No ha significado nada, pero nada, absolutamente nada a los partidos políticos de oposición, estos cinco años de gobierno de López Obrador, su partido MORENA y la autollamada 4T. Con un valemadrismo asombroso, sin importar la experiencia pasada del 2018 donde millones y millones de mexicanos, 30 millones, 113 mil 483 sufragios, votaron a favor de MORENA.
Los mexicanos hartos, cansados, lastimados y desilusionados del PAN, PRI, y PRD, votaron a favor de una nueva opción política liderada por AMLO y su partido. Parece, que ese resultado de hace seis años ha quedado en el olvido de las dirigencias de oposición. Hay que recordarles sus números: PAN con Ricardo Anaya, logró 12 millones 610 mil 120 votos, que representaron el 22.27% y el PRI con su candidato José Antonio Meade, obtuvo 9 millones 289 mil 853 votos, que representaron el 16.40%.
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En síntesis, MORENA con AMLO 53.19%, PAN con Anaya 22.27% y PRI con Meade 16.40%. Seguramente la nefasta oposición política de esté país, apuesta a que, cómo en las intermedias del 2021, el partido en el gobierno obtuvo 17 millones 180 mil, lo que significó un 35.8% después de un desastroso gobierno de AMLO y su partido, el voto para MORENA, su pobre y gris candidata, para el 2024 seguirá cayendo.
Y como el pueblo mexicano no tiene memoria, eso creen y sigue pensando la oposición, que primero están sus privilegios y al último el pueblo, que no hace ni dice nada, avalando con su silencio las decisiones cupulares de los partidos de oposición, se atascan de más y más privilegios para su clase política, nombrando candidatos y candidatas a diputados federales, diputados locales, presidencias municipales y senadores de la república, a los de siempre.
Más de lo mismo. Las mismas mujeres y hombres que solo cambian de distritos electorales o de diputados locales a federales o viceversa. De gobernadores a senadores, de senadores a diputados, de diputados a alcaldes y sin rubor alguno, repiten nefastos representantes reprobados por sus gobernados, porque primero están sus intereses y privilegios.
El PAN, PRI y PRD quienes se llenaron la boca durante meses, señalando que era la hora de la sociedad civil y de candidatos emanados del pueblo, para que fueran quienes representaran a la sociedad, sucumbieron a sus mezquinos intereses, nombrándose ellos mismos a puestos de elección popular y claro está, a sus cercanos e incondicionales, hasta familiares.
Ahí va una muestra. Candidatos plurinominales (no hacen campaña) del PAN rumbo al 2024. A la Cámara de Diputados, Jorge Romero Herrera, actualmente Coordinador del grupo parlamentario del PAN, Kenia López Rabadán, actualmente Senadora, Francisco García Cabeza de Vaca, exgobernador de Tamaulipas. Al Senado de la República, Ricardo Anaya y Marko Cortés, entre otros distinguidos nombres de panistas, que saltan de un lugar a otro cada tres años.
En la lista del PRI al Senado, la encabeza Alejandro Moreno, Presidente Nacional, Manlio Fabio Beltrones, exgobernador de Sonora y ex de “todo” y la Secretaria General del partido, Carolina Viggiano. A candidaturas plurinominales a Diputados Federales, Aurelio Nuño, exsecretario de Educación Pública en el sexenio de Peña Nieto, Silvana Beltrones -hija de Manlio- y actual senadora, Rubén Moreira, exgobernador de Coahuila y actual líder de la bancada del tricolor.
En el PRD, al Senado de la república el Presidente Nacional, Jesús Zambrano y la Secretaria General del partido, Ariadna Dìaz.
Una vez más la sociedad civil, ha sido relegada por los partidos políticos de oposición, creyendo y vendiendo el nauseabundo discurso que cómo la candidata presidencial viene de la sociedad civil, con eso cumplen su cuota al pueblo, por ende, se surten con la cuchara grande y sopera, poniendo a los vividores de siempre de candidatas y candidatos.
Hoy la realidad social es clara, la exclusión de la sociedad civil en los procesos internos de los partidos, como siempre. Imponiendo a la clase política tradicional y corrupta, castrando a millones de hombres y mujeres de la oportunidad de crear una nueva élite política, que en verdad represente los nuevos tiempos de Mèxico.
¿No cree usted?
Dr. Carlos Dìaz Abrego