HISTORIA DE MÉXICO

¿Cómo era Dolores Hidalgo en 1810?

El grito de Independencia del cura don Miguel Hidalgo y Costilla la madrugada del 16 de septiembre, marcó un antes y un después en la vida cotidiana de un pequeño poblado novohispano llamado el Pueblo de Dolores

El grito de independencia en la madrugada del 16 de septiembre marcó un antes y un después en el Pueblo de Dolores, pues ahí nació el México que hoy conocemos
El grito de independencia en la madrugada del 16 de septiembre marcó un antes y un después en el Pueblo de Dolores, pues ahí nació el México que hoy conocemos
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Dolores Hidalgo, Guanajuato- Dolores Hidalgo, Guanajuato, es pequeña y colonial, allí se venden nieves de diversidad de sabores, y, “tras lomita”, es la tierra de José Alfredo Jiménez, la ciudad forma parte de los anales de la historia de todos los mexicanos, en este poblado nació la Independencia de México, una madrugada del 16 de septiembre de 1810.

Era el año de 1810, El Pueblo de Dolores formaba parte de la Nueva España y de la Intendencia de Guanajuato, los dolorenses disfrutaban de juegos como la malilla o el tresillo, se aficionaban a los encuentros de toros y gallos, aficiones que también disfrutaba un cura que fue distinto a todos los del curato de la Parroquia de Nuestra Señora de Dolores, era don Miguel Hidalgo y Costilla, quien siglos después, aparece en cada calle, en cada avenida y monumento, escuela y publicidad gubernamental.

En año histórico de la independencia el cura de la Parroquia de Dolores, don Miguel Hidalgo y Costilla pensaba la causa independentista, sus ideales ya habían viajado por todo Guanajuato, en sus tertulias conversaba sobre los grandes acontecimientos, políticos e históricos de la Europa del siglo XIX.

Fiestas patrias en Dolores Hidalgo/Foto: Gobierno de México

El Poblado de Dolores en aquel tiempo era una tierra fértil para el cultivo de maíz, trigo y las vides (uvas), el sacerdote gustaba de cultivar viñedos, criaba abejas y gusanos de seda, procuró siempre mejorar las condiciones de los devotos de la parroquia de Dolores, se preocupaba por los indígenas y los enseñaba a dirigir minúsculas empresas de alfarería, lozaladrillos y telares.

Los dolorenses se dedicaban a la alfarería, otros a la cohetería, talabartería y carpintería, a la música, al campo y la ganadería.  

 

El Pueblo de Dolores en los años previos al grito de independencia

De acuerdo a la monografía Dolores Hidalgo “Cuna de la independencia” por José García Juárez el pueblo de Dolores se conformaba por una Plaza Mayor; dos barrios: el de San Cristóbal y el de La Otra Banda; veintidós calles: la de San Roque, la de La Tercera Orden, la de Los Peligros, la del Mirador, la del Mesón, la del Truco, la de la Alhóndiga, la del Calvario, la de La Palma, la 2ª de San Roque, la de Las Malfajadas, la de La Cárcel, la de La Quinta, la de Cantarranas, la de Buenavista, la del Mirador, la de La Zanja, la de La Barranca, la 2ª de La Palma, la 2ª de San Cristóbal, la de los Dolores, y, por último, la de Los Méndez. También existía el Callejón del Campo.

El Cura don Miguel Hidalgo y Costilla/Foto: Gobierno de México, imagen de la película Hidalgo La Historia Jamás Contada

El relato posterior a los años previos al levantamiento de los insurgentes en la madruga del 16 de septiembre se puede constatar en el testimonio de uno de los colaboradores cercanos al cura revolucionario, se llamaba Pedro José Sotelo en “Memorias del primero de los insurgentes”. Un hombre que según cuenta conoció al cura hidalgo de cerca hasta contarle la conspiración.

El relato de José Sotelo está en el libro Apuntes Históricos de la Ciudad de Dolores Hidalgo (Pedro González, ediciones La Rana).  El cura Hidalgo y Costilla oficiaba misa, diariamente, en El Llanito, después pasaba visita a la sedería y la alfarería, se acopaba de sus feligreses y contaba con lo voluntad de los dolorenses.

“Tenía por costumbre el Sr. Cura dar Misa en el Llanito diariamente y al volver visitaba sus dos oficinas, primero la sedería y luego la alfarería que era donde por lo regular se detenia mas tiempo, tanto en ver sus operaciones como en estudiar; para lo cual tenia destinado un sitio ó lugar en el costado de la alfarería hácia al poniente, en cuyo punto tenia una silla y allí colocado leia silenciosamente y nadie se atrevía á interrumpirlo” relata Pedro José Sotelo sobre parte de la vida del cura Hidalgo antes del grito de Dolores.

Pedro José Sotelo narró cómo el iniciador de la independencia, llamó uno a uno a sus hombres de confianza y ahí daba sus razones para separarse de la Nueva España:  “hombre, si yo te comunicara un negocio muy importante y al mismo tiempo de mucho secreto ¿me descubrirías? y yo le contesté: no señor. Pues bien, dijo, guarda el secreto y oye: No conviene que siendo mexicanos dueños de un país tan hermoso y rico continuemos por más tiempo bajo el gobierno de los Gachupines: éstos nos estorcionan, nos tienen bajo un yugo que ya no es posible soportar su peso por más tiempo; nos tratan como si fuéramos sus esclavos; no somos dueños de hablar aún con libertad; no disfrutamos de los frutos de nuestro suelo, porque ellos son los dueños de todo; pagamos tributo por vivir en lo que es de nosotros y porque ustedes los casados vivan con sus esposas; por último: estamos bajo la más tiránica opresión. ¿No te parece que esto es una injusticia?...”.

En 1778, fue ordenado sacerdote y en 1803 se hizo cargo de la parroquia de Dolores, Guanajuato/Retrato de Miguel Hidalgo y Costilla, obra de Antonio Fábres.

El cura novohispano ya ideaba la independencia en sus reflexiones y lecturas de todos los días, en sus observaciones del acontecer en el Pueblo de Dolores, en sus paseos por el campo, mirando hacia las llanuras de un dulce pueblo con la sierra de camino a Guanajuato en el horizonte, en las fiestas y tertulias que organizaba en donde se daban las juntas, y, finalmente, la conspiración, ahí, en un pequeño poblado, nació la Independencia de México.