OPINIÓN LSR

Píldora del día siguiente

Tinta y tinte de una mujer

Créditos: Valeria Aime Tannos Díaz
Escrito en VERACRUZ el

Esta semana me encuentro sumergida en un libro nuevo de la autora española Mara Mariño, titulado “Todo lo que mi novio debe saber sobre feminismo”. Dentro de la dificultad que implica leer la jerga española, es fascinante leer datos y puntos de vista desde una visión europea y, es claro que México no está alejado de esa realidad.

Dentro de los temas, muy refrescantes y poco novedosos, en los que emplea términos muy juveniles –admito que tuve que investigar algunos– encontré un tema que llamó completamente mi atención y el cual no había leído tan a profundidad en un libro juvenil.

En un artículo pasado ya había escrito sobre los métodos anticonceptivos y cómo funcionan para las mujeres y para los hombres, hablé de la total falta de investigación e importancia respecto a que el hombre no tiene ningún método anticonceptivo y que toda la carga hormonal recae sobre las mujeres.

Pero en esta ocasión hablaré sobre la famosa píldora del día siguiente, la cual en México es muy conocida por la marca Postday y de la cual, lastimosamente, muchas mujeres hemos recurrido en algún momento de nuestras vidas, incluso muchas la han llegado a tomar sin su consentimiento real.

Me tomé la libertad de investigar mucho más que lo que únicamente dice la hoja que viene en la cajita con los comprimidos. Me metí primero a la página del Instituto Mexicano del Seguro Social, en el que yo esperaba encontrar solamente los efectos secundarios, pero encontré todo un instructivo respecto a su uso.

Lo que hallé en la página es que se debe usar en las primeras 72 horas siguientes a la relación sexual; en las primeras 24 horas tendrá una mayor efectividad (del 90%) y en las siguientes horas su efectividad baja (a un 75%), lo que llamó más mi atención fueron los efectos secundarios que dice la página del gobierno.

Las reacciones que puedes tener al tomarla son náuseas, vomito, dolor de cabeza, dolor en las mamas y mareo y fatiga y un dato interesante que desconocía es que si vomitas la pastilla luego de haberla tomado, se recomienda una segunda dosis vía vaginal. Ese dato me parece tremendo. El IMSS menciona que no se conocen otros efectos secundarios, ¿era verdad?

Pues me tomé la libertad de buscar en la página del New York State Department of Health y ahí encontré que el uso frecuente del Levonorgestrel (la sustancia activa de la pastilla del día siguiente) sí tiene consecuencias. La página del IMSS menciona que su uso ocasional no representa un peligro para la salud, salvo acaso por un “escaso sangrado”. Esta pastillita pertenece a la clase de medicamentos llamados progestinas que impiden la fecundación del espermatozoide en el ovulo, pero que no protege de enfermedades de transmisión sexual.

Dentro de los efectos secundarios del Levonorgestrel están: aumento o disminución del sangrado menstrual, náuseas, vomito, diarrea, cansancio, dolor de cabeza, mareos, dolor en los senos, dolor abdominal y manchado o sangrado entre periodos. Me siguen pareciendo muy pocos a comparación de la hoja enorme que viene en la caja.

El instructivo que trae la caja es casi tan grande como el de las pastillas anticonceptivas, ¿sigues pensando que esa carga hormonal está bien que recaiga toda en nosotras las mujeres? Yo esperaría que con tanta información existente tu respuesta fuese que no es justo y NO es equitativo.

Imagínate ahora en las mujeres que la toman sin consentimiento, en aquellas que sus parejas sentimentales o sexuales las obligan a tomarlas porque el método anticonceptivo no funcionó o el condón se rompió a medio acto sexual. Es necesario mencionar que la pastilla NO es un método anticonceptivo. (de hecho, su uso no se recomienda).

Es una carga hormonal tan fuerte como lo sería tomar todos los días la pastilla anticonceptiva. Nuevamente te quiero invitar, querido lector, a la reflexión respecto a la sobrecarga hormonal que tenemos las mujeres, al peligro que ponemos nuestra salud sexual al tomar cualquiera de estos medicamentos.

Seguido de la reflexión te invito a que no quieras dártelas de machito al no querer usar condón o al quitártelo sin el consentimiento de tu pareja (lo cual es un tipo de violencia) y a que no hagas esos comentarios de que “no se siente igual” porque puedo asegurarte de que no es mucha la diferencia y hay tantos tipos de condones que casi es lo mismo.

Y como última cosa, piensa más en la salud de tu pareja y en las cosas que la dañan, y claro, para nosotras es importante investigar bien sobre este tipo de medicinas y leer con atención los efectos secundarios, así como investigar bien el método que mejor nos funcione.

ys