PAPANTLA, VER. - Aun cuando las lluvias de las últimas semanas fueran benévolas y se dieron las condiciones para una gran producción, la intensa ola de calor y sequía dejó como resultado la pérdida de más del 70 por ciento de los sembradíos de plátano en el municipio de Papantla, los pocos que quedaron de pie no llegaron a su tamaño normal y se están cayendo con todo y planta.
La zona con mayor devastación es la localidad San Antonio Carrizal donde la falta de producción dejó sin fuente de ingresos a muchas familias. Sin embargo, por si eso fuera poco, los productores se enfrentan a la poca demanda, la caída del precio y la falta de canales de comercialización, de modo que no queda más remedio que caer en manos de los “coyotes”, los cuales compran el producto con precios que ellos mismos fijan.
Mucha producción de plátano se queda sin ser cortada, porque los acaparadores escogen el plátano de mayor tamaño y el pequeño se queda en las matas, de modo que termina por echarse a perder. Lamentablemente las pérdidas son cuantiosas y hasta el momento no han recibido apoyos concretos por parte del gobierno.
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Actualmente los acaparadores compran en $5 pesos el kilogramo y ellos lo revenden en hasta el doble, pero ante el temor que se les pudran los racimos en la mata, los productores prefieren rematarlo, muchas veces sólo recuperando los costos de producción, con miras a poder reinvertir para el próximo ciclo de producción.
Una situación así no se presentaba desde el año 2018, afirmó Santiago Castro Pérez, quien dijo que las lluvias de principios de año representó un panorama alentador para los campesinos, ya que representó un cultivo alternativo para los productores de cítricos, que han sido duramente atacados por el virus HLB.
Quienes sembraron plátano en el 2022, ya han comenzado a cosechar la primera cosecha, desde el primer logrando una importante producción. Actualmente el precio de éste es de $5 mil pesos por tonelada, teniendo importantes dividendos para quienes han apostado por su producción, misma que actualmente tiene una gran demanda en el mercado nacional.
Pero irónicamente no ha permitido que se creen canales de comercialización, de manera que la gran mayoría de la producción de plátano del municipio termina en manos de los acaparadores o “coyotes”, quienes se terminan convirtiendo en introductores para las empresas que procesan este fruto, pero también para las grandes cadenas de supermercados y centrales de abasto.
El panorama es completamente distinto para los productores que sembraron en los primeros meses de este año, puesto que el intenso calor que se vivió en los meses de abril, mayo y junio, provocó una fuerte afectación que derivó en la caída del fruto, así como en que muchas plantas se secaran producto de la falta de agua.
mb