León.- La sexta y última corrida de la temporada taurina León 2023 fue el excelente cerrojazo: una tarde triunfal para toreros, ganadería y afición, en la que se disfrutó de faenas de arrojo, de temple, pero también de inteligencia y paciencia.
Alternaron el rejoneador Emiliano Gamero (vuelta y oreja) y los de a pie Uriel Moreno el Zapata (dos orejas y vuelta) y Arturo Macías el Cejas (dos orejas y palmas) ante media entrada en la plaza de toros de La Luz. El ganadero Sergio Hernández envió muy buenos ejemplares de la centenaria dehesa de Rancho Seco, que fueron elemento importante para que se cuajaran faenas completas.
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Gamero, voluntarioso
Emiliano Gamero, figura mexicana del toreo a caballo, se mostró espectacular, con su tauromaquia propia y siempre conectando con los tendidos. Con el abreplaza estuvo voluntarioso. El astado “Zancajero”, de 484 kilos, se quedaba corto al ir al caballo, aunque fue bravo para los de a pie.
En este caso permitió el lucimiento del banderillero Juan Pablo Miramontes, subalterno que se hizo cargo de la brega y demostró su buen toreo, de casta y clase.
Gamero mató con rejón muy trasero, y dio vuelta al ruedo.
Con su segundo toro y cuarto de la tarde, Gamero brindó una faena alegre, espectacular, bien complementado con sus caballos, desde “Mala Cara”, con el que recibió, pasando por “Jaque Mate”, con el que realizó una faena de poder a poder, con velocidad, para clavar la banderilla y ligar tres piruetas. Luego con “Júpiter” con el que clavó un violín, uno más, y luego tres cabriolas que le aplaudieron en los tendidos. Por desgracia volvió a matar mal; el juez le dio oreja de consolación y la protestó el público. Dio vuelta al ruedo con el ganadero de Rancho Seco, pues el toro “Centenario”, d 473 kilos, había merecido arrastre lento.
Gamero dejó patente la evolución que ha tenido luego de su temporada en Portugal, y el público así lo ha apreciado.
El Zapata, gran figura
“Zapatero” de 482 kilos había sido saludado por faroles de rodillas por Uriel Moreno, pero se despitorró al estrellarse en burladeros. Lo reemplazó “Curtidor”, y esta reserva fue un toro bravo y con fuerza, que acudía presto al engaño.
El Zapata bordó una fina faena de capa, pero cuando armó la escandalera fue en el segundo tercio, pegando el par “monumental”, uno de Calafia y otro al quiebro. Como hacía mucho tiempo no ocurría, la banda de la plaza tocó una diana por estos pares de banderillas.
Alegría y variedad con la muleta, pero también valentía y pegándose mucho al astado.
Un estoconazo fue el complemento para recibir las dos orejas, y este toro también fue de arrastre lento.
El segundo del lote del Zapata fue otro toro bravo y noble. Quinto de la tarde, recibido a porta gayola y bien toreado con la capa. El tercer espada, Arturo Macías, intervino para alternar en quites por chicuelinas. Moreno mató con media estocada y dio vuelta al ruedo.
El Cejas, tremendista
Arturo Macías invariablemente llega a agradar a la afición en La Luz, y esta vez no fue excepción. Toreó con arrojo en el primer tercio, pegando lances de rodillas, tanto pegado a tablas como en los medios, con lo que armó la escandalera. Arriesgó mostrando gran valor con su primer toro. Luego de faroles de rodillas, condujo al astado hacia el picador por medio de gaoneras.
Con la muleta siguió toreando de rodillas, con arrojo.
Obtuvo dos orejas de este primer toro, que fue bravo y con casta, y también dio vuelta al ruedo con el ganadero Hernández.
En el segundo de su lote, el Cejas volvió a mostrar un toreo tremendista. La mala suerte al matar le impidió llevarse un apéndice, pues luego de colocar media estocada escuchó un primer aviso y recurrió al descabello.
La tarde culminó con ovaciones para los alternantes, y salida en hombros para Uriel Moreno, Arturo Macías, y para el ganadero de Rancho Seco.
cv