HISTORIAS DE LA CIUDAD

Parkman, Cumming, Antillón... estos apellidos mandaban en Guanajuato capital

Empresarios, hacendados y políticos del Sigo XIX que dejaron huella en la ciudad en la época Post Independencia

El Conde Rul mandó edificar este magnífico palacio en el centro de Guanajuato.
El Conde Rul mandó edificar este magnífico palacio en el centro de Guanajuato.Créditos: Especial
Escrito en GUANAJUATO el

Guanajuato.- El legado a la ciudad permanece visible en algunas fincas históricas, como la monumental Casa Rul o la curiosa Casa de las Brujas, pero las familias de prosapia en la capital del estado a inicios del Siglo XIX forjaron de otra forma la trayectoria de la ciudad en cuanto a su industria y expansión.

Los siguientes son los apellidos de familias que fueron parte de la pujanza de Guanajuato hace más de 200 años. La maestra en historia Mildred Escalante los compiló mediante una acuciosa investigación industrial y genealógica.

La familia Pérez Gálvez y Rul fue la más destacada a lo largo del Siglo XIX. Era la descendencia de Antonio Pérez Gálvez y su esposa Gertrudis, y de Diego Rul y su esposa Ignacia. El 16 de mayo de 1804 los malagueños Antonio Pérez Gálvez y Diego Rul habían asumido virtualmente la representatividad del Conde de Valenciana, amparados en su habilidad y en su buena fortuna, además de ser esposos de las hijas del fallecido conde don Antonio Obregón y Alcocer, y representndo uno de los mayores capitales de la región centro-norte del país.

Emblema de la ciudad y atractivo turístico es la famosa casa del Conde Rul, edificada por Diego Rul, y actualmente museo en la céntrica Plaza de la Paz. Desde uno de sus balcones saludó el papa Benedicto XVI a los guanajuatenses en 2012.

Casa de los Ajuria.

Otra familia que está presente a través de su casa es la de los Ajuria. Es hoy el inmueble ocupado por el Museo de la Universidad de Guanajuato. Este apellido estuvo presente en la historia de Guanajuato a partir de 1810, pues Manuel Ajuria se casó con Josefa Martínez de Bea, viuda de Pedro Ibargüengoitia, quien murió en el ataque de Hidalgo a la Alhóndiga de Granaditas, donde estaba refugiado.

Manuel Ajuria, asociado con su hermano Ignacio y su hijastro José Guadalupe Ibargüengoitia en la actividad de minería, agrícola y préstamo de dinero.

Los Goerne son otros reconocidos turísticamente por su famosa “Casa de las Brujas”, pero su trascendencia industrial fue más allá que ese atractivo de los visitantes en la capital. El alemán Luis Goerne llegó en 1850 y se asoció con sus compatriotas Germán y Federico Pohls, en una casa comercial y otorgando préstamos para financiar la actividad minera.

Casa de la familia Goerne.

 

Esa sociedad se disolvió cuando Luis Goerne se asoció con el minero Edmundo Stephenson. Entre sus actividades también eran prestamistas y en su lista de deudores estaba nada menos que la Casa de Moneda.

Castelazo es otro apellido reconocido. El primero en llegar a Guanajuato fue Juan Bautista Castelazo, del estado de Hidalgo, quien comenzó como empleado de gobierno. Se asoció con Guadalupe Ibargüengoitia para dar el servicio de limpia a la ciudad, y posteriormente fue accionista de la mina de Nuestra Señora de Guanajuato o “Los Locos”.

Otro apellido ilustre es Antillón. El importante jardín Florencio Antillón rinde homenaje al destacado general que luchó contra la invasión estadounidense y vio acción en la Guerra de Reforma, del lado liberal. Sus familiares fueron también militares, además de empresarios.

Florencio Antillón fue bisabuelo del escritor Jorge Ibargüengoitia.

 

Familia Chico

 

El español Bernardo Chico Valdés fue amigo de Miguel Hidalgo y cuando este arribó con sus tropas a la ciudad se alojó en su casa. La amistad con los insurgentes le valió a la familia Chico conservar su fortuna, además de que José María Chico Linares, hijo de Bernardo, fue nombrado ministro de Gracia y Justicia por Hidalgo.

De esa familia, Joaquín Chico Obregón fue un prominente abogado.

La familia Rocha estuvo dentro de las primeras que se asentaron en Guanajuato, con una tradición minera, comercial, financiera, de servicios y política.

La familia Robles aparece desde principios del siglo XVII, en la tradición minera. Juan, Manuel y Luis Robles eran mineros, estuvieron asociados con otros importantes mineros y comerciantes, como Gregorio Jiménez y José María Godoy.

La familia Villaseñor también tuvo una tradición minera desde la Colonia. Francisco Villaseñor tuvo acciones en minas, en 1850 le donaron una acción de la mina del Socavón San Bernabé Canuto Villaseñor fue abogado, y evaristo Villaseñor fue comerciante.

Por su parte, la familia Parkman estuvo constituida por el minero estadounidense Samuel Pablo Parkman, su esposa Antonia Vega e hijos Franco, Felipe, Juan Ignacio, Margarita, Adelaida, Francisca y Luz. A la muerte de Samuel Pablo, Antonia se destacó como empresaria minera de entre el resto de las mujeres de su época, que se dedicaron más al cuidado del hogar y la familia.

Otra de las familias significativas fue la Cumming. Comenzó con Alejandro Cumming Langton, nacido en Dublín, Irlanda, hijo de Alejandro Cumming y Kathleen Langton; él protestante y su esposa católica. Emigraron a México, empleándose el primero como tenedor de libros en una casa inglesa establecida en la ciudad de México. Hacia 1850 se casó con Dolores Valenzuela y Encinas, originaria de Croix, Sinaloa. Llegaron a radicar a Guanajuato y Alejandro se dedicó a la explotación y beneficio de metales, adquiriendo la hacienda de beneficio de Rocha, “la mejor equipada de su tiempo”.