OPINIÓN

Las mujeres y el lenguaje

Tinta y tinte de una mujer

Créditos: La Silla Rota
Escrito en VERACRUZ el

Hay todo un debate respecto de si el idioma crea el mundo en que vivimos o si sucede al revés, sea cual sea el caso, lo cierto es que las palabras van moldeando el mundo en el que vivimos. 

No es lo mismo discutir sobre si debe llamarse “ingeniera” o “ingeniero”, si no hay, en primer lugar, una ingeniera a cuál llamar así. Por suerte, cada vez más mujeres incursionan en oficios y profesiones que antes eran “de hombres”.

Y si bien estamos lejos de aquellos tiempos en los que, por ejemplo, la señora Concepción Mendizábal Mendoza resaltaba por ser la primera ingeniera de México, todavía estamos lejos de alcanzar una situación equitativa.

En México, como en general todo el mundo, somos más mujeres que hombres. El 54% de los estudiantes universitarios son mujeres y, sin embargo, seguimos enfrentándonos a altas tasas de informalidad, niveles bajos de ocupación y salarios medios por debajo del de los hombres.

Así, de primera vista, pareciera poco importante debatir sobre si es correcto decir, magistrado o magistrada. Al fin de cuentas, ¿qué tanto influye en la forma en que vemos el mundo, la manera en que hablamos?

No es lo mismo preguntarse si está “bien dicho” presidente de la república o presidenta de la república, si hasta ahora no ha habido una. Así, pareciera que las palabras no bastan si no hay detrás de ellas una imagen que las acompañe.

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Pienso en aquella enternecedora foto donde un incrédulo niño afroamericano toca la cabeza del entonces presidente estadounidense Barack Obama para asegurarse de que su pelo era como el suyo.

Tal vez esos pequeños cambios, que pueden parecer simples, vayan cambiando la forma en que los niños y niñas ven su alrededor. Porque no es lo mismo decir que algo fue creado por “la mano del hombre” a decir que algo fue creado por “manos humanas”. 

En el español el masculino se usa por defecto para hablar en plural, pero en otros idiomas, como el alemán, se usa el artículo femenino. Pensemos en la oración “los hombres”, la cual en alemán es “die Männer”, lo cual traducido, mal, pero literalmente al español, sería “las hombres”

Otro ejemplo del alemán es la palabra “Krankenschwester” (enfermera) la cual puede traducirse literalmente como “hermana en enfermedad”, debido a que antes, por lo general, eran monjas las que se dedicaban al cuidado de los enfermos.

Ahora es más común usar la palabra “Plfeger”, porque ya no solo son monjas, sino que también hay hombres que ejercen esta profesión. ¿Eso hace que los hablantes de alemán vean el mundo de otra forma? Quizá.

Me parece que también esto es, en estricto sentido, lenguaje incluyente. Una forma de hablar en la que incluyamos a todos y todas, porque el idioma no está escrito en piedra. 

A lo mejor te ha pasado como a mí, querido lector, cuando te das cuenta de que hay palabras que antes utilizabas, o que todavía utilizas, pero que los demás han dejado de usar. Esto es para mí una prueba clara de cómo el idioma está en constante transformación. 

Volviendo al caso de las enfermeras, en nuestro país el 85% de las personas que ejercen esta profesión siguen siendo mujeres. Sospecho que esto se debe, en gran medida, a la percepción generalizada de que es una profesión “de mujeres

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Es como un círculo: hay pocos hombres enfermeros porque es una profesión “de mujeres”, y es una profesión “de mujeres” porque hay pocos hombres enfermeros.

Hoy sabemos que esto es mentira. Hay hombres y mujeres valiosos, con vocación y un gran sentido de la responsabilidad, que ejercen todo tipo de oficios y profesiones, y por ello, tenemos que dejar de pensar que tal o cuál actividad es de hombre o de mujer

Pues tal como lo era para Ban Ki-Moon: La igualdad hacia la mujer es progreso para todos.

mb