Guanajuato-. Sobre un muro, discreta, casi imperceptible: se encuentra una lápida aislada labrada en cantera en la que fueron depositados los restos de los héroes que iniciaron la Independencia de México en el antiguo Panteón de San Sebastián, que data del tiempo de Virreinato
Solo existe la tumba deshabitada ¿Quizá olvidada? En la que el tiempo y las condiciones de la intemperie han borrado ya los nombres tallados sobre la roca. La memoria no se ha perdido: allí encontraron descanso, después de su muerte en Chihuahua, los restos de Miguel Hidalgo y Costilla, Ignacio Allende, Juan Aldama y Mariano Jiménez.
Es un camposanto silencioso si no fuera por el ruido del bullicio del gentío, de los automóviles y autobuses que pasan por fuera de los muros que antes eran de adobe. El Panteón de San Sebastián forma parte de la historia y la Ruta de la Independencia.
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¿Qué día murió Miguel Hidalgo y Costilla?
“El iniciador de la Independencia, el cura de Dolores, Don Miguel Hidalgo y Costilla, murió fusilado el martes 30 de julio de 1811 a la edad de 58 años y dos meses y 22 días de edad”, de acuerdo al libro “Hidalgo Íntimo: apuntes y documentos para una biografía del benemérito cura de Dolores, D. Miguel Hidalgo y Costilla" de José M. De la Fuente.
Los restos de los Héroes de la Patria
Tras su muerte, las cabezas de los primeros jefes insurgentes fueron consignadas a una cuadrilla de soldados cuya misión (ordenada por Félix María Calleja) a ser colgadas en la Alhóndiga de Granaditas. Orden que demoró meses en cumplirse debido a que los militares tuvieron que rodear poblados en los que la rebelión ya había brotado.
El 14 de octubre de 1811 llegaron a Guanajuato las cabezas de Hidalgo, Allende, Aldama y Jiménez, y fueron colocadas en jaulas de fierro en los cuatro ángulos de la Alhóndiga de Granaditas, “en unas largas escarpias o alcayatas que hasta hoy se encuentran en los mismos ángulos.”
Casi diez años permanecieron enclavadas en los ángulos de la Alhóndiga las cabezas de estos caudillos, hasta el 28 de marzo de 1821, en que por orden de don Anastasio Bustamante fueron sepultados en el panteón de San Sebastián de Guanajuato.
Fueron elevados a Héroes Nacionales
De acuerdo información consultada en el libro Hidalgo Íntimo: “Siendo Presidente del supremo Gobierno de la República el general don Vicente Guerrero, el Soberano Congreso Constituyente de México, expidió un decreto con fecha 19 de julio de 1823 cuyos artículos 13 y siguientes dicen: “El Congreso declara Beneméritos de la Patria en Heroico Grado a los Señores don Miguel Hidalgo, don Ignacio Allende, don Juan Aldama, don Mariano Abasolo, don José M. Morelos, don Mariano Matamoros, don Leonardo y don Miguel Bravo, don Hermenegildo Galeana, don José Mariano Jiménez, don Francisco Javier Mina, don Pedro Moreno y don Víctor Rosales”.
De acuerdo al texto consultado por La Silla Rota, "Hidalgo íntimo", al ya cumplir el Decreto de Vicente Guerrero (militar mexicano de origen indígena nahua y afrodescendiente que mantuvo viva la llama de la insurgencia a través de la guerra de guerrillas) se procedió en Guanajuato a la exhumación de los cráneos de Hidalgo, Allende, Aldama y Jiménez, para remitirlos a México en unión de los restos de don Francisco Javier Mina y don Pedro Moreno que, mandados exhumar del campo a donde fueron sepultados, habían sido llevados a Guanajuato.
El periódico “El Sol” de fecha 19 de septiembre de 1823, en su número 3 refiere lo siguiente: “Relación de la función que la ciudad de Guanajuato hizo en los días 31 de agosto y 19 de septiembre de 1823 a las reliquias de los primeros mártires de la independencia y liberad mexicana, que de orden del Supremo Gobierno se han exhumado para dirigirlos a la Capital, según el decreto del Soberano Congreso.”
Los restos de los héroes fueron depositados en la bóveda de los virreyes bajo el altar de los santos reyes en la Catedral en donde permanecieron 72 años hasta 1895 hasta que fueron trasladados a la Capilla del Señora San José.
En 1925, a inicios de la presidencia de Plutarco Elías Calles, los restos fueron llevados al monumento a la Independencia en el Paseo de la Reforma, donde fue construido un mausoleo para contenerlos en varias urnas, de acuerdo a información del Gobierno de México.
El Panteón de San Sebastián
Don Hipólito Granados, trabajador de la diócesis de Guanajuato preserva el viejo Panteón de San Sebastián, un lugar al que guarda respeto: “Me siento privilegiado de trabajar en las cosas antiguas, me siento que me traslada a tiempos anteriores, de otras épocas. Me da un poco de nostalgia, porque son cosas que está dejando olvidadas la gente, son cosas bonitas de Guanajuato, lo tenemos y no lo admiramos todo lo que es”.
El tiempo, la erosión, han borrado el nombre de la mayoría de las tumbas de personas que vivieron durante la época virreinal y ya en el México Independiente, sus restos yacen allí y compartieron espacio con los Héroes de la Independencia.
“Son cosas sagradas que uno no debe de andar uno caminando sobre de ellos y desgraciadamente aquí hay cosas desgraciada y buenamente son cosas que ya pasaron, andamos aquí cuidándolos. Para nosotros como guanajuatenses, se nos hace un poco extraño y raro, en realidad deberían estar en el lugar en donde fueron sacrificados, donde estuvieran sus restos de ellos pero el Gobierno los mueve con leyes” dijo Hipólito quien cuida y mantiene el viejo camposanto colonial
Don Hipólito siente admiración por el lugar, reconoce lo valioso que es preservar la memoria histórica de Guanajuato, relata anécdotas de su labor, cuida de las tumbas y del Templo de San Sebastián. Corta el césped que en antaño era un cementerio y que con el paso del tiempo creció allí grupo de cedros y, en un rincón, sobre un muro rojizo, se encuentra el lugar en donde se encontraban los resto de los héroes nacionales después de consumada la Independencia.
