León.- Descubrir las inclinaciones morales e ideológicas es algo que viene con el paso de la juventud a la adultez y, aunque lo normal suele ser cambios en las creencias religiosas o sistemas de gobierno y partidos políticos, algunos agregan a esta lista de preferencias la masonería. En León, un joven masón relata, cómo es unirse a una logia a los 20 años.
Carlos ya tiene 27 años pero sus inicios en la masonería de manera “extraoficial” se llevaron a cabo desde su infancia, pues su papá era miembro de una logia. Ya cuando cumplió los 18 años de edad, fue invitado de manera formal unirse a un templo masón.
La realidad, es que él no tenía ningún estigma ni prejuicio ante esta práctica, pero sí otros intereses y prioridades. Carlos decidió rechazar la oferta de su papá considerando sus compromisos escolares, pero más adelante esto cambiaría.
“Estaba más joven, más chavo(...). Él me invitaba a los 18 años y pues, yo no había querido aceptar su invitación por distintas situaciones y ya fue hasta los 24 cuando pude”, recuerda.
Ser masón no es hereditario, una persona debe reunir ciertas características para ingresar, pero en el caso de Carlos más de uno en su familia pertenece a la logia. Su tío y su hermano también son masones, por lo que ser miembro de este grupo no parecía algo descabellado para el joven.
Su hermano, es uno de los más jóvenes dentro de la masonería, tiene 20 y ya se inició esta práctica, pero ellos no son los únicos menores de 30. En León hay cerca de 15 logias y muchas de ellas tienen integrantes jóvenes.
El símbolo masón es un triángulo formado por una escuadra y un compás.
“Actualmente hay más jóvenes que antes, porque yo cuando entré, yo tampoco conocía a muchos jóvenes, pero a medida que fui visitando otras logias pude conocer a más gente joven que también está ahí”, señala el joven masón.
La masonería, que antes se manejaba con mucha discreción es ahora más visible para muchos. Algunos templos donde practican sus ritos incluso tienen afuera el símbolo de los masones, una escuadra y un compás; otras logias incluso tienen páginas de Facebook; y miembros como Carlos manejan su auto con una estampa del ícono de la masonería.
Esta apertura al mundo, ha sido uno de los factores esenciales para que los jóvenes se unan a esta misteriosa práctica.
Los masones piden libertad de culto y que los estigmas se eliminen.
“Ahora están ingresando más jóvenes que antes, yo creo que es por todo lo que se ha hablado de la masonería actualmente, como que ya no está tan estigmatizada, ya se habla más libremente de eso y eso a los jóvenes de interesa”, considera.
En su opinión personal, en cuanto a los aspectos que generaron un interés en Carlos por esta práctica, comenta que tiene que ver con su padre y la curiosidad.
En Irapuato, entre las calles comunes de una colonia ordinaria y sencilla, la Gran Logia del Estado de Guanajuato se reúne de manera frecuente para sesionar.
“Yo quise entrar a la masonería, primero porque fue la invitación de mi papá, entonces fue algo muy agradable para mí que él me invitara a algún lugar así; en segundo lugar, fue la intriga de saber qué es lo que se trabaja en una logia, qué se aprende”, comenta.
A sus 27 años, Carlos ya es Maestro Masón, este es el tercer grado del Rito Escoses Antiguo y Aceptado. Este rito es uno de los más practicados dentro de la masonería en Guanajuato, el grado más algo es el 33.
PR