OPINIÓN

Miserias humanas y políticas

No dejamos de sorprendernos cada semana con escenas tan lamentables de hechos violentos, llenos de cobardía y alevosía de seres humanos que humillan, hieren y matan a mexicanos, porque les parece fácil hacer lo que les plazca

Escrito en GUANAJUATO el

No dejamos de sorprendernos cada semana con escenas tan lamentables de hechos violentos, llenos de cobardía y alevosía de seres humanos que humillan, hieren y matan a mexicanos, porque les parece fácil hacer lo que les plazca. La semana pasada todo el país veía con indignación las grotescas imágenes de un hombre corpulento y lleno de ira golpeando a placer a un joven adolescente en un restaurante de comida rápida en San Luis Potosí.  

En tan sólo unos días, México entero se volvía a estremecer con otras imágenes, aún más violentas e inhumanas, de un hombre que ataca por la espalda a una mujer indefensa, que salía de su casa rumbo al trabajo, con el propósito de cumplir con un día más su jornada, pero, además, seguramente para festejar su cumpleaños que era ese mismo día que encontró la muerte. Ahora fue en nuestro estado, en Guanajuato y en León, donde aún algunos políticos y autoridades se atreven a decir, que se cuenta con una de las mejores policías del país. 

Al fin y al cabo, como dice el anuncio publicitario del actual gobierno municipal, que pasa una y otra y otra vez en la radio “Somos grandes, somos fuertes, somos León”. Y previo a este brutal asesinato de Milagros, hace una semana, justamente el sábado pasado, en el corazón de la zona dorada del municipio más importante de la entidad, en León, otro delito se consumaba a plena luz del día en la Plaza Mayor. Un atraco a la tienda de computadoras MAC, con todo y guardias privados y cámaras de seguridad a lo largo y ancho del centro comercial. 

Y como siempre, las autoridades municipales de seguridad pública, sólo en modo testimonial, acuden a resguardar el lugar de los hechos y a montar sus ridículos operativos en las entadas y salidas de la ciudad, para lograr lo de siempre, nunca dar con los responsables. El asalto a la tienda en Plaza Mayor pasó algo inadvertido por ser fin de semana y además, ya lo sabe, no hay que publicitar mucho el hecho, ya que causaría una baja en el consumo y visitas al exclusivo lugar.

Mientras tanto, las máximas autoridades y responsables del municipio, en actos de precampaña, aunque ahora ya no se llaman así, cada quien los denomina del modo que mejor les interesa, buscando lo de siempre, el puesto que sigue y la posición política de acuerdo con sus miserables intereses personales del personaje en turno. Como se hacía en tiempos memorables del PRI y como se critica y reprocha a los actuales políticos de MORENA, el PAN hace exactamente lo mismo. Pero nos dicen que son diferentes.

Esas miserias humanas que vemos día a día, semana con semana en todos los noticieros del país, en todas las plataformas en redes sociales, mostrando el deterioro social y humano de actos cargados de más y más violencia, donde la pérdida de los valores morales de nuestra sociedad va en aumento sin que nada ni nadie haga nada. Es una vergüenza la miseria humana y corrupción que desde el poder se ha filtrado a toda la sociedad. Da lo mismo quién gobierne, da lo mismo qué partido está en el poder en el municipio, en el estado o en el país. Son tan malos unos como otros. También da lo mismo, si en el poder están hombres o mujeres, ya que sus actos y formas de hacer política no los distinguen a unos de otros. 

Más que una crisis de gobierno, más que el deterioro de la actual clase política y del sistema de partidos en México, que hoy más que nunca tiene que ser remplazada en todo el país, vivimos una crisis de modelo de vida. Sin embargo, sorprende el conformismo con el que parte de la sociedad lo contempla, como si se tratara de una película de terror, donde tarde o temprano acabará. Espectadores, víctimas y autoridades, parecemos esperar que nos salven aquellos mismos que nos han llevado hasta aquí. 

Es necesario que recuperemos los valores democráticos y morales que han sido sustituidos por la miseria humana de todos aquellos hombres y mujeres que ejecutan actos de horror al amparo de la impunidad, como de aquellos políticos miserables que solo piensan en sus futuras carreras políticas, sabedores que todo tiene un precio, donde todo se compra y todo se vende. Es un derecho y una obligación de todos, restaurar la memoria de aquellos tiempos donde vivimos y crecimos en paz y armonía social. 

¿No cree usted?

Dr. Carlos Díaz Abrego