Guanajuato.- “Cada molcajete es distinto, porque cada piedra tiene su carácter”, explica don Miguel Rivera, artesano de Comonfort que mantiene viva la tradición de los molcajetes "vivientes".
Para este Pueblo Mágico la piedra volcánica no es solo materia prima: es herencia, sustento y símbolo. En comunidades como Las Negritas o La Palma, decenas de familias conservan vivo el oficio de tallar molcajetes a mano, una tradición que distingue a Comonfort en todo México.
Desde tempranas horas, los artesanos suben al cerro de Los Remedios para seleccionar la piedra ideal. Con mazo y cincel, transforman bloques de basalto en molcajetes, tejolotes, metates y figuras decorativas. El proceso puede llevar varias horas o incluso días, según el tamaño y la forma de cada pieza.
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En 2021, la Asociación de Artesanos de Piedra Volcánica de Comonfort logró registrar la Marca Colectiva “Molcajetes de Comonfort, Guanajuato”, con el fin de proteger la autenticidad de sus productos y evitar imitaciones industriales. Aunque aún no cuentan con una denominación de origen, el distintivo representa un avance para visibilizar y dignificar su trabajo.
La actividad artesanal ha comenzado a integrarse al turismo local. Los visitantes pueden recorrer talleres, participar en el proceso de tallado o “curar” su propio molcajete. También hay recorridos guiados hacia las zonas de extracción y mercados donde se comercializan estas piezas, muchas de las cuales viajan a otros estados y países.
Comonfort se ha posicionado así como un destino donde la identidad local se forja literalmente a golpes de piedra. Y mientras haya manos dispuestas a moldear el basalto, el corazón de este oficio seguirá latiendo.
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FN
