PAPANTLA, VER.- En Papantla, al norte de Veracruz, autoridades municipales vigilan que comerciantes no usen el "acitrón" en la elaboración de las Roscas de Reyes. Aunque existen legislaciones que prohíben su uso, es muy común en la elaboración de este producto que se utilice el dulce de biznaga confitada, mejor conocido como "acitrón", el cual se comercializa sin mayor restricción, pese a que su uso supone un riesgo al medio ambiente.
De acuerdo con la NOM-059-SEMARNAT-2010, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) se sujetó a protección especial a este cacto globoso que es endémico de México, es decir, que solo se encuentra en este país y en ningún otro lugar del mundo, debido a que su consumo afecta severamente a dicha especie e incluso la llevó a encontrarse en peligro de extinción.
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Y es que según el sitio oficial de la SEMARNAT estas plantas tardan de 14 a 40 años en crecer 40 centímetros como consecuencia de las condiciones de estrés de su hábitat provocadas por la sequía, aridez y pobreza de suelos. La biznaga de donde se obtiene el acitrón crece en Puebla y Oaxaca, así como en el desierto de Chihuahua, Hidalgo y San Luis Potosí.
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Pese a la prohibición, en este municipio del norte de la entidad y la falta de medidas de vigilancia por parte de las autoridades competentes ha permitido que se comercialice sin mayor restricción, sin embargo, este año, las autoridades de comercio han generado una campaña en redes sociales haciendo un llamado a no utilizar este ingrediente en la elaboración y sustituirlo por algún otro dulce.
En la zona del Totonacapan, la tradición de la Rosca de Reyes fue adoptada con la colonización y mezcla de culturas. Traída por los europeos, venidos de Francia y España, según su tradición, las familias posicionadas colocaban pedazos de oro dentro del pan y la persona que tenía la suerte de cortar el trozo con el objeto dorado, se convertía en rey o reina por un día.
En la zona del Totonacapan, es una tradición que da unión familiar y crea momentos agradables, mientras se disfruta de ese delicioso pan que, regularmente, es acompañado con chocolate caliente y que contiene muñecos de plástico que suponen la bendición del niño Jesús, lo que da paso a que se programe otra tradición, la Candelaria, puesto que quien tiene la suerte de encontrar "el niño", debe pagar los tamales que se comen en el segundo día de febrero.
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