León-. Guanajuato capital es una ciudad de leyendas, sus callejones, sus plazuelas y edificios de otras épocas, cuentan historias; algunas románticas, otras espectrales y de espanto, uno de esos famosos relatos es el de la Casa de las Brujas.
La Casa de las Brujas tiene una fachada distinta que no concuerda con el estilo arquitectónico colonial de Guanajuato, sin embargo, su edificación del siglo XIX, cuenta una leyenda misteriosa: la de un adinerado holandés que la ideó en 1845 con el estilo de Europa: techo a dos aguas; una escalinata con jardineras en ambos lados que lleva a una fuente; la entrada la adornan unos ventanales de tamaño considerable. El hombre europeo, tras haber sido acusado de asesinato, fue apresado y llevado a prisión dejando desamparada a su hija con la custodia de sus tías.
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La leyenda relata que, un día el cadáver de la hija del adinerado holandés, fue encontrado en la bodega de la casa. Se dice que falleció de hambre, desde entonces, en la casona suceden cosas extrañas, se habla de una aparición espectral de una doncella.
Cuenta la leyenda que cuando la luna llena se alza sobre Guanajuato, en una de las ventanas de la casona, se asoma una joven que, en el reflejo plateado del cuerpo celeste, permite a preciar a los que pasan por ahí, la hermosura de la bella fantasma; la dama invita a los caminantes, asombrados de su belleza, a subir por los escalones y pasar al interior de la casa.
Una seductora invitación
Quienes pasan hacia dentro podrá escuchar, al fondo de una habitación con luz tenue, a dos viejecillas con sus agudas voces, a las mujeres ancianas las ilumina el fuego de una gran chimenea. De pronto una mujer de dedos largos, encorvada y con una sonrisa, ofrece al visitante una copa de vino tinto, tan rojo, como si de sangre se tratara, para convencer al curioso de aceptar la invitación de quedarse a pasar la velada con la bella joven de la ventana.
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Para quienes han llegado al punto de adentrarse en la casona, resulta complicado aceptar la tentación de pasar una velada nocturna con la hermosa dama, pues sí se acepta la seductora invitación, el invitado o la invitada, sería lo último que se hiciera en vida, sería la última noche de su vida en el interior de un féretro repleto de ratas, alacranes y tarántulas.