OPINIÓN

Antes y después del 8M

Tinta y tinte de una mujer

Créditos: Valeria Aime Tannos Díaz
Escrito en VERACRUZ el

Hace poco pasó el Día Internacional de la Mujer, el día que es más conmemorativo por las marchas que cada año se llevan a cabo en las cuales las mujeres salimos a exigir justicia, no más violencia y a exigir a las autoridades que hagan su trabajo respecto a las miles de mujeres desaparecidas. 

Pero ¿qué pasa previo al 8M? y ¿qué pasa después del 8M? lo que puedo llegar a entender y explicar es que, del 8 de marzo del 2023 al 8 de marzo del 2024, siendo una mujer feminista pasan muchas cosas. Todo el año se sigue luchando y todo el año se está en constante pelea por defender tus ideas y por defenderte a ti. 

Es una realidad que, aunque miles de mujeres salimos a marchar y estamos de acuerdo en la no violencia hacia nosotras, no todas son feministas y no todas siguen peleando todos los días del año por esa causa, y no está mal, no por ser mujer debes ser feminista, lo importante también es reconocer y cuestionar. 

Durante todo el año transcurrido llegan bajones emocionales, muchas veces te dan ganas de dejar el movimiento y de volver a la burbuja donde no te dabas cuenta de lo mal que está el sistema. Admito que en más de una ocasión quise tirar la toalla y quise regresar a mi burbuja. 

Para mi buena suerte eso no se puede y no hay día en el que no deje de pelear por la causa feminista. Cuando eres una mujer que va en contra de todo un sistema arraigado en familia, amigos y en general, en círculos sociales muy cercanos, constantemente te atacan y te quieren hacer caer en provocaciones. 

Día con día debes mantenerte firme y debes saber que todo lo que estás haciendo es por todas las mujeres del mundo, no únicamente por las mujeres cercanas a ti. Tienes que reconocerte tú sola porque sabes que afuera en la escuela, en el trabajo y con tu propia familia probablemente nadie lo hará y nadie te defenderá. 

La impotencia se apodera de ti cada vez que entras a redes sociales y cada vez que ves una desaparecida más, una asesinada más, una niña violentada por su propio padre o una mujer maltratada que no puede salir de ahí. Siendo una mujer feminista muchas veces las emociones quieren controlarte por completo. 

El 8 de marzo esas emociones crecen y te dejan con sentimientos encontrados durante todo el día, desde que te despiertas emocionada porque sabes que es un día especial para salir a relucir la lucha que haces diario, pero al mismo tiempo te entra más nostalgia que nunca. 

La nostalgia llega porque sabes que tienes que salir a exigir algo que no se te ha podido otorgar: seguridad y justicia. Te emocionas porque te das cuenta de que cada año se van uniendo más mujeres y posiblemente cada año hay más conciencia en los hombres, sientes un poco de alivio cuando notas que ellos también se están deconstruyendo. 

Entonces sales a la calle y vuelves a caer en esa impotencia que te da todos los días, pero ahora la vives de primera mano, ahora la tienes junto a ti con la madre que no ha encontrado a su hija, con la amiga que su ex esposo no la deja en paz, con los hijos que no reciben la pensión obligatoria por parte del papá. 

Pero lo más fuerte es cuando acabas agotada de gritar, de llorar y de exigir justicia; cuando abres tu celular y te das cuenta de que, en Zacatecas, CDMX, Nuevo León y Guanajuato agredieron a las mismas mujeres que salen a pedir lo mismo que tú, a aquellas que salieron a manifestarse y que fueron atacadas. 

Es indescriptible ese sentimiento de ver a esas mujeres en situaciones de riesgo y de violencia, ver que el mismo gobierno manda esas opresiones para cuidar espacios públicos, para cuidar sus iglesias, para encubrir a los agresores que salen en tendederos, pero ¿quién nos cuida a nosotras todo el año? 

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Es doloroso y cansado no ya sólo que no nos cuiden, sino que todavía nos insulten por nuestra reacción cuando para empezar no somos tomadas en cuenta, cuando el 95% de las denuncias de la Fiscalía Especializada en la Investigación de Delitos contra la mujer, niñas, niños y Trata de personas no tienen seguimiento y no se cierran. 

Nos cansa todos los días pedir justicia de manera “civilizada” y que no nos escuchen. Cansa que se nos llame “feminazis”, “alborotadoras” y “criminales” y que cuando decidimos alzar la voz, esas mismas personas encargadas de la justicia argumentan que no son las formas y ellos encubren a los agresores y violadores. 

Después de la marcha no queda más que seguir luchando y seguir en resistencia, debemos seguir cuestionando todo y apoyando a todas las mujeres en una lucha que nos involucra a todas, no solamente a las mujeres feministas. 

Mi consejo para todas aquellas que sienten día tras día lo mismo es que, aunque haya momentos en los que canse ser feminista, no debemos darnos por vencidas y debemos tomar en cuenta que no estamos solas, somos miles y estamos más unidas que nunca y así como ustedes cuentan conmigo, yo sé que cuento con ustedes. 

mb