León.- Marisol Rodríguez "La Mona" creció en una casa sencilla. Sus padres rentaban en un domicilio de la calle Valle de Santiago, a unos metros del bulevar Timoteo Lozano, en la colonia Jesús María. Un barrio con gente humilde, que pasa desapercibido. Hoy, esa colonia ha sido testigo de cientos de fans que ansían saludar a la influencer leonesa. Una mujer que con su carisma que saltó a la fama siendo ella misma, esta es su historia.
Fachada de la casa donde vivía La Mona y ahora se convertirá en una tienda de ropa (Foto: La Silla Rota)
Mona y su novio Gerónimo, al que llaman Geros, crecieron con carencias y en un mundo adverso. "Los cholos" de Tik Tok están empapados de barrio, así los identifica mucha gente. La Mona inició grabando videos con la intención de vender ropa y dar tutoriales de maquillaje, se ganó el cariño de la gente por lo auténtica que parece y simplemente porque es ella, dicen sus fans. Ella impulsó a Geros a aparecer en sus transmisiones en vivo, desde el primer momento hizo reír a los seguidores, entonces juntos desarrollaron el proyecto influencer.
La pareja se popularizó contando su vida cotidiana. No tienen censura para hablar con groserías. Lo mismo da si hay que exhibir su intimidad o bromear con su pasado y las drogas. La gente los acepta como son. No son músicos, cantantes, cocineros, conductores ni creadores de OnlyFans. Millones de seguidores los escuchan hablar y divertirse frente a una pantalla mientras mandan saludos.
La colonia Jesús María es popular y sencilla, está a unos metros del bulevar Timoteo Lozano, en León (Foto: La Silla Rota)
Parecen el ejemplo del nuevo modelo de influencers.
La Silla Rota recorrió la colonia Jesús María, donde creció la Mona. Sus vecinos recuerdan que vendía ropa en los tianguis. Don Rafa, dueño de una tienda de la que eran clientes ella y su familia, recuerda que era "una niña humilde que venía a comprar churros". Nunca imaginó que esa adolescente se convertiría en una figura popular de redes sociales.
Don Rafa también recuerda a Geros, dice que él y Mona "batallaron vendiendo chácharas".
"Son dos muchachos muy bein portados y muy queridos aquí por toda la comunidad, los conozco desde chiquitos y pues sufridos, sufridos. Los recuerdo batallando, ahí andaban haciéndole la lucha a vender chácharas, muy trabajadores, luchistas y les ha ido muy bien. Esperemos les vaya mejor porque se portan sensacional", cuenta el ex vecino de los influencers.
Calle Valle de Santiago, en la colonia Jesús María (Foto: La Silla Rota)
Antes de llegar a donde están, Mona y Geros sufrieron estigmas por su apariencia física. Su cuerpo lleno de tatuajes provocó desconfianza, incluso para que les dieran trabajo. Esto, no solo es dicho por los vecinos, Marisol lo ha contado en entrevistas y videos. Desde rechazos en restaurantes hasta una "mala cara" en cualquier lugar donde no los conocen.
Un vecino que tiene un taller de pespunte, contó que un día Geros pasó por su casa y le gritó desde afuera para pedirle trabajo. "Se para ahí abajo y me dice: eh don, no tiene jale", narra el dueño del taller, quien en ese momento no tenía trabajo para Gerónimo, pero confiesa que su apariencia si ha significado un freno para quienes lo veían porque "piensas que te va asaltar".
"Hasta ahora pasa el Geros y me saluda, es muy buena onda el wey. A la Mona casi no la vemos, se la pasa escondida, por su seguridad y así. Es raro que salga, siempre está adentro, no quiere arriesgarse a que la agredan. Porque así como hay mucha gente que la quiere hay unos a los que les cae mal".
El conocido de la pareja relata que sorpresivamente se dieron cuenta que vivían cerca de unos influencer, pues de la nada, un día vieron a cientos de personas concurridas en la esquina de su casa, para comprarle ropa a Mona y Geros. En ese momento se dieron cuenta que habían crecido en las redes.
Otra vecina detalla que seguido pasan camionetas lujosas por la calle de la mamá de Mona. "Vienen los fans a saludarla, desde Chicago, California. Pasan en camionetas grandes y a toda velocidad". Así como sus seguidores pasean por las calles para ver a los influencers, estos también circulan en sus camionetas Ram.
Mona y Geros ya no viven en esta colonia. Recientemente anunciaron la compra de una casa en el fraccionamiento El Dorado, al sur de León.
Los papás de Mona y sus dos hermanos tampoco viven donde antes, en la casa azul de la calle Valle de Santiago. Se mudaron a una vivienda en la calla Jerez de Catalán, casi esquina con Jerez de Sevilla, a unos cuantos metros. Su casa es de dos pisos, está en una esquina y están fincando en la parte alta de la vivienda.
La casa donde vivieron al inicio, en la calle Valle de Santiago, se convertirá en una tienda de ropa. La pareja está construyendo una boutique que tendrá su marca personal.
El hermano de Geros y uno de sus amigos están ayudando en la remodelación de la que será su tienda. Sentados afuera de la vivienda, recuerdan como es que Geros se convirtió en influencer, algo que describieron como impensable.
Geros creció en la colonia Los Olivos. Antes de ser influencer obrero en una fábrica de zapatos, motivado por su pareja, comenzó a aparecer en los videos.
"Si nos decía él (Geros) que empezaba a grabar videos y nosotros le decíamos: echale ganas. No pensábamos que fuera a crecer tanto, hasta que vimos como se levantó en enero de este año".
Los influencers, que recientemente se comprometieron, se han ganado la vida, contando cómo se conocieron, mostrando su casa, visitando a su familia, enseñando sus regalos de cumpleaños, platicando sobre sus citas con el doctor, ayudando a personas de bajos recursos o también exhibiendo los costosos regalos que dan a su familia, como el que la Mona le dio a su papá: un ramo de billetes que suman 50 mil pesos.
El 2022 fue el año de Mona y Geros. Como espuma de jabón, su contenido empezó a crecer de forma exponencial, aunque Marisol empezó a crear contenido desde el 2020. Hoy suman 1.3 millones de suscriptores en Youtube, 7 millones de seguidores en Facebook y 1.4 millones en Instagram.