VERACRUZ, VER. - Las cintas amarillas aún permanecen colgadas en una panadería marcada con el número 648 de la avenida Víctor Sánchez Tapia, en el fraccionamiento Infonavit Las Brisas de la ciudad de Veracruz. Un montón de tierra ubicada a un costado del portón es la señal de que ahí se realizaron trabajos de excavación el pasado miércoles 18 de octubre, con la finalidad de hallar restos humanos debajo del piso del negocio.
Dos días después de los trabajos periciales, fuentes ministeriales confirmaron que debajo de ese montón de tierra encontraron la osamenta de una persona. Aunque hasta el momento personal de la Fiscalía General del Estado (FGE) no ha emitido declaración sobre lo sucedido, los vecinos del sitio aseguran que puede tratarse de un feminicidio cometido hace 30 años.
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Las pistas llevan al caso de Griselda N., quien desapareció misteriosamente hace 30 años. Una reciente denuncia de sus hijas por su desaparición habría dado pie a que se iniciaran trabajos de excavación al interior de lo que ahora es una panadería.
“Por el año 1986 vino a vivir una familia de Tenenexpan, con sus dos hijas menores de edad. Él trabajaba en lo que era astilleros y ella en la casa. La señora, de buenas a primeras, un día desapareció, sus hijas no supieron más de ella y cuando les preguntaban el señor decía que se había ido con otro hombre y que los había dejado”, cuenta un vecino del lugar que pidió su anonimato.
De acuerdo con lo que relata el habitante, el sujeto, de nombre Ernesto, presentaba indicios de ser violento con Griselda. En alguna ocasión, su vecino los llegó a ver discutiendo, incluso vio a Ernesto agredirla físicamente.
Tras la desaparición de Griselda, sus hijas nunca supieron nada de su paradero. Lo que años más tarde levantó sospecha entre la familia, pues ni siquiera acudía a visitarlos en la localidad de Tenenexpan, en el municipio de Manlio Fabio Altamirano, a menos de una hora de la ciudad de Veracruz. Por esta razón la hija menor decidió dar parte a las autoridades para que investigarán el caso de su madre.
La historia de la casa
Los vecinos notaron la ausencia de Griselda a inicios de 1990, aunque se les hacía extraño su desaparición, continuaron con su vida cotidiana, sin preguntar más sobre el caso. Incluso notaron trabajos de remodelación al interior del lugar. Dos años después de la misteriosa desaparición, la familia vivió en ese lugar; Ernesto volvió a casarse y tuvo otros hijos, pero su segunda esposa lo dejó por presentar indicios de violencia, agrega el vecino.
Los otros habitantes del lugar señalan que en todos los años que vivió la familia no notaron algo extraño. Ernesto se dedicaba a realizar trabajos de albañilería, fontanería y herrería a los vecinos del lugar, por lo que nunca sospecharon si en el sitio se había cometido un crimen; sin embargo, uno de los ex compañeros de trabajo del sujeto, quien también vive cerca del sitio, dice que solo era una fachada para ocultar su verdadera personalidad violenta.
Años más tarde el lugar fue rentado para convertirlo en un negocio, durante 10 años funcionó como taquería. Mientras que Ernesto se fue a vivir a otro sitio. Finalmente, hace tres años vendió la casa a una nueva familia, quien la convirtió en una panadería.
El pasado 18 de octubre autoridades ministeriales y de la FGE acudieron al lugar con una orden de cateo para realizar los trabajos de excavación. Con picos y palas comenzaron a trabajar en la entrada de la panadería hasta hallar los restos humanos, los cuales fueron llevados al Servicio Médico Forense de la ciudad de Nogales para ser analizados y comprobar si corresponden a los de Griselda.
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