Quise detener mi tren de pensamiento en lo siguiente. Hay que abordar los elementos del test de la semana pasada. Pero primero una serie de apuntes que me parece necesario abordar. Vamos a ello:
Es lamentable que, lejos de poder reconocer la relación que existe entre el Derecho y el Teatro nos limitemos al espectáculo jurídico de mal gusto al que nos tienen acostumbrados. «pan y circo» reza la frase romana, también sostenido en su momento por el magnate mexicano de San Ángel ¿Pan y circo es lo que merecemos? Muchas veces escucho decir que por eso estamos como estamos, pero ¿es por eso? ¿Qué es eso por lo que estamos como estamos? ¿Estamos?
Primero ¿es por eso? No necesariamente. Vivimos en un mundo sobrepoblado de información, pero ya dije que no por eso somos la sociedad mejor informada.
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Es más, es tanta la cantidad de “contenido” que existe en la internet, por ejemplo, que no es posible determinar si la misma nos permite acercarnos a la verdad ¿qué es la verdad? Lo que nos dicen, la controlan, los discursos fuertes y a veces también los débiles, cuando conviene al discurso del poder: el discurso del Estado. La verdad no existe.
¿Entonces qué es eso por lo que estamos como estamos? No hay una sola respuesta/verdad hay una multiplicidad de verdades. Estamos colocados en una dinámica discursiva que, por lo menos en nuestro país, se corresponde con los elementos del populismo. Para decirlo claro y contundente: el populismo no es democracia.
Pensemos en el caso presidencial ¿cuál ha sido el discurso utilizado para legitimar su posición y decisiones? El mismo que se viene arrastrando desde el obradorismo. La (supuesta) aprobación de la mayoría. Falso. Las millones de personas a las que se apela, sus votantes, no representan la totalidad de personas que vivimos en México. No todos estamos de acuerdo.
En el populismo, la intención es colocar a un líder carismático al cual todos debemos lo que tenemos. En México: pensiones, becas, instituciones y “derechos”. Ahora resulta que gracias al personaje nosotros somos personas. Cínico y falaz.
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Los discursos fuertes y débiles a los que me refería líneas arriba son los que tenemos que combatir. No es posible que las agendas políticas contemporáneas sean tan burdas y absurdas. No tenemos un sistema de salud que compita, ni siquiera que se asemeje, a los que tanto refieren. Se está cayendo a pedazos, por citar apenas un ejemplo. Es molesto que se asuma que somos incapaces de apreciar la realidad del país. Más allá del circo mañanero nacional.
En la dinámica jurisdiccional nos enfrentamos a un problema fuerte. Un problema que no tiene comparación. Una r(d)eforma que no garantiza más que el autoritarismo del ejecutivo nacional.
Me resulta increíble que el circo haya llegado hasta las alturas de la Suprema Corte ¿cuál fue el pan? ¿Inmunidad? ¿Dinero? ¿Ambos? ¿Ninguno? ¿Por qué? ¿Para qué? No tengo respuestas y cada vez me surgen más preguntas.
¿Estamos seguros de qué esto es lo que queremos? ¿Este circo nos merecemos? ¿Estamos todos condenados hasta su fin? ¿Va a tener un fin? ¿Estamos dispuestos? ¿Estamos listos? ¿Estamos seguros? ¿Estamos?
He tratado de ser prudente hasta el extremo, pero no puedo más. Porque esta gente de (la) cuarta no piensa, obedece.
cacf
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mb