Para escribir este artículo, una cosa me ha llevado a otra y a otra, pero lo primero que me ha llevado a esto ha sido volver a ver, por partes, la serie de Netflix “13 reasons why”. A lo mejor sepas de qué trata o a lo mejor no la hayas visto, pero esta serie salió hace unos años y habla de temas muy fuertes en los adolescentes.
Mientras la veía, recordé cómo fue la etapa de la preparatoria para mí y, a decir verdad, no fue nada placentera; en algunas cosas me sentí muy identificada. Específicamente, me identifiqué con el tema del acoso interminable que Hannah (la protagonista) vivió durante toda la primera temporada. Esa fue la primera razón que me trajo a esto.
Para desgracia de todas, una de cada dos mujeres en México ha sido víctima de acoso en alguna etapa de su vida, eso significa que, si somos en el país 67 millones de mujeres, la mitad lo ha sufrido, lo que nos lleva a un aproximado de 33 millones de mujeres. Probablemente, todas las mujeres que lean esto han sido víctimas de acoso.
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En cifras es muy fácil decirlo, pero vivirlo es totalmente diferente. Recuerdo que a mí me hostigaban con palabras, con tocamientos sin mi consentimiento, con burlas, con muchísimos insultos y hasta con chismes. Hoy en día reconozco que ese hostigamiento también era parte del bullying que viví en varias etapas de mi vida.
Después de pensarlo más, llegué a la segunda razón para este artículo; recordé que en uno de los libros que leí hace algunos meses había un capítulo curioso acerca de lo que es el acoso y varios estudios sobre el tema. Sobre todo, se centraban en la edad en la que solía empezar cualquier tipo de abuso en las mujeres.
Catalina Ruíz, autora del libro donde encontré esa información, menciona que en 2016 en México ella empezó a crear un Hashtag en Twitter ( #MiPrimerAcoso) en la que ella relataba a que edad había sido su primer acoso. En ese mismo momento, una cuenta llamada “@estereotipas” hizo la misma dinámica y el hashtag se volvió viral en una sola noche.
Para el día siguiente ya había 420 tuits por minuto hablando del tema, lo que le llevó a la revista Distintas Latitudes hacer el estudio, poniendo como referencia a los 19,000 tuits que se habían generado. Los primeros datos que arrojaron eran que la edad promedio en la que empieza el acoso en las mujeres es de 8 años, lo cual no es sorprendente.
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Lo que me llevó a pensar que, efectivamente, mi primer acoso fue cuando yo era muy pequeña y, lamentablemente, no es una situación que se quede en la niñez; se trata de algo que es sistemático, masivo y repetitivo, ya que se vive en diferentes edades y etapas en la vida.
Otro dato que salió el estudio es que, de los casos estudiados, 4 de cada 10 se trataba de abuso sexual, de los cuales el 38% de los agresores eran personas que las víctimas conocían y el 53% hacían referencia a que el abuso pudo haber sucedido en la casa. ¿Acaso no es ese un lugar seguro?
Esos datos me hicieron buscar las estadísticas en la adolescencia y los datos no fueron para nada alentadores, ya que según la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) el 69.8% de mujeres en la escuela afirman haber sido víctimas de acoso, lo que me hace concluir que, efectivamente, es sistemático.
Yo recomendaría ver la serie de Netflix, y si ya la viste cuando salió (como es mi caso) te diría que volvieras a verla. Las etapas en las que vemos las cosas hacen que tengan otra perspectiva y, en definitiva, en cuanto a la serie, la mía cambió, específicamente en el acoso escolar en las mujeres.
De la misma manera, me hizo recordar que desde que somos pequeñas tenemos que vivir estas cosas que ninguna mujer debería vivir. Hoy en día, yo no me tomo nada a la ligera. Los datos son perturbadores, pero vivirlo de primera mano es inigualable y aunque de niñas podemos olvidar ciertas cosas que nos pasan, aun así, van dejando cicatrices.
Aunque mi primer acoso no fue por parte de alguien cercano a mí, desgraciadamente sigo entrando en estadísticas y sigo siendo parte de ese número que no querríamos ver. El acoso en cualquier etapa es aterrador y, por desgracia, es muy normal. La última vez que me pasó fue hace poco en la calle, con un comentario lascivo de alguien que ni vi.
Tomemos estos datos con más seriedad y sigamos cuidándonos y apoyándonos entre nosotras. De la misma manera, lector hombre, cuestiónate las actitudes que tienes con otras mujeres en la calle, en el trabajo, en la escuela o en cualquier ámbito social.
No es un juego y no debería tomarse a la ligera. Y no dejes de hacerlo pensando únicamente en tus hijas, hermanas o amigas, lector; piensa en todas: en las 67 millones de mujeres del país, en todas las mujeres a las que puedes estar acosando con comentarios o miradas lascivas.
mb