Los ojos de Camerina aún se llenan de lágrimas cada vez que recuerda la tarde del 31 de diciembre del 2002, la mujer de 73 años de edad, al igual que los otros comerciantes que vivieron la tragedia del incendio en la zona de mercados del puerto de Veracruz, borró algunas imágenes de su mente para sobrellevar el trauma que le causó aquel día.
Mientras teje el cierre de un pantalón con su vieja máquina de coser, dice que en los más de 25 años que lleva de trabajar en el mercado Unida Veracruzana le tocó vivir tres incendios; el más fuerte fue el de hace 20 años, donde perdieron la vida 29 personas, la mayoría de ellos comerciantes y trabajadores de los locales de los alrededores.
De las víctimas dice que no sabía sus nombres, pero las conocía de vista, pues todos los días pasaban por el lugar a desayunar en la fonda que tenía antes de mudarse al taller de costura con su esposo, muchos de ellos murieron dentro de los negocios que atendían, otros en sus carros calcinados. Las que más recuerda fueron a las jóvenes que quedaron atrapadas dentro de una tienda de ropa y que no pudieron salir.
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El incendió se originó en la esquina de la avenida Miguel Hidalgo y Juan Soto, donde docenas de puestos ambulantes vendían cohetes. La versión oficial fue que un corto circuito provocó el fuego que que alcanzó la pirotecnia y consumió todo alrededor, que en ese momento se encontraba abarrotado de las personas que realizaban las últimas compras para festejar el Año Nuevo.
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Ese lugar es conocido ahora como “zona cero”, en donde se encuentra una cruz metálica con una placa negra que tiene escrito los nombres de las personas que perdieron la vida y que ahora solo son recordados por sus familias.
“Esa fecha fue muy espantosa, hubo mucho muerto. Todas las chamacas murieron ahí en la tienda de ropa, se asfixiaron y ahí murieron. Nosotros cuando escuchamos las explosiones corrimos hasta la calle Abasolo y González Pages, dejamos abiertos nuestros locales y dejamos todo, aunque el fuego no llegó hasta aquí, sí nos asustamos. Fue mucho susto”, cuenta.
En la calle fueron colocados todos los cuerpos calcinados que rescataron de los locales, una escena aterradora que es difícil de narrar, dice Camerina. Otras personas más murieron días después de haber sobrevivido al siniestro, debido a las quemaduras.
Camerina se acuerda de Iván, uno de los trabajadores del mercado que ayudó a rescatar a los cuerpos y las víctimas que quedaron atrapadas. No sabe su apellido, pero dice que fue un héroe anónimo que dos meses después murió por haber aspirado el humo del fuego.
La recuperación
Después de la tragedia vino la pobreza, afirma la comerciante. Los que perdieron a sus familiares no solo tuvieron que reponerse del trauma de ver morir a sus seres queridos, sino de perder todo su patrimonio, que no fue posible recuperar con la indemnización que pago el gobierno, en ese momento a cargo de José Ramón Gutiérrez de Velasco en el Ayuntamiento de Veracruz y Miguel Alemán en la administración estatal.
El local de Camerina estuvo cerrado por dos semanas, esos días dejaron de trabajar y resistieron de los pocos ahorros que tenían, temerosos de regresar a la zona de mercados y que algo similar se repitiera. Necesitaron casi tres meses para recuperar la clientela que antes de la tragedia tenían.
Camerina recuerda que apenas comenzaba con su local de costura, su esposo era sastre y le ayudaba con algunos remiendos que había que coser. Las pérdidas económicas de viviendas y comercios fueron de 10 millones de pesos, según el recuento oficial; pero lo que más dolía eran los muertos.
“Nosotros empezamos a meter ropa de segunda y comprar zapatos para arreglarlos. Cada año recordamos esa fecha con luto, tristes porque ahí murieron clientes, amigos y conocidos”, lamenta.
Pirotecnia, un mercado que se prohibió, pero que aún existe
La versión oficial que dieron las autoridades señala que el fuego inició por un corto circuito, pero Camerina asegura que surgieron varios rumores entre los comerciantes de que fue provocado, algo que no lo confirmaron, pero que continúa en la conversación entre los locatarios del mercado.
Lo que sí pudieron verificar es la omisión de las autoridades del Ayuntamiento de Veracruz, pues los puestos ambulantes de pirotecnia no se encontraban reglamentados, eran tantos los que estaban colocados en distintas zonas del lugar que no se podían contar, relata la costurera.
“Dicen que eso fue provocado, fueron cohetes de los que la gente vende, que todavía siguen vendiendo, pero ya no de la misma forma como se ponían en esa esquina”.
En total se giraron 23 órdenes de aprehensión en contra de vendedores que comercializaba los cohetes y 10 para exfuncionarios del Ayuntamiento de Veracruz, pero los trabajadores de comercio salieron libres con una fianza de 10 mil pesos, la única persona que permaneció en la cárcel fue una vendedora que supuestamente era propietaria del local donde inició el incendio y que salió en 2006.
También se prohibió la venta de pirotecnia en el municipio de Veracruz, incluyendo restricciones y sanciones en los reglamentos municipales; no obstante, en la actualidad se continúa con esta práctica, la mayoría de personas venden estos productos por Internet y en Facebook, sin que las autoridades hagan algo por regularizar la venta en estos espacios.
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