En 26 años la promoción de libros en México ha cambiado, el servicio para hacerlo no.
A estas alturas tendría que mejorar el sistema y la participación e interés de las empresas ya que dicen que la lectura está en agonía.
Lo último yo lo he negado constantemente, ya que llevo al menos 34 años usando computadoras y otros equipos que me obligan a leer algo todo el día.
¿Qué leer? El día de hoy es imposible no desayunar, comer o cenar una frase célebre. Todos tenemos a esos ángeles o ángelas que nos los acerca.
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Y mientras por vía electrónica nos nutren, hay unos 210 mediadores de lectura en el estado de Veracruz -según contó Sofía en su visita- que animan los libros de diversas maneras: en reuniones presenciales, eventos, por radio, en podcasts, o se integraron como lectores en unidades de Sembrando Vida. O, están inventando otra manera de acercarnos a los libros que luego darán a conocer. Y eso es porque nada ha sido escrito. Todavía.
Esos mediadores que a principios del siglo se llamaban "Coordinadores de Salas de Lectura" y en otro sexenio "Promotores de Lectura", tuvieron un auge en 2015. La producción de libros alcanzó para que nos dieran un diccionario muy gordo, a la mayoría le mandaron El Quijote de La Mancha, y comenzaron a prepararnos para formar coordinadores de sala. Hicimos proyectos, el mío aún está colgado en uno de mis canales de YouTube. Ya hablábamos de pedir materiales, con la filosofía de "usted pida", yo quería poner una ludoteca en la sección de mujeres en el CERESO de Pancho Viejo, en donde con esa filosofía y el auxilio de una colección de textos y capacitaciones tuvimos dos años de actividad, préstamo de libros, credenciales, fichas de préstamos de libros, líneas abiertas de teléfonos para apoyarnos y nos vimos obligados a apegarnos a una planeación documentada en materiales que nos brindó el programa, entonces tutorado también por la Secretaria de Educación Pública (SEP). Por algún tiempo en el parque de Jardines de Xalapa colgaba mis lazos y mis libros en ellos y de ese tendedero prestaba los libros. La mayoría volvió. Pero a la pérdida logramos sobreponernos con la filosofía de que "un libro que entra a una casa es visto al menos por cinco personas." Además, en esos años lo que me sobraba eran libros. Mi riqueza inconmensurable fue compartida hasta con mis compañeros reporteros y uno que otro columnista.
Los mediadores, promotores o coordinadores siempre fuimos una gran promesa. Y es que no nos limitamos a prestar, leer, compartir, aprender, enseñar, motivar, contar, participar, no cobrar, no desistir, perseverar, empezamos a crear los sistemas y la metodología propia y ajena.
Este año se revisó en el marco de la feria del libro lo que hace cada quién y el conjunto para beneficio de los que vienen arando, y volvimos a darnos cuenta de que en este oficio nada está dicho ni escrito; ningún esfuerzo es vano, ningún mediador se rindió, sólo la muerte acabó con la mayoría de los veteranos. Y que, a pesar de homenajes y reconocimientos ni los gobiernos saben sus nombres ni la sociedad nombrarnos, seguimos siendo la médula y conforme se vea puede ser bueno o malo. Por mi parte he tenido una relación amorosa toxica con el proyecto. A veces lo abandono, aunque mi amor continúa apretado a mis huesos. Este mes pude nombrar muchas obras literarias. Exhibir un poquito de conocimiento. Me di cuenta de que en animación de literatura y en promoción de libros, somos nivel experto. Pero no nos han usado para eso.
En estrategias para generar lectura y escritura derivada somos nivel experto. Pero no trabajamos de eso.
Qué conveniente sería que las empresas vendedoras y productoras de libros se dieran cuenta de que hay un montón de personal capacitado para realizar estas acciones. Yo pienso que si se dieran cuenta estaríamos bajo asedio "promueve este libro"... "lee este otro"... "conoce a este autor".
Ayudaría a que leamos más que frases y citas.
Contribuirán a que nuestras lecturas informativas cotidianas se incrementen con formativas.
Además, esto es cíclico.
En la primera década del siglo, Conaculta, IVEC y otras instituciones nos instó a educarnos y nos capacitó en Promotoría Cultural. Ahora el Programa Nacional de Salas de Lectura (PNLS) y Fondo de Cultura Económica (FCE) están pensando en lo mismo, llegando a la misma conclusión. Y yo no sé si es porque se dieron cuenta de que ya lo hacemos en forma empírica o quieren contribuir a diplomarnos en eso, o porque creen que avanzamos (en mi caso ya me he diplomado tres veces) en eso.
Me preocupa que nos distraiga del objeto principal, el libro.
El libro ha cambiado con los tiempos así como las formas de comunicación en los temas y el lenguaje. Pero también en los objetivos y los públicos. Los gobiernos ahora nos están nutriendo de conocimientos para tomar en cuenta a población migrante, no binaria, etcétera.
Sólo que eso, aunque pensábamos que no tenía que ver con la literatura tiene que ver con todo. Yo esperaba el abordaje de la Biblioteca Humana, el fomento de la escritura de Testimonio y Autobiografía, y me encontré que no sucedió este 2024. Esperemos que el siguiente.
Viendo a otra parte, también espero que la Secretaría de Educación de Veracruz (SEV) reprograme la formación lectora. He constatado que los niños y niñas de educación primaria y los que están pasando a secundaria requieren una atención urgente. Dicen que "es consecuencia de la Pandemia", que "los pasan sin saber", pero no veo nutritivo buscar culpabilidad sino soluciones, ya que hay muchísimos que no saben leer ni escribir.
@liviainforma