XALAPA, VER. – Jóvenes en motocicleta parados en sitios de taxi, que llegan a los negocios después de la recomendación de un conocido, ofrecen préstamos “a la palabra” a conductores de transporte público, pequeños negocios o puestos informales en la ciudad de Xalapa, capital de Veracruz. La modalidad del crédito es conocida como gota a gota.
Una urgencia económica o la facilidad de tener dinero de inmediato lleva a comerciantes o emprendedores a aceptar créditos que deben saldar en periodos que van de 16 a 20 días, dependiendo del monto de dinero solicitado.
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La mecánica del préstamo gota a gota en Xalapa es similar al menos en tres casos consultados por La Silla Rota Veracruz. El dinero se entrega en efectivo o transferencia y una persona debe pasar a diario a cobrar la cuota. El monto de pago va desde 75 hasta 100 pesos diarios, por cada mil pesos que se entregaron a préstamo.
Los cobradores no dan opción a no pagar la cuota, si el deudor no tiene el dinero en efectivo pueden tomar alguna prenda o insumos, de lo contrario el monto del interés es mayor al pago diario y no hay margen para “negarse” a cubrirlo.
Cuando alguien no tiene para pagar es custodiado por motociclistas frente a sus negocios o vivienda, en otras ocasiones recibe mensajes por teléfono o WhatsApp para requerirle el pago de forma insistente e intimidante.
La enganchan en un grupo de mujeres en Facebook
Natalia decidió emprender un negocio con sus ventas de productos por catálogo. En un grupo de Facebook ofrecieron prestarle dinero a través de una “financiera” que entregaba créditos de hasta tres mil pesos, que debía pagar en 16 días. Si era puntual, el monto del siguiente préstamo podría subir 500 pesos para un nuevo crédito.
El modelo conocido como gota a gota fue “adecuado” por la financiera, que por cada mil pesos prestados cobraba 75 pesos diarios, por un periodo de 16 días. Al final la prestamista cobraba solo 200 pesos más del monto entregado, siempre y cuando la persona pagara a más tardar a las 2 de la tarde.
“Si el usuario del crédito no cubría los 75 pesos, al día siguiente debía entregar 100 pesos de interés, más los 150 pesos de abonos de los dos días”, cuenta Natalia en plática con La Silla Rota Veracruz.
Natalia obtuvo dos préstamos en un mes y medio, para obtener la autorización entregó una copia de su credencial de elector, comprobante de domicilio y firmó un pagaré, solo que el documento estaba en blanco.
La también ama de casa platica que las personas llegaron hasta su domicilio para entregarle el primer monto que fue de 2 mil pesos. Cuando pagó, después de los 16 días, recibió el ofrecimiento de un nuevo crédito, aunque le ofrecieron más dinero ella optó por otros 2 mil pesos.
Si bien reconoce que el pago del interés es bajo, solo 200 pesos por cada mil que les presta, el problema es que si no pagaba a tiempo la empezaban a presionar con mensajes o llamadas de que tenían un adeudo pendiente. Con el atraso, venía el pago de 100 pesos por interés diario, más el abono pendiente.
“Ellos te piden firmar un pagaré en blanco y te dicen que si no pagas ellos pueden proceder legalmente en tu contra y te dan una tarjeta para ir anotando tus abonos. No sé qué pasaba si no pagabas, porque siempre di puntual, pero el cobrador que venía a mi casa si me comentó que en ocasiones no encontraba a las personas o ya no vivían ahí.
“Yo los contacté por redes sociales, en un grupo de Facebook, donde anunciaron que había préstamos, pero la administradora no se hacía responsable de los pagos o sí cobraban de más”.
La entrevistada dijo que mandó un mensaje a la financiera, otra mujer le explicó cuál era el mecanismo para obtener el dinero y aunque no correspondía a su zona asignada, le pasó el número de un compañero. Fue quien hizo una visita al domicilio de Natalia en Xalapa, para corroborar lo que vendía y después de eso le dieron el dinero.
El primer crédito lo entregaron en efectivo, ya después hicieron una transferencia electrónica, incluso, algunos de los pagos de los “abonos” se dieron con ese método.
A Guadalupe le ofrecen crédito, pero no acepta
La señora Guadalupe es propietaria de una Lavandería que, si bien logró sobrevivir a la pandemia, perdió a muchos de sus clientes habituales y tenía algunos pagos pendientes del negocio, por lo que necesitaba dinero de urgencia.
En una plática con un cliente, le describió su situación económica, su interlocutor de inmediato le ofreció “enviar” a un conocido que solía hacer préstamos y no le pedía aval.
El joven le explicó a Guadalupe que el método de cobro era diario, un motociclista pasaría después de las 2 de la tarde por la “cuota” y en caso de que un día el negocio estuviera cerrado, ya sea sábado o domingo, el lunes tenía que pagar el monto equivalente a los tres días.
Le dijo que si en algún momento no tenía el efectivo para pagar la cuota, que eran 100 pesos por cada mil prestados, el motociclista se quedaría a esperar a que consiguiera el dinero o, en todo caso, debía dar alguna prenda o producto de su lavandería por el valor de pago pendiente.
“Si prestan mil tienes que pagar 100 diarios, el pago es por 20 días, ellos recuperan lo doble de lo que te prestan. Nosotros ya no quisimos, por lo mismo y simplemente el chico se fue”, cuenta la microempresaria.
Mujer se va de Xalapa, ella recibió dinero de Gota a Gota
María es vecina de Lomas Verdes, la unidad habitacional que se encuentra a unos metros del Centro Estatal de Control, Comando, Comunicaciones y Cómputo (C4) de la Secretaría de Seguridad Pública. Desde hace tres años recibe la visita frecuente de jóvenes en moto.
Esos motociclistas se diferencian de repartidores o usuarios del vehículo, pues pasan horas estacionados en los sitios de taxi, o fuera de pequeños negocios como tiendas o puestos de antojitos.
Los jóvenes son cobradores de “préstamos a la palabra”, trabajan todos los días a recogiendo la cuota de sus deudores. Las personas no deben dejar de pagar los créditos, de lo contrario son amenazados con pistola en mano si se retrasan demasiado o se niegan a pagar el dinero que recibieron para salir de apuros económicos.
María cuenta que su vecina tenía un negocio de venta de antojitos mexicanos, por la tarde noche sacaba su mesa que instalaba a unos metros de su casa. Las dos emprendedoras formaban parte de una red vecinal que pedía créditos en la financiera Compartamos.
Fernanda, la vecina de los antojitos, era la tesorera de Compartamos y la que guardaba los pagos semanales y hacía los depósitos a la financiera para cubrir los créditos que recibieron las vecinas de Lomas Verdes.
Un día Fernanda simplemente dejó de pagar a la financiera, pues el dinero que le entregaron las vecinas, unos 9 mil pesos, los dio al cobrador en motocicleta que ya había ido a amenazarla por estar “atrasada” con su cuota diaria.
“Frente a su negocio siempre estaban los chavos en moto, ahí se quedaban hasta que ella les pagaba. Mi vecina estaba en cuatro grupos más de préstamos, el problema fue que en un momento ya no pudo sacar para los pagos semanales.
“Les dejó de pagar dos días y llegaron a golpear a su casa para que les diera el dinero, todos los vecinos escuchamos. Para salir de problemas, ella les liquidó con el dinero que le habíamos dado de Compartamos; y de plano se fue de la unidad con su hija”.
Los jóvenes se ubican en los sitios de taxi, ahí suelen captar a clientes, que van desde taxistas hasta comerciantes, “ahí les ofrecen dinero y siguen prestando hasta que ya no puedes pagar la cuota diaria”.
Pequeños comercios son la base de la economía
Pequeños negocios como los de Natalia, Guadalupe y María son la base de la economía en el país; sin embargo, al encontrarse en complicaciones buscan solventar sus gastos con microcréditos, que en algunos casos provienen de fuentes que no están reguladas.
Según la Encuesta de Ocupación y Empleo (ENOE) 2023, hasta el mes de abril un millón 242 mil 251 personas se incorporaron o encontraron un trabajo durante el primer cuatrimestre del año. De ese total 316 mil 245 personas trabajaban por cuenta propia, es decir, emprendieron un negocio.
Los datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) reportan que el mayor crecimiento de empleos se dio en el sector comercio y el ingreso promedio de los trabajadores es de uno a dos salarios mínimos; las personas trabajan de 35 a 48 horas a la semana.
Por tipo de unidad económica en México hay 23 millones 625 mil micronegocios, representa 40 por ciento del sector comercio; además de 8 millones 706 mil 983 pequeños establecimientos, que representa el 14 por ciento de los “empresas” en el país.
También el INEGI reporta en su Encuesta Nacional de Financiamiento de las Empresas (Enafin) 2020, que la falta de financiamiento y el alto costo del financiamiento fue un factor que afectó el crecimiento de las empresas.
De una muestra de 130 mil 771 empresas, 30 por ciento de las Pequeñas Empresas y el 24.5 por ciento de las microempresas solicitaron un crédito en el 2021. Las fuentes de financiamiento fueron la banca comercial, proveedores, su familia o alguna institución financiera no bancaria; sin embargo, el 1.6 recurrieron a otra, que podrían ser prestamistas.