VERACRUZ, VER. - Un par de varillas enterradas en fila dentro de la arena es lo único que quedó de los trabajos de exploración que personal del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) hizo en unas dunas, a un costado del fraccionamiento Lomas del Río Medio 4, en la zona norte del puerto de Veracruz.
En esa montaña de tierra que los habitantes ocupan como basurero a cielo abierto y donde se hacían trabajos de excavación por parte de una constructora, un vecino encontró el pasado 18 de abril vestigios prehispánicos que pertenecen a la cultura Remojada que, según expertos, se estableció entre el año 100 antes de Cristo y el 800 después de Cristo en el estado de Veracruz.
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Actualmente, el sitio permanece abandonado, pues desde hace 4 meses el guardia que custodiaba la zona se retiró, al igual que el personal del INAH. Esto lo aprovecharon algunos curiosos que acuden al sitio a escarbar y llevarse los restos de vasijas y figuras que encuentran enterradas.
La Silla Rota Veracruz buscó al INAH Veracruz y llamó a las oficinas de la Ciudad de México para obtener un postura sobre estos hechos, pero no hubo respuesta.
Juan Carlos, quien tiene su casa frente a la gran montaña de tierra, cuenta que todavía se ven a personas que acuden a saquear el lugar y se llevan lo que encuentran, pero ese no es el único sitio donde los habitantes se encontraron estos vestigios.
A medio kilómetro de distancia donde hallaron las primeras piezas, hay una gran pared de tierra que divide a los residentes de Lomas 4 y la localidad de Tejería. En ese sitio los lugareños también encontraron vasijas y figuras prehispánicas que no son reportadas ante el INAH. Además de que en ese lugar continúan los trabajos de la constructora, donde gran parte del terreno fue cubierto por cemento.
Un descubrimiento que se pierde por construcciones y saqueos
De acuerdo con Juan Carlos, los vestigios prehispánicos que se encontraron en las dunas y se hicieron virales en redes sociales no son nuevos, ya que desde hace más de 2 años muchos habitantes hallan estas piezas luego de hacer trabajos de excavación.
Mario de Jesús Gaspar Covarrubias, director del Equipo de Exploración y Estudio del Camino Real México, coincidió con Juan Carlos, al referir que la zona conurbada fue cuna de la cultura Remojada, por lo que en años anteriores fueron localizados bastantes yacimientos arqueológicos.
“Muchos de estos yacimientos sí son protegidos por el INAH, como lo es el caso de la localidad de Tolomé; por desgracia, otros como el que se encontró años atrás en Costa de Oro en Boca del Río se han perdido entre las obras que se hacen para construir casas. Lamentablemente el efecto que tienen las máquinas sobre los yacimientos, lo destruyen”, dijo.
El investigador señala que la zona de Lomas 4, Tejería y ahora el fraccionamiento Laguna Real, posiblemente fueron construidos en yacimientos prehispánicos de los que no fueron reportados ante las autoridades, lo que ocasiona una gran perdida de la historia de estas culturas.
Gaspar Covarrubias reconoció que es muy probable que los encargados y trabajadores de las constructoras al momento de hacer las excavaciones se percaten de estos hallazgos, pero que no suelen reportar a las autoridades para no detener las obras de los fraccionamientos, lo que constituiría un delito.
Además del problema de las constructoras, otro de los grandes factores que afectan estos yacimientos son los saqueos que los mismos pobladores realizan luego de darse a conocer el descubrimiento. Lo que provoca que estas piezas se vendan en el mercado negro y al extranjero.
“Es una perdida irreparable. Desde el conocimiento de la historia, en este caso prehispánica. Cuando uno encuentra un yacimiento con abundancia de piezas, lo primero que debe de hacer es llamar a los arqueólogos. El yacimiento debe estudiarse lo más intacto posible, porque al estar uno de curioso involuntariamente puede dañar y destruir el entorno”, agregó el especialista.
¿Cómo se encontraron las primeras piezas?
El primer hallazgo de piezas prehispánicas que se dio a conocer en los medios de comunicación a inicios de abril del 2022 y fue realizado por Florentino Vela, habitante del fraccionamiento que caminaba por la duna de tierra.
El hombre descubrió más de 60 piezas arqueológicas que, según los expertos del INAH, tenían más de 1,500 años de antigüedad. Aunque Florentino avisó a las autoridades del INAH, estás tardaron más de dos semanas en llegar a la zona a resguardar el lugar, luego de que habitantes ya habían cometido los saqueos.
Mientras que, a unos metros de distancia trabajaba maquinaria pesada que escarbaba la tierra del lugar, sin que las autoridades del INAH intervinieran.
Después de que el hecho se hizo viral en redes sociales fue como los especialistas acudieron a resguardar la zona, donde colocaron cintas para limitar el paso y con ayuda de la constructora colocaron un guardia de seguridad para proteger la entrada.
De acuerdo con lo que declaró en entrevistas pasadas, Luis Heredia Beltrán, uno de los investigadores del INAH, las piezas recolectadas se iban a investigar para saber si se podían restaurar, por lo que serían llevadas a una bodega de la fortaleza de San Juan de Ulúa. También se iban a explorar otros lugares de la zona para ver si se encontraban más vestigios.
Los gastos de las expediciones serían costeados por la constructora, los cuales aseguraron desconocer estos hallazgos. Hasta el momento la obra en donde se encontraron las piezas sigue parada y se desconoce si los trabajos ya terminaron o están suspendidos.
Gaspar Covarrubias añadió que la respuesta tardía del personal del INAH a veces no significa que tengan desinterés por realizar las expediciones, sino que en ocasiones no cuentan con el recurso necesario para poder realizarlas, lo que hace que estos lugares queden en el abandono y se pierdan años de historia que podrían estar resguardados en un museo.
mb