León.- En medio del caos vial del bulevar Cervantes Saavedra, en la zona de Las Mandarinas, un apacible oasis urbano deleita a quienes acuden ahí a ejercitarse, pasear, o solamente pasan caminando o en bicicleta con rumbo a sus trabajos. El paraje incluye una cañada, riachuelo y mucho verdor, a lo largo de apenas 800 metros, muy buenos para llenarse de oxígeno y ejercitarse.
Desde que sale el sol, decenas de deportistas acuden ahí a ejercitarse. Corren, trotan o caminan, algunos paseando a sus mascotas.
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Poco antes de las 8 de la mañana, el público varía: ahora son muchos ciclistas los que van “de bajada” rumbo al trabajo y ocupan la pista, que originalmente fue creada para ellos. Las personas que van a pie deben cuidarse de no ser atropelladas, pero pedalistas y peatones conviven en la ruta sin mayor problema.
Hay quienes ya andan en la zona antes de que amanezca, como Gabriel, que a las 5:00 de la mañana saca a pasear a su perro Alfa, un pastor alemán. Así, no habría asaltante que lo topara.
De hecho, el tramo de ciclovía es vigilado en las mañanas por una pareja de policías en bicicleta.
En estas fechas, las lluvias han embellecido el panorama, con un frondoso follaje de las diferentes especies de árboles que oxigenan el lugar. El riachuelo que corre por la cañada lleva una leve corriente.
En un tramo, la pronunciada pendiente hace sudar a los que van de subida, pero a muchos es lo que les gusta: ahí entrenan fuerza y potencia, preparándose para futuras carreras atléticas.
Para llegar
El paraje está en la ciclovía del Cervantes Saavedra, desde el bulevar Cereza hacia arriba, hasta llegar a Plaza Mandarinas. Pero el recorrido se extiende todo el tramo entre los bulevares Mariano Escobedo y Torres Landa, siempre flanqueado por árboles que por ahora están bien atendidos por la dirección de Parques y Jardines del municipio.
CV