El día de ayer 15 de septiembre, celebramos la independencia de México. Pero también, la ONU celebra en todo el mundo, el día Internacional de la Democracia. Fecha que ha pasado prácticamente inadvertida por millones de seres humanos a lo largo de la historia, sobre todo para los mexicanos que nos adentramos por razones obvias, a celebrar nuestra independencia y a resaltar más que nunca nuestros valores y cultura, orgullo de la mexicanidad.
Hablar de la democracia hoy en día, significa una serie de desafíos para millones de personas que creen fielmente en la democracia como una forma de vida y de gobierno, pero también, hoy en día la democracia es seriamente cuestionada por muchos y no se diga por los mexicanos, que han sido seriamente violentados en sus derechos humanos y políticos, por un gobierno emanado de un proceso democrático que ha encausado y lucrado con los derechos sociales de los más pobres, en demerito de la clase media.
El deterioro y declive de la democracia hoy en día en el mundo, ni que decir en la región de América Latina y por supuesto en México, adquieren un serio cuestionamiento por parte de la sociedad civil, que ve cómo se manipula y se transforma en totalitarismo la manera de ejercer el poder por parte de su gobierno, al doblar y simular valores y conceptos democráticos electorales, en una democracia social llena de autoritarismo y populismo para encarnar sentimientos personales generalmente cargados de amargura y encono, a favor de políticas asistenciales.
Hiperpersonalisar el poder convirtiéndolo en un autócrata, ejerciendo por sí solo la autoridad suprema del Estado, creyéndose capaz de estar por encima de las propias instituciones y suprimiendo la capacidad constitucional de los otros dos poderes, ante la mirada indiferente de la clase política incapaz de reaccionar y contener al tirano, hacen más patente la importancia que tiene vivir en una sociedad democrática, que transita al autoritarismo a pasos agigantados sin que nadie haga nada.
Por ello vemos con alarmante preocupación y tristeza, que la cultura política en México está en niveles ínfimos y que la indiferencia social respecto a vivir en una democracia o en un gobierno autoritario es cada vez mayor. Por eso para muchas mujeres y hombres, mientras los resultados de gobierno vengan de la mano de tiranos o de demócratas, les da lo mismo, siempre y cuando haya resultados vengan como vengan. Todos estos fenómenos los tiene claro López Obrador y su partido en el poder, centralizando el poder y la toma de decisiones en su persona.
Los desafíos de la democracia en estos momentos están más cuestionados que nunca, al ver como el ejercicio del poder se pervierte para fines personales y de grupo, manipulando a los niños y jóvenes al ver como la democracia se deprecia y se pervierte por unos cuantos pesos, viviendo una recesión democrática que convierte esto que ahora se entiende como democracia, donde las formas no importan, tan solo los fines donde todo se compra y tiene un precio.
Por lo que encontramos una enorme desafección democrática por parte de los jóvenes, quienes no han conocido nada más diferente que los patrones de violencia e inseguridad nunca visto, que no son comparables para millones de adolescentes que han nacido, crecido y desarrollado con lo que hoy parecería normal para ellos, pero que, para sus padres y abuelos no lo es. De la misma manera, sucede con los partidos políticos y sus nomenclaturas que son las mismas caras de siempre, incapaces de renovarse.
La democracia y el totalitarismo representa lo mismo para los jóvenes, con una mayor indiferencia y apatía por los procesos electorales, derivado de la tremenda crisis que representa el valor de la democracia en la actualidad, con la diferencia de que la juventud pobre es la que marca la divergencia para el partido en el poder y sus aliados, sabedores que a ellos los compran sin escatimar ningún recurso ni valor democrático.
La pobreza sigue siendo la gran asignatura pendiente de la democracia, que únicamente ha servido para manipular y utilizar a los más pobres, en beneficio del populismo y ahora también, de toda la clase política gobernarte. No haya diferencia entre unos y otros, tan es así, que todos los partidos políticos hoy se copian las formas de cooptación de la población más necesitada.
¿No cree usted?
Dr. Carlos Díaz Abrego