León.- El primer embarazo de Luisa fue a sus 16 años y apenas había alcanzado la mayoría de edad cuando ya era madre de dos niños. Durante más de 20 años fue conocida como la mamá de Mau, Axel y Laish, o como la esposa de Paco. Ahora la identifican con su nombre y por sus historias de viaje.
Cuando viaja comparte fotos, pero no siempre escribe dónde está, solo comenta que está “en algún lugar del mundo” porque para ella lo importante no es el destino, sino el camino recorrido.
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Su sueño de ser sobrecargo cruzó su mente por primera vez a los 8 años y desde entonces nunca desapareció. Una serie de eventos en su vida hicieron parecer que quizá ese futuro no estaba escrito para ella, pero Luisa decidió trazar su propia ruta para conseguirlo, a pesar de que la vida la condujera por caminos aparentemente lejanos.
La madre de tres hijos tuvo su primer embarazo cuando iba preparatoria. Supo que su vida cambiaría y que se enfrentaría a retos inesperados, pero también estaba convencida de que había un lado bueno.
“Sientes que se te acaba todo, pero veía lo bueno y pensaba ‘voy a crecer con mi bebé al mismo tiempo, no voy a ser una mamá tan grande’, bueno, yo le veía el lado positivo”, platica.
Cuando su mamá se enteró, amenazó con correrla de su casa e intentó convencerla de terminar con el embarazo, pero Luisa decidió continuar con la gestación y construir su vida con el apoyo de su pareja y padre se sus hijos, Paco.
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Iba derramando leche en la universidad
Luisa estudió Comercio Internacional, lo más cercano (y accesible) a poder cumplir su sueño de viajar por el mundo.
En los pasillos de la escuela y el salón de clases Luisa llamaba la atención. Por ahí, entre los maestros y compañeros cargando proyectos, libretas, libros y demás, se veía a una joven que además de eso también llevaba en su mochila leche materna para sus hijos.
“Me acuerdo que se me iba tirando la leche en la escuela. Se me caía en el salón de clases”, dice sonriendo.
Ese gesto, el de sonreír, dice que es una de sus características principales.
“Siempre me verás sonriendo, aunque esté triste voy a sonreír porque siento que de esa manera ves y tratas mejor de ir viviendo, te tomar las cosas más ligeras y más padres”, asegura.
Y así como se imaginó, creció junto a sus hijos. Luisa no solo aprendió sobre la adultez y maternidad criándolos, sino también de sí misma, de sus sueños y de sus objetivos.
Le puso pausa a su proyecto, pero no se olvidó de él. Pasaron años hasta volver a ver la posibilidad de retomar su objetivo. Fue durante la pandemia, una tragedia para muchos, que terminó por convertirse en la etapa en la que cumpliría sus sueños.
“Mis hijos o mi carrera”
A los 40 años de edad, en 2021, cuando las consecuencias económicas de la pandemia estaban cada vez más presentes en las familias mexicanas, fue cuando Luisa encontró en internet una beca para estudiar la carrera de sobrecargo.
Muchas posibilidades cruzaron por su mente, principalmente pensó: “Mis hijos o mi carrera”, pero llegó a la conclusión de que no tenía por qué escoger entre uno y otro, así que escogió los dos.
Ahora que son adultos viaja, a veces con ellos y a veces con su esposo, sin dejar a un lado su familia.
Los sueños de Luisa son los sueños de su esposo Paco y de sus hijos Mau, Axel y Laisha. Ellos quieren que su mamá sea feliz y a ella lo que le hace feliz son ellos y volar, explorar nuevos horizontes.
Luisa contaba con el apoyo de todos sus seres queridos, pero no con que un padecimiento de salud podría poner en riesgo su sueño. Le diagnosticaron tiroides y arriesgó su vida por la posibilidad de volar.
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La prueba final para graduarse era realizar un acuatizaje. El doctor le dijo que no podía entrar al agua de esa manera tan repentina, pero se arriesgó y lo logró. Hoy ya es sobrecargo.
Luisa ha viajado a Turquía, Paris, Italia, Argentina, Polonia, Arabia Saudita y España, pero siempre dice que está “en algún lugar del mundo”.
Su logro más grande no solo fue convertirse en sobrecargo, sino el camino que la condujo a su sueño: su perseverancia, su familia y su voluntad.
PR