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Mara decidió emprender en Veracruz, cansada del hostigamiento laboral

Los malos trabajos, poco sueldo y bajas oportunidades laborales, forzaron a Mara a aprender técnicas de belleza con las que ahora puede hacer su vida. Te contamos esta historia de emprendimiento y esfuerzo

Emprendedora logró escapar del hostigamiento laboral.Créditos: Maicolashes
Escrito en VERACRUZ el

VERACRUZ, VER. - Mara Michelle, una chica de 24 años que estudia enfermería por pasión y que se hizo lashista por hostigamiento laboral en su primer trabajo, es dueña de un spa ubicado en el fraccionamiento Costa Verde, en la ciudad de Boca del Río, desde hace 2 años. 

Aquí, en Maicolashes Spa, Mara recibe a sus clientas y amigas para aplicarles extensiones de pestañas y realizarles laminado de cejas mientras ambas se relajan, y luego de casi tres años de experiencia, Mara atiende 19 citas de lunes a viernes. 

En el camino del estudio y el emprendimiento, Maicol –como es conocida por su negocio– ha tenido que enfrentar diversas dificultades: ansiedad con depresión, ansiedad compulsiva y problemas en su vida social por su falta de tiempo.

Sin embargo, a pesar del reto que es estudiar y trabajar al mismo tiempo, Mara ha conseguido recuperar el control de su tiempo, su estabilidad mental y emocional con ayuda de psicoterapias, fármacos y su agenda.

En busca de la independencia: explotación laboral 

Aunque Mara no tuvo la necesidad de trabajar, ella quiso buscar su independencia económica, deseo que fue apoyado por su pareja. “Un ingreso extra no te caería mal”, le dijo. Con estos planes en mente, decidió entonces estudiar la universidad los sábados, para así trabajar entre semana. 

Con una risa avergonzada escondida detrás de su cubrebocas rosa, Mara cuenta que su primer trabajo fue a sus 18 años, en el Waldo’s de Plaza Coral. Por seis días laborados en turnos de 12 horas –porque le daban 2 horas de comida–, le pagan mil pesos a la semana. “Estaba muy ansiosa porque me habían contratado en Waldo’s; estaba muy feliz, pero yo no sabía lo que me esperaba”. 

“Aguanté solo dos meses hasta que firmé mi renuncia”, explica. Sus razones, fueron las mismas que la realidad del 80 por ciento de los mexicanos que trabajan: la violencia psicológica; esto de acuerdo con cifras presentadas en el Protocolo de actuación frente a casos de violencia laboral en centro de trabajo, de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS).

Las formas de violencia que Mara experimentó de parte de su gerente fueron 3: maltrato, insultos y gritos. Aunque pudo haber presentado una denuncia en la Subdelegación de la Secretaría del Trabajo de la ciudad de Veracruz, ubicada en el centro, decidió renunciar y buscar otro empleo. 

Triste por quedarse sin ingresos, Mara trabajó para una clínica estética en donde fue recepcionista durante 3 meses; sin embargo, también renunció por hostigamiento y el bajo salario que recibía. Nuevamente desanimada porque en todos los lugares le pedían trabajar también los sábados, su suegra la motivó a autoemplearse. 

Tras pensarlo un poco, a Mara le gustó la idea debido a sus malas experiencias, por lo que tomó cursos de aplicación de uñas, de planchado de cabello, de maquillaje y, finalmente, de colocación de pestañas y planchado de cejas. 

Incluso, antes de comenzar a dedicarse a la aplicación de extensiones de pestañas, Mara se dedicó al maquillaje algunos meses, aunque lo dejó por la falta de trabajo y de capital para invertir en los productos necesarios, por lo que entonces, decidió ser lashista.

“Yo veía las pestañas y decía ‘ay, qué bonitas, yo también quiero ponerme’, pero no me alcanzaba”, admite entre risas.  

Maicolashes: el inicio de un sueño

Lashista”, palabra derivada de lashes –pestañas en inglés–, es como se les llama a las mujeres dedicadas a la aplicación de extensiones de pestañas, populares principalmente por la aplicación, la duración, el cuidado y el resultado

Esta nueva forma de cuidado personal comenzó a tomar fuerza en el puerto de Veracruz en el 2022, cuando muchas mujeres quisieron aprender este oficio por lo bien pagado que es. Cuando Mara inició con la aplicación de las pestañas, lo hacía desde la cama de su casa.

Con risas y pena, admite que lo hacía mal, ya que clientas solían decirle que, después de la aplicación, se les infectaban los ojos.

“Yo me preocupé, dije ‘¿qué estoy haciendo mal?’ entonces seguí preparándome y tomando cursos, porque el primero que tomé fue muy muy básico”, explica. 

Tras prepararse un poco más, comenzó a realizar aplicaciones en una estética, en donde le prestaban el espacio. “Al principio cobraba entre 200 y 300 pesos, era como cuota de recuperación porque estaba practicando, y todo lo que ganaba lo reinvertía en material”, cuenta.

Hasta que un día, a finales de 2021, decidió comprarse su aro de luz y su carrito auxiliar, en el que coloca los productos que necesita para la aplicación de las extensiones.  

En aquel momento vivía en la zona norte de la ciudad de Veracruz, desde donde se trasladaba hasta fraccionamientos como La Pochota o Las Bajadas para realizar los servicios que duraban casi 5 horas. Ahora, se tarda entre 1 y 2 horas, dependiendo el tipo de aplicación. 

Gracias a estos servicios, es que pudo comprar su camilla –también rosa– en donde se recuestan sus clientas para que Mara les haga la aplicación. En el 2022 Maicol comenzó a aplicar pestañas en su nueva casa, ahora ubicada en la zona de Boca del Río. Ahí, en el nuevo espacio, acondicionó un cuarto como spa para sus servicios. 

Al ya tener un espacio propio, Mara comenzó a invertir en la imagen de su marca, ya que mandó a hacer su logo, invirtió en publicidad y pagó sesiones de fotos para su página de Instagram. Sin embargo, en su ahora estudio, un local que ella limpia, mantiene y renta, está por cumplir 2 años.

Jóvenes universitarios: la necesidad de emplearse  

Universitarias como Mara Michelle –estudiantes de solo fin de semana– que trabajan de lunes a viernes e incluso domingos, entran en la categoría de población ocupada, la cual es representada por casi 60 millones de mujeres en México. 

Según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del segundo trimestre del 2024, casi la mitad de la población ocupada (49.7 por ciento) se concentró en las ciudades más grandes del país (de 100 mil y más habitantes o capitales de estado), como lo es Veracruz con sus 607 mil 209 habitantes. 

Profesionistas.org.mx, junto con el Centro de Opinión Pública de Laureate y la Universidad del Valle de México, realizaron la Encuesta Nacional de Egresados (ENE), el primer estudio en México enfocado en conocer la trayectoria laboral de los egresados de educación superior, de acuerdo con la revista UNAM Global.

Según esta encuesta respondida por 9,304 egresados de educación superior, el 53 por ciento de los egresados de universidades privadas y el 42 por ciento de las universidades públicas, trabajaban desde antes de terminar sus estudios

En el caso de Mara, una chica que se encuentra realizando su servicio social de la carrera de enfermería y que además se autoemplea, sus manejos de la gestión del tiempo tienden a ser precisos.

“Yo sin agenda no vivo, te lo juro. Es más, sino agendo que el domingo tengo una comida familiar, ni me acuerdo”, explica. 

El desborde: ansiedad con depresión y ansiedad compulsiva

En realidad, todo iba bien hasta que comenzó con el servicio social. En aquel momento en el que solo estudiaba los sábados, Mara podía ocupar todo el día de los lunes a viernes para las aplicaciones, acumulando hasta 30 citas a la semana. 

Sin embargo, debido a que hace 9 meses comenzó con su servicio social, el cual es de 7 de la mañana a 3 de la tarde, Mara tuvo que disminuir su carga laboral, cosa que la llevó a tener ansiedad con depresión. “Yo estaba muy triste, en serio. A veces sentía que hasta alucinaba”, por lo que, poco a poco, comenzó a cancelar citas de último momento. 

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Cuando fue al psicólogo, le diagnosticaron dos cosas: ansiedad con depresión y trastorno obsesivo compulsivo (TOC), en el cual las personas experimentan pensamientos repetitivos y angustiantes, caracterizadas como obsesiones, además de sentirse impulsadas a realizar comportamientos repetitivos.

“Ya hacía cosas bien raras, de pronto me encontraba contando todos los cuadritos de la calle, cuando yo nunca hacía eso”, explica.

Exactamente, lo que le disparó estos padecimientos fueron la carga laboral y el estrés de estudiar, ya que Mara ama de formas distintas, pero casi por igual, ser lashista y enfermera. Actualmente, los días de Maicol comienzan a las 5:30 de la mañana y terminan a las 11 de la noche. “Si yo no duermo mis seis horas diarias, no aguanto”, explica. 

Ahora, gracias a su nuevo estilo de vida, Mara se hizo una mujer metódica, quien carga con su agenda a todos lados. Por su lado, cuenta, la enfermería le apasiona por el contacto con el paciente, la empatía y los procedimientos médicos; mientras que la aplicación de pestañas la relaja “a veces hasta medito”, dice entre risas. 

“Si en verdad amas lo que haces, hazlo. Tal vez los resultados no sean inmediatos, pero con el tiempo lo serán. Todo vale la pena, no se rindan. A veces uno estudia y trabaja al mismo tiempo y la gente no lo sabe, a veces solo te juzga, pero no te rindas”, comparte Mara.

mb