sin descansar, para que su mente y cuerpo le pasaran factura.
El primer síntoma fue el estrés. Pensar en su familia que se había quedado en México era lo que más le preocupaba, después vino la pérdida de cabello y con eso más preocupaciones por su salud.
“En todo ese tiempo que presenté los síntomas nunca fui al doctor, creía que era pasajero, pero nunca se me pasó, porque se me empezó a caer el cabello y también no estás tranquilo, no duermes bien, piensas mucho. Los primeros días andas con miedo a que te vayan a deportar y el cambio de comida y el trabajo en cocina es estresante y peleas con las meseras, pues no sabes inglés y ellas no saben español”, agrega.
En los 8 años que ha estado como migrante solo en dos ocasiones acudió al médico, el principal motivo era las altas tarifas médicas, por su condición de indocumentado no tenía ningún seguro que los ayudara en caso de enfermarse. En una cita gastó en promedio 5 mil pesos, lo que equivale a casi una semana de trabajo.
La salud de los migrantes
El presidente del Colegio de Medicina Interna del Estado de Veracruz, Alejandro Quintín Barrat Hernández, explica que cuando una persona está en estrés constante por su trabajo y no cuenta con descansos adecuados, puede generar distintas afectaciones a su salud, con enfermedades como depresión.
Además de que incrementa las posibilidades de poder tener padecimientos digestivos, musculares y cardiovasculares, por lo que es una situación que debe ser atendida para no poner en peligro la vida.
En el caso de las personas migrantes el tema es mucho más complejo y diferente, según el especialista. Esto se debe a que ellos experimentan diferentes tipos de estrés, de acuerdo a la condición en la que se encuentren.
“En el caso de que sea una situación del tipo legal, pues solo es el cambio de domicilio y de ambiente que genera un cierto estrés. Principalmente si es del tipo ilegal, esto ya le pone una situación intensa al cambio. El estar allá en un ambiente completamente diferente, alimentación y pensando siempre por los que dejan, entonces es un estrés continuo y los cambios de hábitos alimenticios”, dice el especialista.
Una vida cómoda que pone en riesgo su salud mental
Los síntomas que Rogelio presenta no son aislados, el migrante asegura que la mayoría de sus compañeros de trabajo tienen situaciones similares a las de él, algunos más complicadas que otros, pero todos sufren de estrés y afectaciones a su salud como diabetes.
“Estados Unidos te enferma, tienes todas las comodidades, pero… son unas por otras. Te enfermas de una cosa u otra. El estrés, la ansiedad”, comenta.
Rogelio recuerda muy bien el caso de uno de sus compañeros, el joven era de Guatemala y tenía 7 años viviendo en Estados Unidos. Un día llegó a trabajar con una actitud diferente, más retraído y triste.
“Martín Ramírez de Guatemala, llevaba 7 años trabajando ahí y nada más de pronto comenzó a sentir depresión, no se sentía bien y como que había perdido la memoria. Olvidó su nombre, no sabía dónde estaba, ni la hora y solo lloraba. Un primo que tenía no pudo pagar su tratamiento psicológico y decidió mandarlo de nuevo a su país, porque ya no podía ni trabajar”, narra Rogelio.
La psicóloga y psicoterapeuta, Lorena Redondo Delgado, explica que los retos y adversidades que viven las personas que están ilegalmente en otro país pueden generar diversas afectaciones psicológicas.
Los migrantes ilegales son personas que cuentan con una vulneración emocional y son más propensos a tener complicaciones por depresión y estado médico; además, no cuentan con una red de apoyo que les dé un soporte, por lo que pueden caer en el consumo de alcohol y drogadicción.
“El tipo de apoyo que deben tener estas personas es más comunitario. Las personas migrantes son de un nivel socioeconómico mucho más bajo y no tienen las maneras económicas para solventar un tratamiento psicológico. Es indispensable desarrollar estrategias de apoyo y de intervención más psicosocial y comunitaria”, asegura.
La especialista indica que se requiere de un enfoque más integral que pueda tener un reconocimiento para que se consideren las funciones políticas, sociales, culturales de discriminación y marginación que los migrantes viven, los cuales son la causa de estos padecimientos mentales.
La recomendación ante estos casos es acercarse a las asociaciones para migrantes que puedan darles acompañamiento y asesorías para poder hablar sobre su situación emocional.
Remesas en Veracruz y la necesidad de buscar mejores oportunidades
Rogelio no quiso estudiar la preparatoria luego de terminar la secundaria, prefirió irse a trabajar a la Ciudad de México porque en su pueblo solo había trabajo en el campo, luego se fue a Estados Unidos porque confiaba que ahí iba a ganar más dinero para enviarle a su familia y así fue logró comprar algunos terrenos en su pueblo y una vivienda en Xalapa.
Hilario Barcelata Chávez, coordinador del Observatorio de las Finanzas Públicas de la Universidad Veracruzana (UV), muestra que de enero a junio el dinero por remesa en pesos mexicanos disminuyó, porque el dólar bajó de precio a comparación de otros periodos; no obstante, el envío en dólares incrementó en Veracruz.
El último reporte del Banco de México señala que de enero a junio Veracruz recibió mil 235 millones de dólares en remesas, esto es superior a lo que recibió en el mismo periodo del 2022, que fue de mil 080 millones de dólares.
Los veracruzanos continúan migrando a otros países en búsqueda de mejores oportunidades, ya que en el estado no cuentan con trabajos atractivos que los hagan quedarse, asevera el especialista.
“Las remesas están incrementando, para todo el país. Estoy hablando del periodo enero-julio del 2022 las remesas fueron de 27 mil 516 millones de dólares, para el mismo periodo del 2023 las remesas son de 30 mil 238 millones de dólares. Hay un incremento en todos los estados. Lo cual significa que el proceso de migración sigue avanzando y que cada vez son más las personas que se encuentran en el exterior”.
En el estudio “Veracruz. Remesas, migración y pobreza municipal”, donde participó el especialista y diversos académicos del Observatorio de las Finanzas Públicas de la UV, identificaron que la migración en el estado es causa de la falta de oportunidades y no de la pobreza.
Encontraron que los municipios que más expulsan personas son los más grandes y desarrollados como Xalapa, Orizaba, Veracruz, Córdoba, en los que se reciben más remeses que las zonas más pequeñas y marginadas.
“Hay gente que podría ganarse la vida acá, con algún trabajo, porque están migrando incluso profesionistas que no encuentran las oportunidades aquí y deciden migrar a Estados Unidos para encontrar las oportunidades que aquí no se están abriendo”.
El investigador asegura que la falta de empleos bien remunerados y de inversión extranjera en el estado de Veracruz, es un factor importante que hace que las personas como Rogelio decidan irse a otros países.
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