ARTE Y CULTURA

“Santo contra las momias”: medio siglo de fascinación

Con los recursos de la época y mucha imaginación, la película de luchadores conquistó al público mexicano y aumentó en el extranjero la fama de las momias de Guanajuato

El filme, un clásico de las películas de luchadores, cumple 50 años de haber llegado a la pantalla.
El filme, un clásico de las películas de luchadores, cumple 50 años de haber llegado a la pantalla.
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Guanajuato.- La fama de las momias de Guanajuato se internacionalizó a través de la pantalla grande, gracias a una película protagonizada por El Santo, un clásico del cine mexicano que este año cumple medio siglo de haberse estrenado.

El Santo contra las Momias de Guanajuato”, película de 1972, aterrorizó al público de esa época. Hoy, los “golpes” fingidos causan hasta risa al espectador, pero en la época, uno hasta los sentía.

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Hace 50 años, era un éxito de taquilla asegurado incluir al “Enmascarado de plata” en un filme. Y más, si se juntaba con Blue Demon y Mil Máscaras para combatir a las fuerzas del mal, ya fueran humanas o del más allá.

El argumento redondeaba la atractiva combinación: El Santo debería enfrentar a “Satán”, un luchador del pasado que regresa, 100 años después, a vengar la derrota que le había infligido un antepasado del Santo. Los cuerpos momificados del Museo de las Momias cobran vida y es el deber de los tres luchadores enfrentarlos.

Ese año también se estrenaba “El Padrino”. A nivel local, también se presentaban en los cines guanajuatenses otras cintas taquilleras como “De qué color es el viento”, “La novicia rebelde” y “Doña macabra”.

Los asistentes a los cines Las Américas, León y Reforma gozaban la presentación de los tres enmascarados unidos para combatir a las momias vivientes. Las escenas en los callejones, y principalmente las filmadas en el panteón de Santa Paula, le dieron un toque de identidad a los de la capital del estado, pero también a los de otros municipios de la entidad.

Pero las peripecias de los luchadores en Guanajuato maravillaron a los espectadores no solo en México, sino a nivel internacional, y a eso se debe, en parte, que la fama de las momias haya trascendido a públicos de todo el mundo.

La utilería de la época se complementaba con la imaginación para creer que realmente los muertos vivientes eran momias recién levantadas de sus nichos, y que las pistolas flamígeras que Mil Máscaras toma del coche del Santo y las reparte a sus amigos, realmente son lanzallamas suficientes para acabar con los peligrosos monstruos.

Ese era el cine familiar de los años 70, sin malicia, con mucha imaginación y escenas entrañables que, a medio siglo de distancia, aún permanecen en el recuerdo popular. Vale la pena volver a verla.

CV