PLAZA DE LA COMPUTACIÓN

Plaza de la computación, más de 30 años empleadora: "Ya somos tantos, que la ganancia es poca"

El "Pasaje de la electrónica" ha cambiado en los últimos 30 años conforme la tecnología evoluciona, lo que no cambia es el ímpetu y estilo de vida de sus locatarios en el Centro Histórico de la CDMX

Plaza de la computación, CDMX
Plaza de la computación, CDMXCréditos: Fabián Evaristo: @FabiaNoise
Escrito en METRÓPOLI el

“Nos late estar aquí, es un estilo de vida”, así explica uno de los miles de comerciantes la nostalgia que representa acudir todos los días a alguna de las plazas de la computación que se encuentran en el Eje Central Lázaro Cárdenas, en el corazón de la Ciudad de México.

Lo que hace años se conoció como el “Pasaje de la electrónica” y estaba adecuado en una vieja vecindad del Centro Histórico, actualmente es una pequeña comunidad donde todos los días llegan a trabajar miles de personas, muchos de ellos desde municipios del Estado de México, como Ecatepec, Nezahualcóyotl, Chalco, Ixtapaluca y Tecámac.

Antelmo es un hombre que hace 24 años llegó a un local de estas plazas, que se encuentran en la calle de República de Uruguay, decepcionado de la vida laboral en empresas donde no veía un crecimiento económico.

Sus estudios como ingeniero mecánico eléctrico, por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), le dieron la facilidad para poder conseguir un espacio vendiendo computadoras personales y laptops.

Sin embargo, cuenta desde su negocio en la llamada “Vecindad”: “antes se les ganaba bien a esos equipos”, pero un día una persona llegó al negocio de "Temo" y le ofreció un equipo que, hasta ese momento, era nuevo para él: un servidor.

A partir de ese momento Antelmo se dedico por completo al negocio de los servidores para empresas y no volvió a las computadoras; ahora es de los pocos que abarca ese sector en un mercado dominado por los teléfonos móviles.

“Así la juegan los dueños, van subiendo la renta, hasta que ya no puedes”

En los últimos años, lugares como la Plaza de la Tecnología, La Vecindad, Meave o Plaza Teresa se volvieron la opción de trabajo para miles de personas, no sólo quienes venden o reparan algún electrónico, sino de vendedores de comida, ropa, organizadores de tandas, prestamistas colombianos y hasta una pequeña lotería.

Tan sólo en la plaza más grande de la zona, existen casi 900 locales, sumados a los de los de los otros mercados.

Señalan que el costo de la renta mensual más bajo oscila en los 7,500 pesos, bajo un esquema que se aumenta con el tiempo, hasta llegar al punto que los locatarios deben abandonar el lugar.

“Así la juegan los dueños, van subiendo la renta, hasta que ya no puedes y mejor te cambias de local, y si ven que ya estás ‘aclientado’, no te dejan volver a ese local, a menos que pagues la tarifa acumulada o pase un año”.

Comerciantes señalan pagar tarifas de hasta 20,000 pesos o más por un local de unos cinco metros cuadrados con un tapanco.

“Aquí se llegó a conocer como la casa de los 7 vicios”

Hace 27 años, un joven estudiante de computación llegó al entonces llamado "Pasaje de la electrónica" para conseguir material para reparar y ensamblar computadoras.

Miguel Ángel quería saber más del tema que, desde entonces, lo apasionaba, pero recuerda que en aquellos años en que viajaba desde Ojo de Agua, en el Estado de México, hasta el Centro Histórico de la Ciudad de México, los locatarios eran muy celosos de su conocimiento.

“No te ayudaban, no te compartían nada, obviamente eran otros tiempos y no era como hoy que todo el conocimiento está más a la mano. Yo quería trabajar con ellos, tanto así que llegué a pedirles que me dejaran trabajar y, si querían, yo barría o limpiaba”, recuerda Miguel Ángel, mejor conocido en la Plaza de la Tecnología como “el Inge”.

27 años después, “El inge” es uno de los locatarios más reconocidos del mercado de tecnología de la zona de San Juan de Letrán. Ha ganado concursos de ensamble de computadoras y pasó de ser ayudante a ser el jefe de su negocio.

En esos 27 años de trabajo conoció los fraudes que algunos vendedores hacían, como ofrecer computadoras cuyos elementos al interior eran obsoletos o hasta equipos llenos de ladrillos.

“Ya que los habían robado, llegaban al local y nos pedían revisar su equipo y como ya sabíamos los fraudes les podíamos decir hasta con quién lo habían comprado. Eran los fraudes de entonces”, recuerda.

Pero en esos años de trabajar y caminar los pasillos de las plazas, “El Inge” vio cómo la Vecindad que albergaba los negocios se convertía en un enorme mercado de cientos de pequeños locales, incluso conoció los centros nocturnos que durante años se albergaron en los pasillos de alguna de las entradas de República de Uruguay.

Fenicia, el Balero y Los Faroles son los nombres de aquellos bares y cantinas en los que muchos locatarios llegaron a gastar por las noches, lo generado durante el día.

“Por eso mismo aquí se llegó a conocer como la casa de los siete vicios", dice entre risas Miguel Ángel.

Hubo ocasiones que ganabas 20 mil pesos en un día y esa misma noche te los acababas en la fiesta… Y era un martes o un miércoles”, dice otro de los locatarios que se une a la plática con “el Inge”.

"No hay cliente que no me diga: ‘oye, es que en internet lo vi en tanto’”

Para los comerciantes de tecnología, los cambios con el paso del tiempo no son ajenos. La pandemia los trató relativamente bien, el home office y las clases presenciales trajeron clientes durante la emergencia sanitaria, pero el comercio a través de páginas electrónicas es uno de sus peores enemigos en la actualidad.

Luisa tiene un local de reparación de equipos de cómputo y telefonía en una de las pequeñas plazas de la zona.

La comerciante independiente asegura que plataformas como Amazon o Mercado Libre llegaron para modificar el mercado: “hoy en día no hay cliente que no me diga: ‘oye, es que en internet lo vi en tanto’ y tienes que adaptarte a eso, si lo ven más barato obvio que se van a ir”.

Luisa llega todos los días a República de Uruguay número 12 desde su casa, en Ixtapaluca, para ver cómo le sonríe la suerte.

“Aquí pueden ocurrir muchas cosas: si hay una marcha o un bloqueo por la zona, ya fue un día perdido, ya no hubo ventas, pero siempre puede caer el bueno”, dice Luisa.

Sumado a los cambios del mercado, está el aumento paulatino de trabajadores y comerciantes en la zona.

“Ya está muy competido, somos muchos ofreciendo lo mismo, eso de alguna forma mata los precios y la chamba, ya no se gana igual”, asegura Antelmo.

Los vendedores coinciden en algo sobre el negocio en que se mueven: no sólo se trata de las ventas, la vida en las plazas de la zona del Eje Central Lázaro Cárdenas no es para cualquiera.

“Aquí es de donde sale para comer, pero también es un lugar en el que nos gusta estar, aquí hay cierta libertad, yo abro a la hora que quiero, siempre y cuando ya haya trabajado un día antes", explica Luisa.

“Si no soportas el estilo de trabajo, hacer bisnes, la fiesta, no vas a durar, es por eso que mucha gente llevamos años, nos gusta estar aquí y este estilo de vida”, confirma “el Inge”.