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San Valentín: Confesiones de una recamarera en un motel de León

“Cada semana vienen los mismos”, dice la recamarera. Ella ha visto de todo, desde objetos extraños, hasta hombres que llegan solos al motel

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Escrito en GUANAJUATO el

León-. Norma ha visto las cosas más extrañas en el motel donde trabaja: objetos impensables, personas “raras”, locuras que no pasan desapercibidas en una noche y hasta gente que se va sin pagar y se brinca por la ventana del establecimiento.

A unos días de celebrar San Valentín y entre el ir y venir de parejas, la recamarera se da un tiempo para contar las anécdotas que le sacaron una carcajada o un susto.

Ella trabaja en un motel desde hace cuatro años, y asegura que ya no le cuentan nada, que ya ha visto de todo.

 

(Foto: La Silla Rota)

VA SU ESPOSA POR ÉL

Una de las anécdotas que más recuerda, fue cuando una esposa desesperadamente llegó a buscar a su pareja al motel, asegurando que ahí estaba porque lo había localizado por su ubicación en GPS. Él nunca salió.

 

“Lo que más recuerdo es una señora que vino a buscar a su marido aquí, llegó preguntando, decía que el GPS le decía que aquí estaba, mostró la foto de su esposo y sí si era, pero nosotros no podemos decir nada”.

La recamarera terminó su turno y ya no vio el desenlace de esa aventura, explica que en el motel no piden los datos de los clientes, así que no identifican por nombre a cada una de las personas que entran, con este término de privacidad la mujer se quedó esperando a que su esposo saliera, y viendo su camioneta estacionada en el lugar.

Cuando ocurren estos hechos los trabajadores tratan de calmar a las personas, para evitar escándalos.

(Foto: La Silla Rota)

IR SOLO AL MOTEL

Una de las cosas más extrañas ha sido ver a entrar a hombres solos. Llegan, piden la habitación, pagan y algunos dicen que en un rato más llegará la pareja, pero nunca llega.


“La mayoría son hombres, lo que a veces pasa es que a veces dejan la puerta entre abierta y uno piensa que está sola y están ellos, y están haciendo cosas solos”.

Estos casos solo se han identificado en hombres solamente, de cualquier edad.

LOS QUE VAN CADA SEMANA

El hombre al que fueron a buscar era un “cliente frecuente”, cuenta la trabajadora. Pues es común ver cada semana entrar a las mismas personas, aunque no los registran por nombre, su rostro se queda grabado en su mente.

“A veces si los identificamos porque los fines de semana casi siempre es la misma clientela, ya ubicamos a los que vienen más seguido”.

(Foto: Archivo)

EL QUE SE AVIENTA POR LA VENTANA PARA NO PAGAR

En una ocasión un cliente estaba postergando su estancia, llamaba la recepción y pedía más horas, pero al momento de cumplir la hora establecida y le avisaron que debía salirse, prefirió escapar por la ventana del segundo piso, que está en la parte lateral. Los tres metros de altura no significaron temor.

“Uno se salió por una ventana, esa ventana da para allá afuera y él estaba renovando porque pagaba por hora, ya al último yo creo que no tenía dinero y se brincó por la ventana. Brincó y se fue sin pagar, venía solo”.

Así como él, hay clientes que se van sin pagar y por la entrada principal.

“Otros se salen, dicen que ahorita vuelven y ya no regresan. A veces te dejan la llave y dicen: es que todavía tengo cosas allá adentro. Y ya no tienen nada”.

HASTA PEPINOS Y ZANAHORIAS SE ENCUENTRAN

Norma se quedó asombrada al abrir una habitación y encontrarse con pepinos y zanahorias en la cama, dice que ven “de todo”.

“Unos dejan comida, refresco tirado, los papeles en el suelo, la cama toda destendida, si la tienen que destender pero a veces la dejan mojada, sangre, condones y hasta verduras… pepinos, zanahorias”.

Muchos huéspedes son “sucios” y dejan alimentos y bebidas destapadas, también hay quienes son más higiénicos.

“Pues hay de todo, hay algunos que te dejan la habitación bien fea y unos que parece que no hicieron nada”.

(Foto: La Silla Rota)

SE ROBAN HASTA EL VENTILADOR

Además de robarse sábanas y focos, los huéspedes se han llevado incluso el ventilador desarmado. Así fue el caso de un hombre, no supieron en que momento fue ni cómo.


“Una vez se llevaron un ventilador (…) es lo malo que no supimos ni como lo sacaron, lo desarmaron por piezas, entramos y ya no estaba. Lo que más se llevan son las lámparas, los focos”.

INUNDAN LA HABITACIÓN

“No sé cómo se bañarán”, dice la empleada para referirse a las parejas que dejan las habitaciones inundadas. Los cuartos son pequeños y sencillos,  no tienen jacuzzi, pero de una u otra forma los clientes quieren divertirse creando su propia alberca.

“A veces hasta las dejan inundadas, no sé cómo se bañarán, como hay unas habitaciones muy pequeñas las llenan de agua, es que antes aquí eran vapores pero ya rentamos pura sencilla”.

LA POLICÍA VA POR LOS QUE NO QUIEREN PAGAR

En los cuatro años de trabajo a Norma le ha tocado ver a parejas que no se quieren salir del cuarto. Se resisten y prolongan las horas de servicio, es ahí cuando interviene la Policía Municipal.

“La Policía a veces viene pero cuando les marcamos porque ciertos huéspedes se les vence el tiempo y no quieren salir, nos dicen que todavía les queda tiempo…”.

“Se les marca diez minutos antes de su vencimiento, de hecho al entrar se les informan las horas, pero muchos dicen: es que no nos dijiste. Y a la hora de cobrar el extra dicen que no traen dinero”.

Incluso las recamareras han tenido que entrar a las habitaciones y algunos huéspedes están dormidos.  

(Foto: La Silla Rota)

LAS SALIDAS SECRETAS

Uno de los trucos para evitar salir por la puerta principal en pleno bulevar, los huéspedes piden salir por el estacionamiento, detalla la recamarera.

“Muchos salen por el estacionamiento en lugar de la puerta, prefieren salir por atrás”.

Norma lleva ya cuatro años trabajando en el motel, y un año atrás trabajó en otro, pero con una zona “escondida” donde no le tocó vivir las experiencias que ahora, por el poco movimiento que había.

Entre sábanas y puertas, a Norma le gusta su trabajo, y sabe que este 14 de febrero significan una temporada demandante.

“Si me gusta mi trabajo y he estado agusto aquí, me divierto, conozco mucha gente, entras a las habitaciones y ves cada cosa”.

En León hay 160 establecimientos de hospedaje: entre moteles, hoteles, casas de huéspedes y hostales. Del total, solo 60 están afiliados a la Asociación de Hoteles y Moteles que preside Juan Pablo  Rocha.