León.- El Club León llegó al máximo escenario de competición en toda su historia y terminó siendo apabullado por el japonés Urawa Red Diamonds. El conjunto verdiblanco se topó con su cruel realidad luego de un desastroso funcionamiento en Arabia Saudita. Mucho viaje, pocos resultados. Altas expectativas, bajo desempeño.
De esta forma, triste y desangelada, terminó la participación de los Esmeraldas en este único partido en el que vieron acción en el Mundial de Clubes de la FIFA. El rival vencedor, Urawa, pasó a la semifinal donde se medirá ante el Manchester City.
Primer tiempo disputado
Los primeros 45 minutos de este encuentro permitieron albergar esperanzas para los seguidores de la fiera. Optimistas, sí, pero apreciando las llegadas que tuvieron los verdiblancos por conducto de Ambriz, de Tesillo, así como de Romero.
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Los japoneses también hicieron lo suyo, pero Rodolfo Cota estuvo puntual y muy cumplidor en la portería, aguantando enfrentamientos cara a cara luego de descuidos defensivos. Serían estos descuidos defensivos la génesis de una descompostura general en el funcionamiento del partido, sin que el director técnico Nicolás Larcamón se atreviera a apostar por una reorganización en el campo.
La debacle
En el segundo tiempo, el duelo de estrategias fue dominado por el director técnico de los Rojos, Maciej Skorza, en tanto que Nicolás Larcamón no se decidió por intentar los cambios. Parco y reprimido, el argentino esperaba desde la banca un milagro en el terreno de juego, mientras que los de Urawa, bajo la capitanía de Ken Iwao en el medio campo, leían y definían bien cada momento. Iwao fue el principal orquestador del encuentro, colocando 7 centros al área.
La entrada de Alex Schalk al minuto 73 revolucionó el encuentro. Nicolás Larcamón se esperaría hasta el minuto 83 para intentar algunos cambios, que resultaron intrascendentes. El técnico argentino sacó a Fidel Ambríz, a Ángel Mena y a Osvaldo Rodríguez, para meter en su lugar a Omar Fernández, Nicolás López y Elías Hernández. Ya en el minuto 90 sacaría al Plátano Alvarado para hacer jugar a Sebastián Santos.
La estrategia en el conjunto japonés fue sacar al mediocampista Okubo para que en su lugar ingresara Schalk. Con tres remates a puerta y el único gol del encuentro, el neerlandés se convirtió en la figura del partido, sin dejar de contar con la valiosa asistencia de Kante.
La cruel realidad
El equipo León había llegado con grandes expectativas al Mundial de Clubes, sembrando triunfalismo que permitió a sus aficionados albergar una enorme esperanza, el sueño de una participación trascendente, y no sombría como lo fue esta intervención en Arabia Saudita.
Sin embargo quedó claro que el León los engañó con la verdad. Las deficiencias en la dirección técnica dieron un duro golpe de realidad al público leonés, pero también evidenciaron a la totalidad del futbol mexicano.
Laracamón, empequeñecido ante este compromiso, retrató así su valía para el plantel. Sobre él han recaído las críticas y reclamos, no por el resultado, que fue simplemente la consecuencia, sino por el planteamiento errático y miedoso en el partido más importante que le tocó dirigir en su carrera.