EDUCACIÓN PÚBLICA

Libros de texto

Las infancias mexicanas demandan una mejor educación que se traduzca en mejores oportunidades de desarrollo en un mundo cada vez más competitivo. | Ivonne Ortega

Escrito en OPINIÓN el

Pocos asuntos tan relevantes para el desarrollo de la patria, de las personas que la conforman, como los libros de texto con que la niñez mexicana formará y obtendrá el saber para desarrollarse en la vida. No en vano el libro de texto gratuito es uno de los productos más notables de la actividad transformadora en la etapa de la Revolución y Postrevolución mexicanas.

Por esa razón es de particular importancia la discusión que ha surgido en cuanto a los contenidos de dichos libros de texto. Se sabe que este proceso ha sido a lo largo de la historia desde su creación, uno de los más ejemplares actos de consenso intelectual y artístico en nuestro país, para dar a la niñez un producto digno y ejemplar en su formación.

No es un tema menor: se trata del futuro de nuestro país. Por eso cuando empezó la polémica por los contenidos de los nuevos libros de texto gratuitos con los que se formarán y estudiarán las infancias mexicanas a partir de este ciclo escolar, es decir, a partir de unas semanas, en lo particular me hace pensar siempre que se trata del futuro de México.

Difícilmente es únicamente cosa de “detalles” o de “versiones”: es el futuro de nuestro país y de las personas que en él viven. Es la mirada y el pensamiento de millones de personitas que acuden a la escuela con la confianza tanto de ellas y ellos como sus padres o tutores, de que aprenderán con base en el pensamiento científico, libres de sesgos o intenciones distintas de las educativas.

Se dicen demasiadas cosas cuestionables acerca de los libros de texto escolares, y hasta ahora a pesar de la presunta intención e interés del gobierno federal de aclarar la situación, hay más oscuridad que luz en el tema.

Y se trata de un asunto sobre el cual debe alumbrar de forma permanente la educación, libre de cualquier influencia ideológica. La escuela mexicana debe ser para formar a una ciudadanía informada y pensante, no para ideologizar y mucho menos para predisponer políticamente.

¿A quién interesa inculcar en la mentalidad de las infancias mexicanas conceptos e ideas ajenos a una formación científica y pedagógica? Creo que a nadie que busque el bien de México y sus estudiantes.

Educar no se trata de imponer visiones políticas sesgadas y mucho menos incubar rencores sociales o de cualquier tipo. Mucho cuidado con querer “colar” en los libros que estudiarán nuestras infancias los sueños o intereses políticos del líder o el grupo en el gobierno. 

Por eso, ante la ola de cuestionamientos y las dudas que ha generado el actuar de quienes manejan la Secretaría de Educación Pública, hay que apegarnos a la ley y defender el derecho de las infancias mexicanas a recibir una educación pública libre de rencores y de intereses particulares de cualquier tipo.

Las infancias mexicanas demandan una mejor educación que se traduzca en mejores oportunidades de desarrollo en un mundo cada vez más competitivo. Respondamos a esa necesidad con la luz del conocimiento, no con la oscuridad de la doctrina; iluminemos su desarrollo rumbo al México del mañana.

Cuestionemos al Estado, a las autoridades. Es el interés superior de las infancias lo que debe motivarnos a esta acción. Por lo tanto, es un motivo no solo válido, sino valioso. Se trata del futuro de nuestra nación, y siempre será una razón valiosa.